Gabriel Galarza, Presidente del Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior ( CACES), destaca que “ la autoevaluación es la base fundamental para construir una cultura de calidad educativa y que las universidades no estén solo a la espera de que venga un organismo externo para evaluarlas sino que de por sí sepan que debe haber buenas universidades para la transformación nacional.”
En declaraciones a un medio de comunicación público, la máxima autoridad del CACES explica que en diciembre del 2019 concluyó el proceso de evaluación de 55 universidades y escuelas politécnicas del país, así como las 22 extensiones, pero que los resultados estarán disponibles en marzo y no en enero, porque los comités evaluadores requieren más tiempo para procesar la información.
Informa que dentro del proceso participaron 107 pares evaluadores nacionales y 61 extranjeros, quienes recibieron la información de las instituciones de educación superior a las cuales visitarían y el contexto en el cual estas actúan.
Galarza destaca que las universidades han cambiado positivamente en aspectos como infraestructura, pero sobre todo en preparación de docentes, a quienes están enviando al extranjero a formarse en maestrías o PhD y lo están haciendo con recursos de las instituciones de educación superior.
ELIMINACIÓN DE LAS CATEGORÍAS
Esta evaluación externa que ha realizado el CACES con fines de acreditación, eliminará las categorías de las universidades ecuatorianas. A partir de finales de marzo solo existirán universidades acreditadas y no acreditadas.
Las universidades y escuelas politécnicas que no sean acreditadas deberán ser nuevamente evaluadas luego de tres años, mientras tanto pueden seguir funcionando. El reglamento dice que tienen que hacer un plan de mejoramiento, que será muy cercanamente monitoreado por el CACES, para que superen las debilidades encontradas.
Al respecto, el doctor Gabriel Galarza subraya que “ en el considerando de la Reforma a la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) se habla de que la existencia de categorías afectaba a la vida de las universidades que no eran categoría A, a sus estudiantes y docentes, quienes se sentían minimizados y eso además se traducía en el presupuesto. Y los recursos económicos son fundamentales para mejorar.”
UN EFECTO UN TANTO PERVERSO
Silvia Vega, Consejera del Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior y Presidenta de la Comisión de Universidades y Escuelas Politécnicas, indicó esta semana, que, “en los informes técnicos para respaldar la reforma a la LOES, que eliminaba la categorización, se dijo que como resultado hubo un efecto un tanto perverso. Por ejemplo la exclusión laboral de los estudiantes egresados de las universidades que no eran de categoría A.”
Agregó que “con categorías, la excelencia no se convierte en un objetivo del conjunto del sistema sino una competencia de unos pocos para ser excelentes a costa de que los otros queden rezagados”.
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