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Laura Cabanes, jefa de Neumología Infantil en el Hospital Universitario Infanta Elena: “La epidemia de bronquiolitis ha sorprendido a los niños con su sistema inmunitario desentrenado tras la covid”

Las UCI pediátricas están saturadas con casos de esta enfermedad que afecta a bebés y niños pequeños y que está ocasionada por el virus respiratorio sincitial. La experta en neumología infantil Laura Cabanes pide planes de contingencia para contrarrestar los retrasos en la asistencia en una sanidad pública ya muy tensionada.

Laura Cabanes, jefa de Neumología Infantil del Hospital Universitario Infanta Elena en la planta de hospitalización de pediatría y obstetricia. / Foto cedida por la entrevistada

La bronquiolitis es una enfermedad que ataca a niños menores de dos años y está provocada fundamentalmente por el virus respiratorio sincitial (VRS). Este virus, junto a los causantes de otras enfermedades respiratorias, como la gripe, se mantuvieron a raya durante las restricciones de la covid, pero en estos meses los casos se han disparado. Todo ello, ha producido una saturación de las urgencias pediátricas en España, con un aumento de hasta un 40 % respecto a los casos de 2019, antes de la pandemia, según datos de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (SEUP).

La doctora Laura Cabanes, experta en neumología pediátrica, atiende a SINC por teléfono entre guardias y consultas en el madrileño Hospital Universitario Infanta Elena. Comenta que este año los primeros casos de bronquiolitis aguda por VRS se empezaron a atender en junio y julio. “nuestra principal inquietud es no saber cuándo se va a alcanzar el pico máximo de la epidemia, cuánto va a durar, ni si la gravedad será mayor que en otras temporadas, subraya.

¿Nos puedes explicar brevemente qué es la bronquiolitis?

Se define como el primer episodio de dificultad respiratoria por obstrucción e inflamación bronquial en un lactante o niño menor de dos años, va precedido normalmente de síntomas catarrales. El virus respiratorio sincitial [VRS] es un viejo conocido de pediatras y bebés desde hace décadas y es el causante de la mayor proporción de casos de bronquiolitis aguda. Hay que tener en cuenta que aproximadamente uno de cada cinco niños va a tener bronquiolitis aguda por VRS en su primer año de vida. También es el causante de las formas de mayor gravedad. La bronquiolitis, por tanto, es la principal causa de hospitalización por enfermedad en pediatría, sobre todo, en los menores de un año.

La existencia, además, de factores de riesgo como prematuridad, enfermedades cardíacas e inmunodeficiencias se asocia con formas más graves. Sin embargo, la mortalidad por bronquiolitis en niños previamente sanos es prácticamente nula en nuestro entorno, aunque esto no es así en países en vías de desarrollo, donde el acceso a una UCI pediátrica no es fácil.

Este año los primeros casos de bronquiolitis aguda por VRS se empezaron a atender en junio y julio. La principal inquietud es no saber cuándo se va a alcanzar el pico máximo de la epidemia, ni si la gravedad será mayor que en otras temporadas o cuántos meses confluirá esta epidemia con la gripe y la covid

¿Puede dejar secuelas?

Del total de pacientes pediátricos que ingresan por VRS, solo entre un 2 % y un 6 % necesitará ingreso en UCI. Pero, aproximadamente, un tercio de los pacientes con bronquiolitis aguda pueden presentar en los siguientes meses o años cuadros similares de bronquitis y sibilancias e incluso un subgrupo de estos pacientes desarrollarán asma en un futuro.

¿A qué se debe el aumento de casos este año? ¿Crees que tiene alguna relación con la relajación de las medidas de protección contra la covid?

Hasta la pandemia por covid-19, la bronquiolitis aguda era una enfermedad que cursaba en brotes epidémicos que, en el hemisferio norte, eran más frecuentes de noviembre a febrero, aunque con casos aislados todo el año. Sin embargo, este 2022 los primeros casos de bronquiolitis aguda por VRS se empezaron a atender en junio y julio. Así que nuestra principal inquietud, como alertaba este mismo mes la SEUP, es no saber cuándo se va a alcanzar el pico máximo de la epidemia, ni si la gravedad será mayor que en otras temporadas o ni siquiera cuántos meses confluirá esta epidemia con la gripe —que también se adelantado— y la covid-19.

Hay varias razones que pueden explicar esta situación, como apuntaba la SEUP. Por un lado, la retirada de las medidas de protección, mascarillas y distancia social y por otro la menor circulación de otros virus distintos al covid en los últimos dos años y la ausencia de inmunidad en los niños de menor edad a los que ha sorprendido esta confluencia de virus con su sistema inmunitario desentrenado.

¿Cuál es vuestra preocupación fundamental?

Nos preocupa el hecho de que muchos servicios de urgencias pediátricas estén atendiendo hasta un 40 % más de pacientes que antes de la pandemia. No disponemos de planes de contingencia para paliar los retrasos en la asistencia. Y, por tanto, si la gravedad de los casos fuera mayor, existe el riesgo de saturación de las plantas de hospitalización de pediatría y sobre todo de las UCI pediátricas, que cuentan con recursos mucho más limitados que las de adultos. Además, hay pocos hospitales con UCI pediátricas y están sobre todo en las grandes ciudades.

Nos preocupa que muchos servicios de UCI pediátricas estén atendiendo hasta un 40 % más de pacientes debido a la bronquiolitis y otras enfermedades respiratorias que antes de la pandemia de la covid. No disponemos de planes de contingencia para paliar los retrasos en la asistencia

Laura Cabanes en el despacho de control de planta de pediatría y obstetricia. / Foto cedida por la entrevistada

¿Cuál es vuestra preocupación fundamental?

¿Existe desabastecimiento de medicamentos pediátricos contra la bronquiolitis?

La bronquiolitis aguda leve que se trata en domicilio no requiere apenas de medicamentos, salvo suero salino para los lavados nasales y antitérmicos como paracetamol. Sin embargo, lo que nos hemos encontrado en las últimas semanas es con un problema añadido de desabastecimiento en las farmacias extrahospitalarias de una penicilina tan común y ampliamente usada como es la amoxicilina en suspensión o en jarabe, usada para algunas complicaciones de la bronquiolitis aguda, como neumonías o infecciones asociadas como la otitis media. Aun así, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios [EMS] ha publicado y nos ha mantenido informados sobre posibles alternativas como la utilización de sobres o comprimidos que se puedan fraccionar para garantizar el tratamiento de todos los pacientes.

¿Cómo estás viviendo esta situación como pediatra?

Por todo lo que he comentado, y sin olvidar la situación de saturación general de la atención primaria, que en zonas como Madrid está viviendo una etapa crítica por la falta de recursos humanos, hace que lo vivamos —tanto desde hospitales pequeños o medianos como el mío, e incluso desde los grandes— con gran preocupación e incertidumbre. Preocupación por el retraso en la atención a los pacientes, por los problemas para disponer de camas libres para ingresar en planta y por la posibilidad no tan lejana de saturación de las UCI pediátricas. También por la desmotivación y el cansancio palpable de muchos de los profesionales sanitarios e incertidumbre sobre si las administraciones sanitarias podrán dar soluciones a todos estos problemas.

La Comisión Europea acaba de aprobar el anticuerpo monoclonal nirsevimab, que ha demostrado eficacia y seguridad frente al VRS para toda la población de recién nacidos y lactantes que podría suponer el primer paso para una inmunización universal contra este virus

¿Qué mejoras crees que deberían introducirse para que la situación no se repitiera?

Creo que en la comunidad pediátrica estamos claramente de acuerdo en que son necesarios planes de contingencia, que incluyan medidas tanto estructurales como de recursos humanos con refuerzo de personal sanitario a todos los niveles: auxiliares enfermeras y pediatras. Además, solicitamos la creación de un observatorio en tiempo real frente al virus respiratorio sincitial que permita predecir su evolución teniendo en cuenta, además que la OMS ya recomienda monitorizar en tiempo real la cocirculación de virus como gripe VRS y covid con sistemas de vigilancia centinela.

¿Existe algún tratamiento novedoso frente a esta enfermedad?

Sí, ternemos una buena noticia científica y es que la Comisión Europea acaba de aprobar un anticuerpo monoclonal, llamado nirsevimab, que ha demostrado eficacia y seguridad en la prevención de enfermedad e ingreso por VRS para toda la población de recién nacidos y lactantes sanos o con enfermedades previas que podría suponer el primer paso para una inmunización universal contra este virus.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons

«Los sueños se hacen realidad, aquí hay dos ejemplos»

Pablo Álvarez y Sara García son los nuevos astronautas españoles en la Agencia Espacial Europea (ESA). Con emoción, nos cuentan las particularidades del proceso de selección, al que se han presentado más de 22.000 candidatos, y las oportunidades que ofrece el espacio para hacer ciencia y mejorar la sociedad. 

Pablo Álvarez y Sara García, la nueva generación de astronautas españoles de la ESA, en el Ministerio de Ciencia e Innovación. / Alejandro Muñoz

El 23 de noviembre de 2022, las vidas de Pablo Álvarez y Sara García cambiaron para siempre. El ingeniero de Airbus y la investigadora en cáncer del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) fueron presentados en París como dos de los 17 nuevos astronautas de la Agencia Espacial Europea (ESA). El único español seleccionado para el cuerpo europeo de astronautas hasta ahora era Pedro Duque, hace ya 30 años. Desde entonces, solo ha habido otras dos convocatorias, una en 1998 y otra en 2008.

Para ser astronauta no se puede estudiar una carrera específica. El duro proceso de selección estaba tradicionalmente orientado a pilotos e ingenieros. Sin embargo, en esta última convocatoria, la ESA ha abierto el proceso a otras disciplinas y, por primera vez, ha incluido a un astronauta con discapacidad.

Pablo y Sara, los nuevos astronautas españoles, son de León, pero no se conocían. Se llevan 17 días, aunque no nacieron en el mismo año: en 1988 y 1989, respectivamente. Entre ellos hay cariño y camaradería. Son los elegidos en un proceso de más de 22.000 aspirantes.

¿Cómo os interesasteis por ser astronautas?

Pablo Álvarez – Es un sueño que todos los niños tienen alguna vez, pero luego sigues tu camino, tu formación para hacerte ingeniero o científica y realmente no te lo planteas como una opción real, ni siquiera en el momento en el que echas el currículum para esto. En el momento en el que ves la oferta dices bueno, vamos a echar el resto aquí, que este tren pasa una vez.

Sara García – Sí, mi caso ha sido muy similar. De pequeña fantaseé con ello, pero nunca me lo planteé en serio. A raíz de ver la oferta y de analizarla desde una perspectiva adulta y madura dices, bueno, el trabajo me interesa y tengo un perfil que se adapta bastante bien a lo que ellos están buscando. Vamos a intentarlo, las posibilidades son muy bajas, pero el camino puede ser interesante.

¿Cómo os enterasteis de que habíais sido seleccionados?

P. Á. – Con una llamada del director general de la de la Agencia Espacial Europea [Josef Aschbacher], que nos invitó a París.

Nos enteramos de que habíamos sido seleccionados por una llamada del director general de la ESA, que nos invitó a París, y nos lo contamos entre nosotros, porque habíamos hecho un pequeño pacto interno de que lo haríamos si alguno llegaba al final

Pablo Álvarez y Sara García (ESA)
¿Y cómo reaccionas ante algo así? ¿A quién se lo cuentas primero?

S. G. – Nos lo contamos entre nosotros. Hicimos un pequeño pacto interno, entre los dos, de que nos lo contaríamos, para que, si uno de los dos no recibía la llamada, no tuviese esa agonía de saber si habíamos llegado hasta el final o no.

¿Ya os conocíais del proceso de selección? ¿Había más españoles?

S. G. – Sí. Nos presentamos unos 1.300-1.500 españoles, de los cuales pasamos el primer screening unos 80 y fuimos invitados a la primera fase en Hamburgo (Alemania). Entre ellos, hay gente con unos perfilazos increíbles y creamos un grupo de WhatsApp que sigue muy activo. De hecho, aunque fueron pasando las fases y quedaba menos gente seleccionada, está más activo que nunca y han surgido colaboraciones interesantes que a lo mejor se profesionalizan.

¿Qué pasará con vuestros trabajos?

P. Á. – Yo el mío [en Airbus] lo voy a dejar antes de empezar el entrenamiento, el 1 de abril. Tras el anuncio, fui al trabajo y ha sido una locura, pero bueno, espero que sea el boom de los primeros días. Se lo han tomado muy bien.

S. G. – Yo voy a compaginar las dos cosas. De momento voy a seguir con mi investigación en el CNIO y con mis estudiantes. Estoy liderando un proyecto de descubrimiento de nuevos fármacos. Voy a continuar con ello y, al mismo tiempo, realizar las labores que tengo que hacer para la ESA: las obligaciones de mantener mi certificado médico, la formación, más todos los servicios de consultoría –que serán de manera puntual– o las tareas o misiones que me puedan asignar en determinado momento. Si surge una oportunidad de vuelo, sí que tendría que pedirme una excedencia o dejarlo temporalmente para recibir la formación y por supuesto, ejecutar la misión. Pero hasta entonces puedo compaginar los dos trabajos.

Pablo García dejará su trabajo de ingeniero en Airbus el 1 de abril, cuando comience su entrenamiento en la Agencia Espacial Europea, y Sara García compaginará las tareas que le asigne la ESA con sus actuales investigaciones en el CNIO

¿Con qué antelación te avisarían si surge una oportunidad?

S. G. – La verdad es que no lo sé. Imagino que se empezarán a oír rumores o a discutir con mucha antelación antes de que oficialmente se asigne la misión. Ya estaría sobre aviso. Esto funciona a años vista.

¿Te da pena el hecho de haber entrado en la reserva, en lugar de ser astronauta titular como Pablo?

S. G. – Lo tomo como un éxito. Somos la promoción del 2022. El director general dejó claro que todos y cada uno de nosotros podríamos ser astronautas. Lo que no hay son oportunidades de vuelo para 17 personas. Entonces, no quiero ver el lado negativo. Para mí es maravilloso haber llegado hasta aquí. Soy muy optimista, con una oportunidad de vuelo en un futuro, pero incluso aunque no surja, no me arrepentiría ni un solo segundo de todo lo que se abre ahora y de darle un buen uso a estar en la reserva: aprovechar los contactos, la capacidad de divulgación… Hay un futuro muy bonito y muy prometedor. No me duele. Estoy tremendamente feliz.

Pablo, ¿cuáles son las fases que tienes ahora por delante? Si todo fuera bien, ¿cuánto puedes tardar en ir al espacio?

P. Á. – Mínimo cuatro años, pero bueno, eso sería ser tremendamente afortunado. Ahora tengo un año de entrenamiento básico, para que todos adquiramos la misma base que se necesita para la siguiente fase del entrenamiento, que ya se realiza en Estados Unidos, Japón, Canadá… en cada uno de los países que contribuyen a la Estación Espacial Internacional (ISS) con módulos. Luego, una vez que acabas este entrenamiento de dos años, esperas la asignación de tu primera misión.

Mientras tanto, haces otras labores para la ESA, manteniendo tu certificado de astronauta y esperando la asignación. Luego son dos años de entrenamiento específico para una misión, donde ya preparas los experimentos que vas a realizar o las tareas más específicas: si vas a instalar algo, si vas a hacer actividades extravehiculares… Al final ensayas todo mucho para estar lo más preparado posible. Cada minuto que estás en el espacio hay que aprovecharlo al máximo.

En este proceso de entrenamiento, ¿qué es lo que más te apetece?

P. Á. – Tengo ganas de los ejercicios de supervivencia, quizás por la parte desconocida y de aventura. No lo he hecho nunca y tengo muchas ganas.

Se ha comentado mucho que hace 30 años que no hay un astronauta español, ¿lo que se demanda hoy de un astronauta es muy diferente a lo de hace tres décadas?

P. Á. – Bueno, Pedro Duque voló posteriormente, pero es cierto que le seleccionaron en el 92. Él nos ha estado comentando un poco su proceso de selección, que fue un poco distinto. Primero se hizo un filtro aquí en España y luego se enviaron candidatos. Creo que a él sí le torturaron un poquito más. Nuestro proceso de selección ha sido diferente. Las pruebas médicas no son lo que todo el mundo se imagina de la centrifugadora, de que te meten en un sitio muy pequeño para ver si aguantas la claustrofobia. No ha habido nada de eso.

Se ha abierto más el perfil de carreras para ser astronauta. Antes estaba muy limitado a pilotos, luego se abrió a ingenieros y ahora se buscan científicos en general

Sara García (ESA)
S. G. – Se ha abierto más el perfil de carreras que pueden buscar. Antes estaba muy limitado a pilotos, luego se abrió a ingenieros y ahora se buscan científicos en general. Aquí hay una. Se ha profundizado mucho más en el perfil psicológico que en las capacidades físicas o intelectuales –que obviamente las debes tener– pero es más un perfil psicológico, porque las misiones son de más larga duración. Te suelen mandar seis meses y es una tripulación muy pequeña, que tiene que convivir en un espacio reducido muchos meses, y hay que hacer que funcione. 

¿Qué ha sido lo más duro del proceso de selección?

S. G. – Aguantar todo el proceso, 18 meses con los tiempos de espera, con la incertidumbre de cómo va a ser la siguiente fase, porque no tienes ni idea. Nosotros somos personas que intentan prepararse para cualquier escenario y llevar los deberes hechos y ahí no puedes hacerlo. La incertidumbre y los nervios durante 18 meses son, en sí, un reto. Luego ha habido fases más duras. Para mí, la más complicada fue la primera, los test de inteligencia en Hamburgo. Me parecieron bastante complejos y fue un día muy intenso, con 11 horas de exámenes.

Nueva promoción de astronautas de la Agencia Espacial Europea, en la que están incluidos Pablo Álvarez y Sara García. / ESA – P. Sebirot

Y ahora, ¿cómo lleváis la presión mediática?

S. G. – Bien. Las entrevistas están siendo muy amables y la gente que nos estamos encontrando está muy ilusionada con que haya dos astronautas españoles después de 30 años. Ver esas sonrisas, esa ilusión y esa amabilidad, compensa con creces todo. Somos dos personas un poco privadas que tampoco se exponen mucho, pero al menos para mí está siendo bonito. Todavía no me paran por la calle. Si nos haces la misma pregunta dentro de un par de semanas, a lo mejor contestamos otra cosa.

P. Á. – A mí, en la fábrica, en Getafe, con todo ese entorno aeroespacial, sí que me han parado un poquito. Pero bueno, venían todos con una sonrisa de oreja a oreja y muy cautos.

¿En qué consiste ser astronauta?

S. G. – Son múltiples labores. Si nos centramos en lo que todo el mundo conoce, en un vuelo espacial, en el caso de la ISS tendrías que desarrollar los propios experimentos científicos que se han asignado a la misión, técnicas que se usarían en cualquier otro laboratorio científico de la Tierra, pero en microgravedad. Esto incluye el mantenimiento de todos los equipos que hay a bordo de la estación espacial para mantenerlos operativos, actividades extravehiculares para arreglar o instalar nuevas piezas de tecnología fuera de la propia nave, mantener la integridad y la seguridad… Todo esto como parte de la misión.

No todo son actividades ‘glamurosas’. A los astronautas les toca hacer absolutamente de todo, incluido pasar la aspiradora los fines de semana en la Estación Espacial Internacional

Sara García (ESA)
Luego, desde la Tierra, hay muchas otras actividades. Desde dar soporte a las misiones que ya están en el espacio, labores de divulgación, entrenamiento continuo…, porque el entrenamiento de un astronauta es lo más exhaustivo y largo que probablemente exista, y esa formación y actualización también es continua.

P. Á. – No todas las actividades son tan ‘glamurosas’. Nos toca hacer absolutamente de todo, pasar la aspiradora los fines de semana en la Estación Espacial Internacional también les toca a los astronautas.

¿Cuáles son las tareas que más ilusión os haría realizar si conseguís llegar al espacio?

P. Á. – Pues mira, tengo un amigo que se llama Miguel, con el que trabajé en el programa ExoMars, que ahora ejerce en la ESA como ‘contractor’ y lleva varios proyectos que van a desarrollar astronautas en la estación espacial. Algunos relacionados con el crecimiento de plantas, otros con renacuajos… que por cierto se usan muy poco. Hay un límite ético al uso de animales en la ISS y no se hacen barbaridades como hace años, que se llegaron a volar primates y perritos. Me haría mucha ilusión trabajar en un proyecto preparado por mi amigo.

S. G. – Para mí, como científica que lleva diez años trabajando en laboratorios, sería un sueño poder trabajar en el Laboratorio Espacial Columbus y desarrollar experimentos en microgravedad para contribuir a los proyectos científicos. Y luego, en los ratos libres, poder ver la Tierra a través de la cúpula… eso es impagable.

¿Qué tipo de experimentos científicos están programados?

S. G. – Se ha establecido una especie de hoja de ruta sobre distintos ámbitos científicos en los que se quiere profundizar hasta que la Estación Espacial Internacional deje de ser operativa y, si no me equivoco, hay unas diez líneas de acción de aquí a 2030 que tocan desde temas de salud y de biomedicina hasta ciencia de materiales. Es un documento de más de 100 páginas. Es impresionante la cantidad de proyectos científicos que se van a desarrollar ahí.

Me haría mucha ilusión trabajar en alguno de los proyectos que desarrolla un amigo para la ESA,  algunos relacionados con el crecimiento de plantas o con renacuajos, que pondrán en práctica los astronautas en la estación espacial

Pablo Álvarez (ESA)
Hay muy buenas ideas, diseñadas desde la Tierra. Por ejemplo, investigaciones sobre cómo, en condiciones de microgravedad, responde el cerebro a un trauma, o relacionadas con el envejecimiento prematuro, por el tipo de daño que sufre la estructura ósea y muscular de los astronautas.

Más allá de la formación técnica, ¿qué cualidades personales debe tener un astronauta?

P. Á. – Creo que una actitud positiva ante todo. Ser muy adaptable, estar preparado para cualquier problema que te pueda surgir.

S. G. – Tener mucha empatía para poder trabajar bien en equipo. Estas misiones son de un grupo de personas, no de una individual, y tienes que vivir con ellas. Esto implica que en algún momento tendrás que tomar el liderazgo, pero que también vas a tener que seguir a un líder y funcionar igual de bien en ambos roles. Tener mucha resiliencia también, porque es duro y hay mucho que aguantar.

Y entre las 22.000 candidaturas, ¿por qué Sara y Pablo? ¿Con qué cualidades os identificáis?

P. Á. – Voy a decir las de Sara. Es una profesional como la copa de un pino. No la he visto flaquear jamás y tiene una energía tremenda. Viniendo de un sector completamente distinto, en muchos temas sabe muchísimo. Me da mil vueltas en muchas cosas, es tremenda.

S. G. – Pues digo yo las de Pablo. Una de las cosas que más me ha sorprendido de él es la calma y el optimismo extremo que siempre ha demostrado en todas y cada una de las fases. Nunca pierde la compostura, nunca pierde esa sonrisa auténtica y de buenísima persona que es. Tener un compañero así es oro puro. Y aparte, lo que sabe de esto, lo que ama este sector y la pasión que siente por el espacio, por la investigación… incluso por la ESA. Ya era bastante friki de la Agencia Espacial Europea antes de todo esto. Tenemos el mejor astronauta que podíamos soñar.

P. Á. – Y la mejor.

Sara García y Pablo Álvarez. / Alejandro Muñoz

Es la primera vez que la ESA permite que se presenten candidatos con discapacidades a la selección de astronautas. ¿Cómo lo valoráis?

P. Á. – El espacio es el futuro para la raza humana y no nos podemos permitir dejar atrás a un porcentaje o segmento tan grande de la población como las personas con discapacidad. Los viajes al espacio se están haciendo cada vez más comunes y es normal que al final todos, independientemente de nuestras características físicas, podamos tener la posibilidad de viajar al espacio en el futuro. Ahora mismo es muy complicado, por temas medioambientales, por el coste asociado, porque falta tecnología para que sea más barato… Pero en un futuro todos podremos disfrutar de eso.

S. G. – La Agencia Espacial Europea está haciendo un esfuerzo muy grande por asegurar la inclusividad a todos los niveles: de género, de capacidades diferentes, de países… Que haya igualdad de oportunidades, porque el espacio es de todos y para todos. Eso tiene que verse reflejado también en los iconos del espacio, que serían los astronautas. Tienen que ser un reflejo de esa inclusividad.

Sara, ¿qué supone para ti ser la primera mujer española seleccionada como astronauta?

S. G. – Es un orgullo inmenso y mucha responsabilidad, sabiendo que te conviertes de alguna manera en un modelo para inspirar a las niñas del futuro. Desde la mayor humildad y desde el honor que siento de haber llegado hasta aquí, intentaré hacer todo lo que esté en mi mano por ser una buena embajadora de la ESA y para animar a las niñas, divulgar las maravillas del espacio, de la ciencia y de todo lo que puede contribuir a nuestra sociedad. También para convencerlas de que no hay límites y de que pueden conseguir todo lo que se propongan.

Intentaré hacer todo lo que esté en mi mano por ser una buena embajadora de la ESA y animar a las niñas, para convencerlas de que no hay límites y de que pueden conseguir todo lo que se propongan

Sara García (ESA)
¿A quién os gustaría inspirar el día de mañana como referentes que ya sois?

P. Á. – A todos los niños.

S. G. – Yo creo que tenemos debilidad porque los niños persigan sus sueños y no se pongan barreras, que luchen por lo que les motive y les haga felices. Porque se puede conseguir. Los sueños se pueden hacer realidad, aunque suene romántico o ingenuo, aquí hay dos ejemplos. Si nosotros servimos para inspirar al resto de niños y niñas a que se animen a perseguir carreras de ciencia, si eso es lo que les gusta, será un logro. Será un exitazo por nuestra parte.

¿Qué le diríais a alguien que quiere ser astronauta?

S. G. – Que se prepare hasta donde pueda, en el sentido de lo que el puesto implica. Es decir, una carrera de ciencia, máster, tres años de experiencia, que aprenda idiomas –porque el inglés es necesario y un segundo se valora positivamente–, que sea una persona sana, activa, y a partir de ahí, haz lo que te motive y anímate a explorar. Ese es el espíritu de los astronautas. Todas y cada una de tus experiencias pueden hacer que al final estés aquí y que lo consigas. Las decisiones que hemos tomado en nuestra vida no estaban enfocadas a lograr ser astronauta y al final han ayudado a ello.

P. Á. – Hay una cosa que tienen todos, que es que hacen muchísimas cosas. Desde pilotos de helicóptero, pilotos de globo, espeleólogos, gente que le encanta el alpinismo y que hace verdaderas barbaridades en la montaña… En general, gente muy activa, inquieta y aventurera.

Con relación al tema de la formación, vosotros que habéis estudiado en centros públicos, ¿cómo valoráis la educación pública que se ofrece en España?

P. Á. – Para mí, ha sido una educación excelente, desde primaria hasta que acabé la carrera. Por supuesto, no tenían todos los recursos que les gustaría y lo sé de buena mano, porque estuve hablando ayer con un profesor. La lucha que han hecho en mi Facultad de Ingeniería Industrial, en la Universidad de León, es increíble. Han conseguido llevarse a León un HAPS, un pseudo satélite, que es como un dirigible que hace las funciones de un satélite geoestacionario, pero que vuela mucho más bajo y no es como un satélite, que lo pierdes para siempre. Y lo están desarrollando en León, con el esfuerzo de mucha gente de allí. Si tuvieran más recursos, no sé lo que podrían hacer, porque es increíble ver lo que hacen con tan poco.

Pablo y Sara se han formado en centros y universidades públicas, donde consideran que han recibido una «educación excelente y de muchísima calidad»

S. G. – Yo en mi caso, hablo por lo que me toca. Estudié Biotecnología en la Universidad de León y esto lo he dicho desde el día que me licencié en la carrera: siento que la formación que he recibido ha sido ejemplar, no tengo ninguna queja respecto a la formación, al menos en lo que yo conozco, que es esta carrera.

Creo que la universidad pública puede darte una educación de muchísima calidad y, en mi caso, si no hubiera sido porque es precisamente pública y me han financiado los estudios, ni siquiera habría podido estudiar. Entonces, para mí, poder ahora devolver algo a mi país y a esa inversión que se ha hecho al pagarme a mí los estudios, es un orgullo.

Entrevista a Pablo Álvarez y Sara García en el Ministerio de Ciencia e Innovación. / Alejandro Muñoz

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons

José Franco, Instituto de Astronomía de la UNAM: “El Gran Telescopio Canarias pronto incorporará el instrumento FRIDA liderado por México”

A partir de 2023, el telescopio más grande de España podrá observar el universo de una forma más nítida gracias a una colaboración entre científicos españoles y mexicanos. Lo cuenta uno de ellos, José Franco, de la Universidad Nacional Autónoma de México, además de destacar los frutos de los viajes a la Luna y la necesidad de romper barreras entre arte, ciencia y tecnología.

El profesor José Franco, del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México durante el I Encuentro de científicos españoles y mexicanos celebrado recientemente en Madrid. / Fundación Ramón Areces

En las últimas dos décadas, la colaboración en astrofísica entre España y México se ha fortalecido gracias a la colaboración entre el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y diversas instituciones mexicanas, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En el Instituto de Astronomía (IA) de esta universidad enseña e investiga Jesús Franco, también un apasionado divulgador de la ciencia, que durante el I Encuentro de científicos españoles y mexicanos, celebrado en la Fundación Ramón Areces, nos ha explicado algunos proyectos conjuntos.

¿Cuáles son las iniciativas más relevantes de la colaboración en astrofísica entre México y España?

Además de las colaboraciones científicas en diferentes áreas de la astrofísica, como la astronomía galáctica, búsqueda de planetas, etcétera, lo más sustancial es el trabajo conjunto en grupos de instrumentación astronómica. Están integrados por investigadores de México, España y Estados Unidos que, sobre todo, han generado instrumentos para hacer las observaciones en el Gran Telescopio Canarias. Desde el principio, México aportó un 5 % del costo para su construcción, y el mismo porcentaje para sus gastos de operación y mantenimiento. Gracias a ello, también dispone del 5 % del tiempo de observación. Posteriormente, otro grupo liderado por el IA-UNAM ganó una licitación internacional para diseñar y construir el primer instrumento que se puso en el telescopio para verificar la óptica, y ha funcionado estupendamente.

México aportó un 5 % del costo de construcción del Gran Telescopio Canarias y dispone del 5 % del tiempo de observación

Posteriormente, en prácticamente todos los instrumentos que se han hecho para este gran telescopio, México ha participado en mayor o menor grado, y ahora desde el IA-UNAM lidera otro, en colaboración con el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Florida en Estados Unidos. 

¿En qué consiste este nuevo instrumento?

Se llama FRIDA (como la famosa pintora mexicana, Frida Kahlo, aunque en este caso son sus siglas en inglés: inFRared Imager and Dissector for Adaptive optics). Se usará con el sistema de óptica adaptativa del Gran Telescopio Canarias, que corregirá las turbulencias atmosféricas. Te explico un poco: los telescopios ven a través de la atmósfera, pero esta tiene zonas donde se producen turbulencias por diferentes causas, como cambios en la velocidad y la temperatura de sus partículas, de tal forma que no te permiten ver con nitidez los objetos que están en el cosmos.

Esta previsto instalar el instrumento FRIDA (tres imágenes de la izquierda) en 2023 en el Gran Telescopio Canarias (derecha). / IA-UNAM/Daniel López/IAC

El instrumento FRIDA se usará con el sistema de óptica adaptativa del Gran Telescopio Canarias, que corregirá los efectos de las turbulencias atmosféricas

Para solucionarlo, se utiliza la óptica adaptativa, una técnica, que mediante deformaciones en los espejos, permite corregir en tiempo real los efectos de estas turbulencias, para tener así haces muy muy nítidos. El primer instrumento que va a hacer uso del haz corregido de turbulencias va a ser FRIDA, capaz de obtener mejores imágenes y hacer espectroscopia. Este instrumento se lleva desarrollando desde hace una década y esperamos que en 2023 esté ya en el Gran Telescopio Canarias. 

Este es el gran telescopio de España. ¿Cuáles son los de referencia en México?

En la parte óptica infrarroja, está el telescopio del Observatorio Astronómico Nacional de San Pedro Mártir, situado en una sierra del estado de Baja California, que cuenta con unas condiciones de cielo tan extraordinarias para las observaciones astronómicas como las de Canarias.

El Gran Telescopio Milimétrico y el del Observatorio de San Pedro Mártir son los dos de referencia en México

Luego en Sierra Negra, en un pico secundario del volcán más grande que hay en la República Mexicana, se localiza el Gran Telescopio Milimétrico. Se trata de un radiotelescopio que funciona en las ondas de aproximadamente un milímetro y su plato tiene más o menos 50 metros de diámetro.

El Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano es el instrumento científico más grande y complejo construido en México. Está situado en la cima del Volcán Sierra Negra a una altitud de 4600 metros. / lmtgtm.org

¿Cuáles son sus líneas de investigación?

Mi trabajo es básicamente teórico y centrado en el medio interestelar. Estudio la formación de las estrellas y la evolución de las remanentes de supernova [explosiones estelares], cuyo material eyectado golpea de una manera muy violenta al medio que está afuera, calentándolo a millones de grados. Investigo cómo se inyecta la energía en el gas interestelar y los efectos que tienen los campos magnéticos para sostenerlo y generar superestructuras, las grandes nubes de las que nacen las estrellas. Aunque mis estudios son teóricos, también analizo las observaciones para tratar de explicar las estructuras que se ven.

También ha escrito libros más divulgativos como Alunizaje sobre la llegada del ser humano a la Luna. ¿Cómo ve la actual carrera para volver a nuestro satélite, como el programa Artemis de la NASA?

La fantasía de viajar a otros mundos ha acompañado a la humanidad desde sus comienzos, y el hecho de que EE UU haya llegado seis veces a pisar la Luna, con dos astronautas en cada vuelo, implica que solo 12 personas de la población terrestre sean las únicas que han pisado la Luna. Así que, bueno, el sueño de volver continúa, y no solo ahí, también a otros objetos de nuestro sistema planetario.

La motivación para volver a la Luna y más allá es múltiple: tenemos la tecnología, se suman voluntades de varios países y se necesitarán minerales que escasean en la Tierra

Aunque la motivación es múltiple. Por un lado, tenemos los recursos tecnológicos para hacerlo; por otro, la suma de voluntades de diferentes países ha permitido el financiamiento para realizar este evento; y también se prevé la necesidad de conseguir minerales que son escasos en la Tierra y que podrían llegar de lugares más o menos cercanos a nuestro planeta.

La nave Orion de Artemis I, la primera de las misiones del programa Artemisa, ya realiza su vuelo de prueba alrededor de la Luna. / NASA

El costo del proyecto Artemis o Artemisa se estima en unos 30.000 o 40.000 millones de dólares hasta el momento, pero cuando se logre poner astronautas en la Luna, la inversión alcanzará unos 90.000 millones de dólares. Eso es muchísimo dinero y la única manera de lograrlo es sumando voluntades de diferentes países. Además de Estados Unidos y China, también los países europeos, Canadá, Japón y otros países están aportando fondos de manera generosa para desarrollar estos proyectos.

Esa inversión también revierte en beneficios para la sociedad, ¿verdad?

Nuestra vida cotidiana está llena de insumos e iniciativas generadas a lo largo de los últimos 50 años durante el desarrollo espacial. Estos avances han cambiado la forma en la que vivimos y nos comunicamos con nuestros seres queridos y el resto del mundo. Hoy tenemos los satélites de telecomunicaciones, meteorológicos y de observación de la Tierra que nos permiten seguir en tiempo real, por ejemplo, el desarrollo de las tormentas y huracanes, las sequías –que España conoce bien–, los incendios forestales –como los que han ocurrido este año en Europa, Australia y EE UU– para poder prevenir los efectos devastadores de estos fenómenos, que son cada vez más intensos por el cambio climático.

Lo que necesita este mundo es que los jóvenes estén cada día mejor informados, con más herramientas para contender con el futuro

Usted también coordina el Programa Arte, Ciencia y Tecnología de la UNAM. ¿Qué relaciona estos tres ámbitos

La inteligencia y la imaginación humanas se desarrollan por muchos canales, y también el conocimiento que tenemos del mundo lo planteamos de diferentes maneras en diversas áreas. La ciencia es el descubrimiento de nuevas estructuras del mundo que nos permiten avanzar. La tecnología es nuestra capacidad de cambiar la realidad en el futuro. El arte se mueve entre esas dos partes, e implica conocer en profundidad la realidad, el mundo en el que vivimos, y plantearnos cómo podemos expresarla de diferentes formas. Unir arte, ciencia y tecnología es una manera de generar una comunidad en donde no haya barreras artificiales entre los quehaceres artístico, científico y tecnológico.

Una última pregunta, ¿qué consejo les daría a los jóvenes que quieren ser científicos?  

Lo que necesita este mundo es que los jóvenes estén cada día mejor informados, con más herramientas para contender con el futuro. La ciencia es el cuerpo del saber creado por el ser humano para, por un lado, entender el mundo, y por otro, resolver sus problemas. Entonces, estudiar ciencias, cualquiera que sea el área que se escoja –ciencias naturales, sociales o humanidades– va a ser bueno para el futuro del mundo.

Fuente: SINC
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Àtia Cortés, Departamento de Ciencias de la Vida del BSC-CNS:“Si los datos con los que se entrena la inteligencia artificial están sesgados, los resultados también lo estarán”

Los programas informáticos que realizan operaciones comparables a las de la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico, a menudo reflejan los errores y prejuicios que introducen sus creadores. Àtia Cortés, investigadora del Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación advierte sobre el problema y promueve prácticas éticas y responsables en la IA.

La ingeniera informática Àtia Cortes trabaja en temas de ética e inteligencia artificial desde el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación. / BSC-CNS/SINC

La revista Forbes la ha incluido en la lista de los 40 mejores futuristas de España por liderar la investigación en los aspectos éticos, legales, socioeconómicos y culturales de la inteligencia artificial (IA).

La ingeniera informática Àtia Cortés (Barcelona, 1985), doctorada en IA en la Universidad Politécnica de Cataluña, trabaja hoy en el Departamento de Ciencias de la Vida del Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS). Sus investigaciones se centran en el impacto ético y social de esta tecnología, presente ya en las aplicaciones cotidianas.

¿Qué tiene que ver la inteligencia artificial con la ética?

La IA se aplica en muchos ámbitos de la vida y siempre tiene un impacto directo en las personas y, por tanto, unas consecuencias éticas. En particular, para alimentar los sistemas de tomas de decisiones automáticas se necesitan grandes cantidades de datos y se plantean dos retos: uno tecnológico, para asegurar que esos datos sean realmente válidos para entrenar a los sistemas y tomen decisiones apropiadas; y el otro medioambiental, ya que almacenarlos y procesarlos supone un gran coste energético y un impacto significativo en el entorno. En centros como el BSC-CNS se desarrolla una gran labor para avanzar en estos campos.

¿Cómo trabajas con la ética y la IA?

En mi día a día trabajo en diferentes proyectos europeos, todos relacionados con los aspectos éticos, legales, socioeconómicos y culturales (ELSEC) de la inteligencia artificial, aplicados a diferentes ámbitos, desde los medios de comunicación, la cultura y el arte, hasta temas de salud o, por ejemplo, en un proyecto que acabamos de empezar enfocado a sistemas de coches autónomos. A partir de ahí, intentamos identificar cuáles son los posibles retos técnicos, pero también de los aspectos ELSEC, que se presentan en cada campo de aplicación; y así crear buenas prácticas que ayuden a guiar a la gente que está desarrollando esta tecnología, sobre todo empresas, y hacer un uso responsable de ella.

¿En qué consiste el proyecto de coches autónomos que comentas?

Nuestro grupo del BSC va a crear una plataforma para que trabajen los socios de un consorcio europeo, donde estableceremos unos estándares o buenas prácticas para que todo el código que se suba siga unos criterios éticos a la hora de tener conjuntos de datos que sean justos, estén equilibrados y lo más libres posibles de sesgos. Para asegurar que haya una participación ciudadana en el diseño de esta tecnología, colaboramos con un centro en Francia donde contactarán con diferentes tipos de usuarios por sus formas de conducir o interactuar en la vía urbana con sus coches, o con necesidades sociales o físicas distintas. Recogeremos todos estos requerimientos y los traspasaremos a las empresas que desarrollan las tecnologías de IA para que los tengan en cuenta.

Ahora te preguntaré por los sesgos, pero al hablar de coches autónomos suele surgir la cuestión de si algún día podrán resolver situaciones como salvar al pasajero o un viandante inesperado que se cruza por delante…

Nosotros no trabajamos en resolver ese tipo de dilemas, que son complicados y, sinceramente, no sé si hay una respuesta, porque tampoco es una decisión que tomas tú en el día a día cuando vas conduciendo. No te da tiempo a pensarlo. Entonces, quizá se está pidiendo una decisión compleja a una máquina, que nosotros mismos no sabríamos cómo actuar en esos momentos. Lo que sí que es muy importante, y ahí está la clave, es que, sea cual sea la decisión, seamos capaces de explicar por qué se ha tomado.

Pasamos al problema de los sesgos en la IA, ¿por qué surgen?

La inteligencia artificial al final aprende de lo que tú le estás dando, y si los datos con los que se está entrenando están sesgados, entonces los resultados van a estar sesgados también. La responsabilidad es compartida en varias fases del proceso, pero hay un punto importante al que no se le da suficiente valor, que es cómo se están tratando los datos: toda la parte de preprocesamiento en aprendizaje automático.

Existen grandes datasets o conjuntos de datos disponibles para entrenar los algoritmos, y deberíamos asegurar que la información sea válida, represente realmente lo que queremos aprender y que se haga de una manera justa

Actualmente, existen grandes datasets o conjuntos de datos disponibles para entrenar los algoritmos, por ejemplo, asociados al lenguaje natural o al reconocimiento de imagen. Los desarrolladores tienen la responsabilidad de comprobar que sean válidos. Por muchos datos que tengamos no quiere decir que la información asociada sea apropiada o la que necesitamos. Deberíamos asegurar que sea la que realmente va a representar lo que nosotros queremos aprender y que se haga de una manera justa.

¿Nos puedes poner algún ejemplo de sesgos o injusticias en la IA?

Existen muchísimos ejemplos y lamentablemente algunos son conocidos desde hace bastantes años pero se siguen reproduciendo a veces hoy en día. Uno de los más famosos es el sistema COMPAS en EE UU, que se llegó a utilizar en juicios para dar soporte a la hora de decidir si un delincuente acusado previamente tenía riesgo de ser reincidente o no. Un grupo de investigadores y periodistas detectó que este algoritmo estaba sesgado de una manera racial, ya que daba riesgos de reincidencia muy altos a personas negras y bajísimos a las blancas. Con el tiempo se dieron cuenta de que a menudo esta decisión estaba totalmente equivocada, se revisó con qué datos se estaba entrenando el algoritmo y hubo que corregirlo.

Un ejemplo de sesgo racial en la IA fue el sistema COMPAS en EE UU, que daba más riesgo de reincidencia para delinquir a personas negras que a blancas; y de sesgo de genero, una aplicación que probó Amazon para reclutar personal donde se descartaba a las mujeres

¿Algún caso de sexismo o sesgo de género?

Por ejemplo, hubo una aplicación que comenzó a desarrollar Amazon para ayudar a recursos humanos a reclutar a nuevas personas. Enseguida se dieron cuenta de que este sistema automáticamente estaba descartando a mujeres y, como siempre, los datos de entrenamiento estaban detrás. Se habían tomado los del histórico de los últimos 10 años de los empleados en una empresa tecnológica como esta, donde aparecen desequilibrios de representación entre hombres y mujeres, sobre todo según subes hacia los puestos de dirección. El algoritmo es lo que aprendió, de tal forma que acabó penalizando cualquier currículum que viniera de una mujer, aunque no se especificara el sexo. Lo podía deducir de sus actividades o la información disponible, y al final las descartaba en el proceso de selección. Afortunadamente se dieron cuenta del fallo en una fase bastante inicial y enseguida fue retirado, pero llegó a los medios.

La inteligencia artificial se enfrenta a desafíos éticos. / Wearbeard/SINC

¿Cuántos tipos de sesgos aparecen en la IA?

En los grandes datasets hay un proceso colaborativo en el que, a parte de recopilar datos, se van poniendo metadatos o información adicional a esos datos que ya tenemos y que se van a utilizar para entrenar. Pues bien, ahí ya se están introduciendo sesgos, porque no hay una forma estándar de clasificar o categorizar, por ejemplo, caras o tonos de piel. Pero existen muchos más sesgos, como los cognitivos, que nosotros como humanos estamos traspasando a los datos de entrenamiento, al algoritmo o a la interpretación de lo que nos da. O los estadísticos, más relacionados con la representación de los resultados, si son equilibrados y están teniendo en cuenta, por ejemplo, diferentes colectivos o, por el contrario, dejan aparte grupos de población por un tema socioeconómico, geográfico, de edad, sexo o lo que sea.

En julio presentasteis un informe al Parlamento Europeo sobre este problema, ¿verdad?

Sí, justo de esto trata el informe. Hacemos una revisión desde un punto de vista tecnológico, explicando cuál es el ciclo que tiene el sistema basado en inteligencia artificial y en qué momento puede ir absorbiendo cada uno de esos sesgos. Luego, en colaboración con la Universidad del País Vasco, que hicieron una revisión del marco legal europeo, proporcionamos recomendaciones de hacia dónde debería ir una posible regulación sobre los datos.

La idea no es crear una nueva ley para esto, porque ya existe el Reglamento General de Protección de Datos y se trabaja en la regulación de inteligencia artificial. Lo que hay que hacer es ver dónde se pueden modificar estas legislaciones y cómo certificar los procesos con una perspectiva ética

La idea no es crear una nueva ley solo para esto, porque ya existe el Reglamento General de Protección de Datos [GDPR, por sus siglas en inglés] y se trabaja en la regulación de inteligencia artificial. Lo que hay que hacer es ver dónde se podrían hacer modificaciones o adaptaciones en estas legislaciones, y sobre todo, cómo certificar estos procesos, siempre con una perspectiva ética.

¿Cuál es tu papel en el Comité de Bioética de España? ¿En qué estáis centrados actualmente?

La formación del nuevo CBE es muy reciente, pero presenta grandes cambios en cuanto a diversidad profesional, geográfica y de género. Su misión es emitir informes, propuestas y recomendaciones para los poderes públicos de ámbito estatal y autonómico sobre temas de actualidad relacionados con la biomedicina y las ciencias de la salud y con unas implicaciones éticas y sociales. En los próximos años aportaré mi conocimiento en IA, ciencia de datos y su impacto en el ámbito de la salud. Personalmente me parece un reto muy atractivo y enriquecedor.

¿Quién es el responsable de que los datos de la IA no estén sesgados?

No solo es del personal que desarrolla la tecnología, están también las administraciones y los legisladores que hacen las leyes. Pero también es muy importante incluir a la sociedad, porque es la que va a usar la tecnología basada en IA y tiene una responsabilidad a la hora de utilizarla, aunque para eso necesita un conocimiento, una educación, que yo creo que todavía no tiene lo suficientemente asumida. Es responsabilidad nuestra, como usuarios, aprender a interactuar con esta tecnología y a emplearla de una manera responsable. Por tanto, es un trabajo multidisciplinar y a diversos niveles.

Es responsabilidad nuestra, como usuarios, aprender a interactuar con esta tecnología y usarla de una manera responsable

¿Nos podemos fiar entonces de los algoritmos y de su neutralidad a la hora de que nos concedan, por ejemplo, un crédito o una ayuda, o nos recomienden un restaurante, ver un vídeo u leer una noticia?

Como en todo, se necesita información. Para fiarme de algo que va a tener un impacto tan serio en mi vida, como que me concedan un crédito, necesito saber de dónde ha venido esa decisión. Debe haber transparencia, aunque haya que adaptarla al tipo de público que va a pedir la explicación. Es importante aclarar realmente cuáles son las capacidades de esta tecnología y sus limitaciones, cómo se ha entrenado el dataset, cómo se ha llegado a tomar esa decisión. Para mí, eso es fundamental para poderme fiar de un sistema basado en inteligencia artificial. Y en cuanto a temas más culturales, de noticias o el problema de la desinformación, pues al final es un poco lo mismo: ir a buscar la fuente, no creerte lo primero que te encuentras.

La clave está en educar y concienciar sobre lo que es esta tecnología dentro de un marco ético a todos los colectivos implicados: la gente que la está desarrollando, la que elabora las leyes y la sociedad en general, desde los más pequeños

¿La IA y la ética podrán ir finalmente de la mano?

Es verdad que la inteligencia artificial ha creado algunas situaciones muy criticadas y que en ocasiones no se ha empleado de una manera apropiada, pero yo soy optimista. Como decía, la clave está en educar y concienciar sobre lo que es esta tecnología, poniéndola en contexto dentro de un marco ético a todos los colectivos implicados: la gente que la está desarrollando, la que elabora las leyes y la sociedad en general, empezando desde la educación más primaria, porque al final los más pequeños serán los que la van a desarrollar y utilizar en el futuro.

Fuente: SINC
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Cecilia Lindgren, directora del Instituto de Big Data de Oxford: “Los estudios con macrodatos genéticos servirán para saber cómo administrar los fármacos, a quién dárselos y a quién no”

La predisposición genética y el entorno influyen en el riesgo de sufrir enfermedades. Cecilia Lindgren aplica técnicas con grandes cantidades de datos para identificar variantes genéticas implicadas en dolencias como la obesidad, y las compara entre personas sanas y enfermas para mejorar los tratamientos.

Cecilia Lindgren. / Universidad de Oxford

La investigadora Cecilia Lindgren es experta en estudiar la distribución de la grasa en el cuerpo y la obesidad. Para ello aplica técnicas estadísticas, así como conocimientos de medicina y biología, en el Instituto de Big Data de Oxford, del que es directora.

Hablamos con ella en Reikiavik, donde ha sido una de las ponentes invitadas al 25 aniversario de deCODE genetics, subsidiaria de la biotecnológica Amgen.

Sus estudios están más centrados en la genética que en los factores ambientales que impactan en las enfermedades. ¿Son muy complejos de medir estos últimos?

El entorno en sí es difícil de medir y estandarizar entre diferentes personas, incluso en estudios extraordinarios como los llevados a cabo por el Biobanco del Reino Unido en torno a la obesidad. Han sido capaces de registrar muchos rasgos de comportamiento, fenotipos, el entorno o el contenido de todo lo que comemos y las combinaciones de alimentos. En mi caso me he centrado en la genética, porque es un código binario con cuatro letras a través del genoma, que más o menos entendemos.

Trabaja con rasgos metabólicos complejos comunes de las enfermedades, ¿en qué consisten?

Un rasgo complejo común es un rasgo que es común entre las personas, y complejo significa que está causado por una predisposición genética subyacente, que se combina con un entorno que provoca una enfermedad. Si piensas en la obesidad, catalogada como una enfermedad por un excesivo almacenamiento de grasa según la Organización Mundial de la Salud, puede llegar a producirse o no dependiendo de tu entorno. Por lo tanto, en la curva de distribución de la obesidad te ubicarás en un punto u otro. No tengo una visión fatalista, creo que la gente tiene poder sobre su situación. Dependiendo de cómo vivas y de las circunstancias, acabarás en algún lugar dentro de lo que está predispuesto. Cuando existe una interacción entre los genes y el medio ambiente, eso implica un rasgo complejo común.

Entonces, ¿la obesidad es un rasgo complejo común?

Sí. Naces con una especie de predisposición genética y dependiendo de cómo vivas te vas a situar en algún lugar de la distribución de los rasgos característicos de la enfermedad.

Naces con una especie de predisposición genética, y dependiendo de cómo vivas te vas a situar en algún lugar de la distribución de los rasgos característicos de la enfermedad

¿Qué permiten predecir las diferentes variantes de una dolencia?

Se pueden hacer un par de cosas con las variantes. Utilizamos muestras de grandes poblaciones de pacientes, como las del Biobanco del Reino Unido, entre otros. Examinamos el genoma de cada individuo y buscamos si alguna de las variantes está asociada con el tamaño del cuerpo o con la ubicación de la grasa corporal. Después identificamos las regiones asociadas, su codificación de proteínas y expresión de genes. Finalmente, tratamos de averiguar cómo estas variantes genéticas afectan a los genes y a las proteínas y, en última instancia, a la obesidad. La idea es que se puedan utilizar para el desarrollo de nuevos fármacos.

¿Cómo aplican el catálogo de variantes con los pacientes?

Si conocemos la biología, podemos desarrollar más medicamentos y mejores, que funcionen para más individuos de la forma más segura y eficaz posible.

¿Existen ya medicamentos en este sentido?

Hay dos fármacos en el mercado. Uno es el inhibidor de GLP-1, con el que la gente pierde peso al tomar un comprimido, y otro que afecta a un receptor en el hipotálamo con el mismo objetivo. Es un principio, pero la información genética puede ayudar a no llegar a ese punto. Si se se trabaja con las personas que están en riesgo de padecer una afección concreta, se les podría aconsejar y, con suerte, no desarrollarían la enfermedad.

También lo aplica en estudios de ataques al corazón. ¿Existe la misma posibilidad de predecirlos como con la obesidad?

Sí, exactamente. Para casi cualquier rasgo complejo común puedes comparar el genoma de pacientes con la enfermedad y pacientes sin ella. Después, asocias un riesgo a cada una de las variantes y juzgas la probabilidad de que una persona se enferme. Asimismo, se puede utilizar la información para entender la biología subyacente y desarrollar medicamentos. Es una explicación un poco simplificada, pero esas son las dos formas de actuar.

Otros de sus trabajos se centran en las relaciones con el sistema nervioso central y la obesidad. ¿Cómo influye?

Hay varias regiones del cerebro que tienen un papel importante en la obesidad. Muchos de nuestros estudios sugieren que en la regulación del hambre y la saciedad, el hipotálamo es un componente fundamental, pero no es el único. También hemos observado que la ingesta de alimentos es mucho más importante que el ejercicio. Son algunas ideas clave que hemos sacado de estas investigaciones.

Hemos observado que la ingesta de alimentos es mucho más importante que el ejercicio en la obesidad

Es directora de un instituto de big data. ¿De qué forma han cambiado los estudios genéticos estos datos a gran escala?

Estudiamos la genética a través de muestras. Si aumentamos el número de individuos estudiados, tendremos una predicción más precisa sobre lo robusta que es una asociación y un grado de confianza mayor. También se obtiene un mejor fenotipo y características clínicas. En última instancia, todo esto llega al paciente.

¿Qué otras enfermedades podrían ayudar a prever?

Se han realizado estudios en Reino Unido que analizan más de 6.000 rasgos y fenotipos diferentes y todos ellos tienen un componente hereditario. Los estudios de deCODE muestran que incluso los ragos que pensamos que no son genéticos, sino ambientales, tienen un componente de este tipo. En el futuro, creo que la genética será una pieza de información más de nuestros chequeos médicos, como el peso o la altura.

¿Y de qué forma se integrarán?

No tengo la respuesta, pero las puntuaciones que miden el riesgo de una enfermedad calculan el peligro de forma combinada. De nuevo, leyendo variantes genéticas particulares, sabemos que, por ejemplo, personas con una variante genética particular no deberían tomar ciertos medicamentos, como la warfarina [un anticoagulante oral]. Sabemos que algunas personas responden mejor a algunos fármacos y cada vez saldrán más estudios de este tipo, que servirán para informar sobre cómo dar los fármacos, a quién dárselos y a quién no.

La genética será una pieza de información más de nuestros chequeos médicos, como el peso o la altura

 ¿Cómo la medicina personalizada?

Sí.

¿Qué espera conseguir con sus estudios en los próximos años?

Soy muy afortunada porque trabajo con el equipo increíble de personas y me pagan por ello. Estamos intentando profundizar en la biología para entender mejor la obesidad, yendo de la variante a la función. Hemos pasado casi cinco años estableciendo sistemas celulares en el laboratorio. Mi campo es la genética estadística, no sé mucho sobre biología, pero trabajo con científicos extraordinarios y espero que a finales de este año tengamos los primeros estudios en este campo. Esperamos prestar información para nuevos y mejores fármacos, para una comprensión más profunda de lo que ocurre en la obesidad y, con suerte, la incorporación de ese marco clínico adecuado para el grupo de pacientes correcto, en el momento justo, para ser más eficaces.

¿Cómo imagina la medicina del futuro?

Que sea aquella que trabaje de forma preventiva e interactiva con los pacientes.

Yo no hago ciencia para mí misma sino para la gente, para todos nosotros

¿Cree que será accesible y que la gente está preparada para participar en este tipo de seguimiento genético de su salud?

Es un tema que nos tomamos muy en serio. Trabajamos con especialistas en ética y líderes mundiales sobre estos problemas, así como con entidades legales para asegurarnos de proteger a los individuos que generosamente donan su información. Creo en el acceso abierto y en el intercambio de datos. Yo misma participo en biobancos para demostrar que no tengo miedo. Si queremos un sistema de salud que funcione y hacer avances científicos, es necesario. Yo no hago ciencia para mí misma sino para la gente, para todos nosotros.

¿A qué achaca la desconfianza?

Deberíamos asumir una buena intención. En Facebook y Twitter, la gente comparte todo y ni se lo plantean. Cuando se trata de este tipo de investigaciones donas una parte de ti. Pero he hecho ciencia durante 22 años y todavía no me he encontrado con nadie que haga un mal uso de los datos.

¿Cree que la pandemia ha incrementado este escepticismo?

Lo que desearía es que hubiera una mejor comunicación entre los científicos y la sociedad. Existe un sentimiento anticientífico muy fuerte y preocupante en este momento. Vivimos más tiempo y vivimos mejor, pero la gente todavía tiene miedo, no ve que se debe a la ciencia y la innovación.

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Peter Godart, Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT): “Los que sufren los peores efectos del cambio climático son también los que tienen que lidiar con los residuos”

Los supervivientes de las catástrofes naturales, cada vez más frecuentes por el calentamiento global, algún día podrían aprovechar los escombros y desechos que quedan. Peter Godart ha ideado un sistema para transformar la chatarra de aluminio en hidrógeno y así generar electricidad.

    

El investigador Peter Godart del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE UU). / Fundación Areces

Peter Godart (Nueva Jersey, 1992) es investigador postdoctoral y docente en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EE UU). Su investigación se centra en buscar nuevas formas de mitigación adaptación frente al cambio climático.

En concreto, ha desarrollado un sistema que permite utilizar la chatarra de aluminio −un material muy barato, abundante y energético− para convertirlo en hidrógeno, que se puede utilizar para desalinizar el agua y producir electricidad. El avance se presenta cuando el aluminio se amontona en los vertederos de todo el mundo por las complicaciones en su reciclaje.

El aluminio es un metal de uso común que se está acumulando en los vertederos, pero este investigador del MIT ha ideado un sistema para transformarlo en hidrógeno y energía

Esta nueva tecnología es especialmente valiosa para las comunidades más afectadas por los desastres naturales (huracanes, inundaciones, incendios), que no dejan de aumentar debido a la crisis climática. El sistema podría ayudar a lidiar con la gran cantidad de residuos que se originan en estas catástrofes.

SINC tuvo la oportunidad de hablar con él.

Antes de investigar estas tecnologías de mitigación y adaptación contra el cambio climático estuviste en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA. ¿Por qué te cambiaste?

Mientras estaba en el JPL, dediqué la mitad de mi tiempo a trabajar con el equipo responsable del funcionamiento del rover Curiosity; y la otra mitad, a sistemas de energía para los módulos de aterrizaje en Europa, una de las lunas de Júpiter.

Una de las tecnologías en las que estaba trabajando −y que más tarde se convirtió en la base de mi investigación de doctorado− era el uso del aluminio como portador de energía. La idea era que teníamos estos robots que aterrizarían en Europa, que es básicamente una gran bola de hielo, y luego comenzarían a consumir partes de sí mismos que ya no necesitaban para obtener energía. Si ya no le hacía falta su tren de aterrizaje, lo metería en el hielo. Este empezaría a reaccionar y crearía hidrógeno, que serviría para hacer funcionar al robot.

Entonces empecé a darme cuenta de que me pasaba todo el tiempo resolviendo problemas en otros planetas. Esto fue más o menos cuando la gente (al menos en EE UU) estaba entusiasmada con la posibilidad de enviar humanos a Marte y ‘terraformar’ el planeta rojo. Yo me pasaba todo el día mirando a través de los ojos de este robot en Marte, y sentí una desconexión con las ambiciones de la sociedad de dejar nuestro planeta: lo hemos destrozado tanto que necesitamos ir a otro, que es menos habitable que el actual. De repente noté que debía hacer algo y pensé: “Tengo que resolver esta cuestión y empezar a pensar en los problemas que hay en la Tierra”.

Me di cuenta de que me pasaba todo el tiempo resolviendo problemas en otros planetas, y comencé a pensar en los que ocurren aquí en la Tierra

Así desarrollaste el sistema que utiliza aluminio para generar hidrógeno, que luego puede ser transformado en electricidad. ¿Cómo funciona?

El aluminio reacciona de forma natural con el agua, se oxida y eso produce hidrógeno y calor. Cuando tienes aluminio a granel (por ejemplo, alguna pieza de tu bicicleta) y llueve, no comienza a reaccionar espontáneamente. Eso es porque este metal desarrolla una fuerte capa de óxido en el exterior, que evita que interactúe con el agua.

Como yo sí quiero que reaccione, tuve que idear formas de romper esa capa de óxido, y la forma que descubrimos fue introducir una aleación líquida de galio e indio.

¿Qué ventajas tiene esta tecnología?

El hidrógeno es un buen portador de energía, hay mucha por cada kilo. Y cuando se oxida −es decir, cuando se quema− solo produce agua, por lo que no hay emisiones de carbono asociadas. En la Tierra este gas no existe de forma pura porque es muy reactivo, siempre se convierte en agua, así que necesitamos aportar energía para obtenerlo en los sistemas. Así almacenamos energía en forma de hidrógeno.

Pero una vez hemos generado hidrógeno como gas, “¿cómo lo almacenamos?”. Podemos hacerlo en un gran tanque, pero solo seríamos capaces de conseguir una densidad de almacenamiento efectiva del 5 %. Esto se puede aumentar significativamente licuando el hidrógeno, al enfriarlo y someterlo a una alta presión.

El hidrógeno es un buen portador de energía, y cuando se oxida −es decir, cuando se quema− solo se produce agua, por lo que no hay emisiones de carbono asociadas

Aunque otra forma de conseguirlo es almacenarlo como agua y luego producir el hidrógeno exactamente cuando lo necesitas. Esto es lo que estamos haciendo con el aluminio. De esta manera, si necesitas hidrógeno, puedo darte aluminio para que lo hagas reaccionar con agua y producirlo. Además, esta reacción puede almacenar hidrógeno con una densidad energética cinco veces superior a la del hidrógeno líquido.

¿Cuáles son sus posibles aplicaciones?

Esto es muy útil cuando hay una catástrofe natural, ya que es posible que necesites poner a funcionar un generador. Este puede estar en tu casa y probablemente tienes agua a mano. Si vives en uno de esos estados insulares (una isla en el Caribe, por ejemplo) estás rodeado de agua y esto funciona con la del mar también, e incluso hay beneficios asociados al uso de agua salada.

¿Qué tipos de beneficios?

Se sabía que el aluminio reaccionaba con el agua cuando se introducían el galio y el indio, pero no cómo recuperarlos. He descubierto la primera forma de rescatar estos metales, lo que hace que este proceso sea económico por primera vez. Y el único aditivo necesario es cloruro de sodio, por tanto, agua salada. Haciendo la reacción con agua del mar y controlando otros parámetros físicos puedo recuperar más del 99 % de esos metales líquidos.

Si ocurriera una catástrofe natural, ¿podríamos utilizar este sistema, o de momento solo se ha probado en el laboratorio?

Ahora mismo solo se utiliza en el laboratorio, pero acabo de crear una empresa en la que vamos a empezar a fabricar estos dispositivos. El último gran obstáculo fue averiguar cómo recuperar el catalizador, porque de lo contrario se perdería mucho dinero.

Nuestro camino hacia la comercialización consiste básicamente en encontrar formas de vender el hidrógeno a un precio ‘premium’ más elevado a personas que quizá no lo necesiten para una emergencia. Y luego utilizar esos beneficios para desarrollar las tecnologías que enviaríamos a los países afectados por el cambio climático.

Estos pellets de aluminio pueden utilizarse para generar energía suficiente para desalinizar el agua y generar electricidad para los supervivientes de desastres naturales. / Tony Pulsone

¿Se podrían utilizar de la misma forma otros residuos distintos al aluminio?

Hay toneladas de hidrógeno en los plásticos, así que lo que me gustaría hacer, aunque se trata de una tecnología completamente diferente, es empezar a averiguar cómo podemos convertir el plástico en hidrógeno también.

Como alguien que busca soluciones para mitigar los efectos del cambio climático, ¿qué opinas sobre la situación actual?

El clima ya ha cambiado, no es algo que va a pasar en el futuro. Por un lado, esto me asusta porque no veo que estemos realizando un gran esfuerzo para resolverlo. Por eso, parte de mi investigación se centra en saber si las tecnologías que estamos desarrollando se pueden usar también para la adaptación al cambio climático.

Otra razón por la que estoy tan interesado en la energía de los residuos es porque las comunidades que sufren los peores efectos del cambio climático y de la contaminación son también las que tienen que lidiar con todos los residuos. Tal vez esta tecnología pueda darles un impulso económico, ya que no solo ayudarían a resolver su problema local de contaminación, sino que además podrían beneficiarse de la recogida y la mejor eliminación de esos residuos. Pero todavía tenemos un largo camino por recorrer.

¿Piensas que se nos está acabando el tiempo para hacer frente a este problema global?

Se nos acabó el tiempo hace 20 años. Ya hemos experimentado pérdidas, pero tenemos que evitar que empeore. Creo que por fin estamos avanzando en una dirección y a una velocidad a la que podemos evitar que el cambio climático vaya a peor. Incluso lo que está ocurriendo con Rusia y Ucrania… Espero que esto convenza a Europa para abandonar los combustibles fósiles mucho más rápido.

Además de investigador, también participas en muchas actividades de divulgación. ¿Es importante comunicar la ciencia a la ciudadanía?

Es importante comunicar la ciencia en general, pero es aún más importante hacerlo dentro de un contexto social. Creo que tenemos que llegar pronto a los estudiantes y enseñarles ética junto con el contenido. Necesitamos que empiecen a preguntarse qué van a hacer con esos conocimientos una vez los tengan. Ellos van a ser los que trabajen en Exxon y en Shell, por ejemplo, y podrían ser los que decidan qué tecnologías siguen adelante y cuáles no se financian. Si estas personas no han aprendido sobre las repercusiones de estas tecnologías, no se les puede culpar de no elegir las que son mejores para el mundo.

Es importante comunicar la ciencia en general, pero es aún más importante hacerlo dentro de un contexto social; creo que tenemos que llegar pronto a los estudiantes y enseñarles ética junto con el contenido

También eres músico de jazz, ¿crees que la ciencia y la música están relacionadas?

Sí, al menos en cuanto a los aspectos creativos, ya que utilizan las mismas partes del cerebro. Cuando tocas jazz con otras personas, se trata de hacer asociaciones en tiempo real y de jugar con lo que otros están haciendo. En la ciencia se hace lo mismo: se obtiene una información, se sintetiza en el momento y se llega a nuevas conclusiones.

De hecho, la investigación que llevé a cabo durante mi máster surgió cuando fui a Puerto Rico de gira con el saxofonista Miguel Zenon. Mientras estaba allí, vi los residuos de aluminio y fue lo que me inspiró. Creo que sería bueno para la sociedad que más científicos e ingenieros se involucraran en actividades artísticas o culturales, para así poder interactuar con personas que podrían llegar a usar sus innovaciones.

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Concha Monje: “Lo importante no es que haya un 10 % más de ingenieras, sino que todas las que lo deseen puedan estar ahí”

Concha Monje es ingeniera electrónica y profesora en la Universidad Carlos III de Madrid

Concha Monje trabaja en el desarrollo del robot humanoide TEO, al que ahora está implantando innovaciones de robótica blanda para hacerlo más versátil. Además, esta investigadora y profesora de la Universidad Carlos III de Madrid está muy comprometida con la promoción de la visibilidad de la mujer en ciencia y tecnología.

Concha Monje es ingeniera electrónica y profesora en la Universidad Carlos III de Madrid. / Foto cedida por la entrevistada

Investigadora en el grupo RoboticsLab y profesora titular de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), Concha Monje (Badajoz, 1977) trabaja desde hace algo más de una década en el desarrollo y mejora de la plataforma TEO (siglas de Task Environment Operator), un humanoide asistencial de 60 kilos capaz de caminar, manipular diversos objetos e incluso hablar en lengua de signos.

Esta ingeniera electrónica, con un doctorado en Ingeniería Industrial, está ahora centrada en la robótica blanda y ha desarrollado ya un brazo y un cuello blandos para TEO.

Monje es autora de casi medio centenar de artículos científicos y, además, está muy comprometida con la promoción de la visibilidad de la mujer en los ámbitos de la ciencia y la tecnología.

SINC realizó esta entrevista por teléfono tras su regreso de Oviedo, donde participó como jurado en los Premios Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, mientras preparaba un viaje a Lima.

¡No paras! ¿Qué vas a hacer en Lima?

Doy clases allí con una movilidad de Erasmus+. La solicité y me la dieron. Voy a impartir allí un máster de temas en los que estoy trabajando ahora, como control fraccionario en robots blandos.

¿Cómo se inicia el proyecto del robot TEO??  

Llevo diez u once años más o menos trabajando en esta plataforma. TEO es la continuación de otro proyecto de humanoide que se desarrolló previamente: la serie RH0 y RH1. Estando ya integrada en el grupo, comenzamos el desarrollo de TEO desde cero. El diseño, la fabricación, el ensamblado, la parte de control y las habilidades del robot las hemos desarrollado nosotros en el grupo, solo unas pocas piezas se fabricaron fuera.

Al principio, me dediqué más a la parte de locomoción y al control de la caminata. Mi campo de formación básica es el control de sistemas. Y lo que hacía era el control de todos los motorcitos, de todas las articulaciones del robot para que caminara, se moviera, manipulara objetos sin caerse, de forma robusta y estable.

Desde hace ya unos años estoy más centrada en el desarrollo de articulaciones blandas para robots.

¿Qué estás haciendo en este campo?

Los robots con cuerpo y sistemas sensoriales y de actuación blandos pueden adaptarse mejor al entorno y ejecutar sus tareas de manera más adaptativa que los rígidos. Y van a suponer una revolución en robótica.

Yo estoy desarrollando articulaciones blandas para robots, que son flexibles y están hechas de materiales blandos que se imprimen con una impresora 3D. Puedo configurar la densidad, las dimensiones y el tipo de material. Lo que hago es actuar las articulaciones mediante tendones. Para que te hagas una idea, es como si fuera una columna vertebral, en esa columna se insertan unos tendones longitudinalmente y tirando de ellos se consigue doblar esa columna vertebral. Conceptualmente esa es la idea.

Los robots con cuerpo y sistemas sensoriales y de actuación blandos pueden adaptarse mejor al entorno y ejecutar sus tareas de manera más adaptativa que los rígidos. Van a suponer una revolución en robótica.

Hemos desarrollado ya un cuello y un brazo blandos para TEO. Lo que pretendemos es integrar estas articulaciones en nuestro humanoide. Pero estos elementos podrían tener también otra función por sí solos. Podemos tener ese eslabón y conectarlo con otro en serie y así crear una cadena de ellos actuada por tendones. Imagínate, podría ser como un gusano deformable que puede actuar como manipulador, se puede introducir dentro de una tubería para inspeccionar una obstrucción, por ejemplo.

Concha Monje posa junto al humanoide TEO. / Foto cedida por la investigadora

¿Cuáles son las principales innovaciones y ventajas?

Hay un estudio muy importante de materiales, sus características, sus deformaciones, cómo se modelan, para luego poder controlar todas esas estructuras. Porque es verdad que los robots blandos tienen muchas ventajas, la movilidad es mucho más versátil, encajan mejor los golpes y se desestabilizan menos porque absorben mejor la vibración.

Pero, a la vez, existe una gran complejidad porque los materiales blandos son más difíciles de modelar. Entonces hay una línea muy bonita de trabajo: conocer los materiales, modelarlos para luego con ese modelo poder diseñar un control y conseguir que el robot se doble en la medida deseada, aguante los esfuerzos que yo quiera, si manipula cargas, etc. Es un mundo muy apasionante.

¿Qué tipo de materiales usáis?

Estamos experimentando con varios. El que usamos con más frecuencia se llama flexiprint y es un material bastante estándar, que puede imprimirlo casi cualquier impresora 3D comercial. Un tema muy importante en el ámbito de los materiales que elegimos y modelamos para los robots blandos es que algunos de ellos tienen propiedades sensoras, es decir, que a la vez que se deforman, ellos mismos te dan la medida de su deformación.

Volviendo a TEO, ¿en qué fase está ahora esta plataforma?

TEO lo hemos concebido como un robot asistencial. Tiene dos piernas, dos brazos, es capaz de caminar y manipular objetos. Las cámaras que tiene en la cabeza le permiten reconocer, objetos y caras. Puede evitar un obstáculo, llamarte por tu nombre, etc. Aunque nosotros no trabajamos en la interacción humano-robot de forma social. Tenemos otro grupo en la UC3M que sí investigan en esta área. A nosotros no nos interesa que TEO nos hable o nos salude por la mañana.

TEO puede mantener en equilibrio una bandeja llena de copas porque tiene cámaras y sensores de fuerza en las muñecas que le permiten saber si alguna se está moviendo hacia un lado y a qué velocidad

Lo que queremos, por ejemplo, es que nos ayude a trasladar una mesa de un sitio a otro. Él sabe qué esfuerzos estoy aplicando al otro lado de la mesa y es capaz de gestionar esa manipulación para moverla. También puede mantener en equilibrio una bandeja llena de copas porque tiene cámaras y sensores de fuerza en las muñecas que le permiten saber si la copa se está moviendo hacia un lado o hacia otro y a qué velocidad.

Además, tiene manos que le permiten comunicarse en lengua de signos. Es una función muy llamativa que no he desarrollado yo. En el prototipo trabajamos mucha gente.

Es decir, que vais introduciendo mejoras de manera constante, ¿no?

Sí, vamos desarrollando poco a poco nuevas habilidades. Ahora estamos trabajando para que manipule cajas, ahí no interesa tanto tener manos como unos muñones que agarren las cajas. Para cada aplicación vamos incorporando nuevos elementos.

El cuello y brazo blandos en los que he estado trabajando le dan mucha más versatilidad. Por ejemplo, el brazo es inteligente y se reconfigura en función de las necesidades para aguantar más o menos carga. En el diseño de ambos usamos parámetros biométricos humanos para imitar nuestros movimientos.

TEO es un prototipo de evolución continua y cada vez incorporamos más inteligencia artificial en el robot. Con las mejoras y las nuevas habilidades buscamos que el robot sea más inteligente en su función, que es la de ser asistencial: asistir, ayudar, mover cargas, traerte un vaso de agua y este tipo de cosas.

He leído que plancha también.

Sí, sabe planchar. Es verdad que plancha despacito, pero nosotros no pretendemos hacer una plataforma comercial porque no es nuestra función, no somos una empresa, somos investigadores, desarrollamos ciencia básica que luego pueda ser exportable a muchas plataformas robóticas, el algoritmo de planchado de TEO se podrá aplicar para que planche otro robot diferente. Y ahí está la gracia y la transversalidad.

El algoritmo de planchado de nuestro humanoide se podrá aplicar para que planche otro robot diferente. Cuidamos esa parte de la transferencia, creemos que es importante y es un conocimiento que otros pueden utilizar

Y todas estas mejoras las patentareis, supongo.

Sí, claro, por ejemplo, todo lo que te he comentado de las articulaciones blandas lo estamos patentando. Han pasado la primera fase de la revisión y somos bastante optimistas. Y ahora estamos en proceso de patentar otra parte del proyecto, la de sensorización blanda. Por supuesto, TEO ya tiene patentes asociadas porque en su diseño se ha hecho mucha innovación. Siempre intentamos cuidar esa parte de la transferencia, creemos que es importante y es un conocimiento que otros pueden utilizar.

Pero también se puede transferir sin necesidad de patente. Yo tengo bastantes proyectos con empresas a las que les interesa tu conocimiento para resolver un problema. En este ámbito he trabajado en proyectos con FerroNats, en entornos de simulación 3D de torres de control, y con Thales Alenia Space, para supervisar el control de las ruedas de un rover que se mandará a Marte en el futuro.

¿Crees que los sesgos de género del mundo real se llevan a la robótica?

Es verdad que hay países donde el sesgo es mayor y por tanto su transmisión a la tecnología se plasma mucho más. En nuestro caso, aquí en España, por ejemplo, en los grupos que yo conozco de investigación, la decisión de que el robot tenga nombre o voz de mujer o de hombre, un aspecto más masculino o femenino…, muchas veces es más aleatoria de lo que de lo que se pudiera pensar.

Para ciertas aplicaciones sí es cierto que una voz femenina es mejor que una masculina y viceversa. Si la aplicación tiene que ver con el cuidado, estamos más acostumbrados a asociarlo con lo femenino. Al final, los investigadores lo que hacen es poner la voz que los estudios confirman como más adecuada, con la que la interacción del usuario con la plataforma sea mucho más eficiente.

En países como Japón los sesgos en robótica sí están bastante claros. Las actividades que diseñan cuando son robots con aspecto externo femenino son tipo cheerleader que cantan, bailan…, mientras que a la misma plataforma con apariencia de hombre le otorgan funciones mucho más sustanciales, como conducir, manipular una grúa, etc. Sus actividades requieren más destreza y más inteligencia, por decirlo de alguna manera.

En países como Japón los sesgos en robótica sí están bastante claros. Las actividades que diseñan cuando son robots con aspecto femenino son de tipo cheerleader que cantan y bailan, mientras que la misma plataforma con apariencia masculina conduce, manipula grúas…

¿Siempre tuviste claro que querías ser ingeniera?

Mi padre fue profesor de formación profesional de electrónica y nuestra casa estaba siempre llena de cachivaches electrónicos que me interesaban mucho. También me gustaba la música, estuve algunos años en el conservatorio, y la filología inglesa. Me costó elegir entre la carrera de música y la de ingeniería o el inglés, pero ganó la ingeniería, pensé que las otras dos cosas podía seguir cultivándolas por mi cuenta, como así he hecho.

Me decidí por ingeniería electrónica, y por un doctorado en control de sistemas. Mis teorías y algoritmos de control los apliqué, entre otras cosas, a una plataforma que era un brazo robótico flexible. Y eso me abrió la puerta a la robótica.

¿Sigue siendo la ingeniería un mundo de hombres?

La presencia de mujeres en las ingenierías estará en torno al 30 % o el 35 %, que sigue siendo un porcentaje bajo, pero se está incrementando, yo lo veo en mis clases. En las bioingenierías se nota un aumento tremendo de mujeres. En otros segmentos como la informática, no es así, hay pocas mujeres.

Lo que está claro es que es muy difícil equilibrar la balanza cuando históricamente venimos de dónde venimos. El acceso de la mujer a la universidad fue muy posterior al del hombre. Las carreas por las que se han decantado ellas han estado más alejadas de las ingenierías, ya que estaban concebidas para los hombres y las mujeres las descartaban. Darle la vuelta a todo esto es difícil. Pero no vamos mal y tampoco hay que obsesionarse con los números. La cuestión aquí no es conseguir que haya un 10 % más de mujeres ingenieras, es lograr que todas aquellas que lo deseen puedan estar ahí.

Si ves que no te gusta lo que haces o no es lo que esperabas, cambia porque la carrera es muy corta y la vida, muy larga

¿Algún mensaje para las chicas que quieran ser ingenieras?

Mi consejo es que siempre hay que hacer lo que te guste y, dentro de lo que te guste, infórmate bien. Antes era más sencillo elegir porque había pocas ingenierías: electrónica, electricidad, mecánica e ingeniería industrial, pero ahora hay mucha más especialización y muchos más grados.

Seguro que hay un grado que es más afín a lo que quieres hacer. No tengas miedo a equivocarte porque siempre puedes cambiar de grado. Si ves que no te gusta lo que haces o no es lo que esperabas, cambia porque la carrera es muy corta y la vida, muy larga.

Fuente: SINC
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Charo Rueda, catedrática de psicología de la Universidad de Granada:“Con la atención se puede ‘hackear’ la mente de las personas y cómo conducen sus vidas”

Pocos saben cómo definir la atención, sin embargo, todos quieren hacerse con ella. Dice Charo Rueda, catedrática de psicología de la Universidad de Granada, que esta capacidad cognitiva se ha convertido en uno de los productos más cotizados del mercado y que la pugna por captarla nos provoca dispersión mental hacia temas que ni nos van ni nos vienen.
 

Charo Rueda en una foto cedida por ella misma, con su libro.

“Imagina que estoy escribiendo un correo electrónico: tengo un objetivo claro, escribo una palabra y todo mi cerebro se centra en escoger cuál vendrá después. Aunque estemos muy inmersos en la tarea, si de repente suena una alarma, o alguien nos grita “¡cuidado!”, ese estímulo externo nos sacará instintivamente de nuestro foco de atención elegido, reseteará el cerebro”, explica Charo Rueda, catedrática de psicología de la Universidad de Granada.

Es experta en cognición y atención, el nuevo objeto de deseo por el que todos pelean. Y ha plasmado en Educar la atención con cerebro (Alianza Editorial, 2021) todo lo que sabe sobre el asunto.

Rueda defiende que la atención es un aspecto de la cognición fundamental para ejercer la voluntad y actuar conforme a decisiones y objetivos propios. De ahí que ande seriamente preocupada por cómo se comercializa con ella.

“Hay información que capta inevitablemente nuestra atención porque relacionada con recompensas o con amenazas a nuestra supervivencia, como es ahora el caso de la covid-19, que acapara el panorama informativo”, reflexiona la investigadora granadina. El problema es que eso hace que ciertos temas ocupen en exceso nuestro pensamiento en detrimento de otras cosas más fundamentales en nuestro día a día.

Todos tenemos un concepto más o menos vago de lo que implica estar atento a algo. Pero si nos piden definirlo en pocas palabras, creo que pocos atinaríamos…

A los neuropsicólogos nos pasa lo mismo [se ríe]. Es difícil acotarlo porque, en cierto modo, la atención es una capacidad cognitiva que lo engloba todo. Mirando al cerebro, yo destacaría tres aspectos fundamentales. Por un lado, que para que exista atención tiene que producirse una activación óptima del cerebro, ni excesivamente alta ni excesivamente baja, pero suficiente para poder seleccionar y priorizar una parte de la ingente cantidad de información que nos llega a través de los sentidos. Además, es importante que la respuesta sea controlada, deliberada, consciente y orientada a conseguir nuestros objetivos. En resumen, las tres patas de la atención serían activación, selección y control.

¿Nos pone un ejemplo práctico?

Supongamos que estamos en la cocina guardando las cosas del desayuno y pensando en un problema del trabajo. Podría ocurrir que colocáramos el azúcar dentro del frigorífico y la mantequilla en el armario donde se guarda el azúcar. Eso que llamaríamos un “despiste” no es otra cosa que un fallo en la pata del control de la atención. Y como no hemos sido conscientes de lo sucedido, lo más probable es que a la mañana siguiente nos volvamos locos buscando el azúcar.

Que los humanos tengamos la capacidad para controlar la atención y el comportamiento en función de expectativas nos permite sentarnos en un aula a adquirir el conocimiento que nos transmite la generación que nos precede

¿Seleccionamos siempre nosotros a qué le prestamos atención?

No. Y para entender por qué debemos diferenciar entre dos tipos de atención. Cuando una alarma u otro evento externo capta nuestra atención de manera prácticamente automática, hablamos de atención dirigida por la estimulación externa o bottom-up (de abajo arriba). Es totalmente distinta a la atención top-down (de arriba abajo), esa que nos permite seleccionar el foco de atención en base a nuestras expectativas y objetivos. La primera es común a otras muchas especies, mientras que la segunda es prácticamente exclusiva del Homo sapiens.

En su libro dice que sin ese segundo tipo de atención no existirían las escuelas…

Así es. Que los humanos tengamos la capacidad para controlar la atención y el comportamiento de un modo endógeno, en función de expectativas u objetivos de corto o largo plazo, nos permite sentarnos en un aula a adquirir el conocimiento que nos transmite la generación que nos precede. La creación de la escuela como institución para fortalecer y canalizar el aprendizaje social es uno de los grandes logros de la especie humana.

La atención y el aprendizaje guardan una relación estrecha.

Sin duda. Cuando aprendemos algo por primera vez, sobre todo si tiene que ver con ejecutar secuencias de acciones motoras, por ejemplo, para montar en bicicleta o conducir, la demanda de recursos atencionales que exige es enorme. En la jerga se conoce como atención effortful (llena de esfuerzo).

Pero una vez que se establecen las conexiones neuronales necesarias, podemos empezar a cambiar de marcha sin pensarlo e incluso mantener una conversación fluida con el copiloto porque liberamos recursos atencionales. Es atención effortless (sin esfuerzo), y nos permite tener más recursos para tomar mejores decisiones y plantear estrategias, perfeccionando la ejecución.

Me vienen a la mente declaraciones de deportistas españoles tan reconocidos como Pau Gasol o Rafa Nadal, que en repetidas ocasiones han reconocido que su capacidad de atención (o de concentración) durante los partidos puede llegar a ser más importante que la técnica. 

Sin duda. En el deporte, cuando tras mucha práctica llegamos a ese estado de atención effortless que mencionaba, no solo mejora la capacidad de analizar la situación y reaccionar con rapidez, sino que mejora también la ejecución de los movimientos, de los tiros, de los golpes de raqueta…

Experimentalmente se ha comprobado que meditar mejora tanto el control de la atención como la capacidad de regular las emociones

¿Significa eso que la atención se puede entrenar?

Sí, y volviendo al ejemplo de Pau Gasol, me consta que algunas veces ha comentado que practica meditación. Experimentalmente se ha comprobado que meditar mejora tanto el control de la atención como la capacidad de regular las emociones. Este control, a su vez, se relaciona con el nivel de activación cerebral del que hablábamos al principio, que guarda una relación con la atención en forma de U invertida.

Para entenderlo, pensemos en un jugador de baloncesto que se dispone a lanzar un tiro libre. La probabilidad de fallarlo será mayor si acaba de despertarse (nivel de activación demasiado bajo) o si está en la final del mundial de baloncesto y es un tiro decisivo para ganar o perder el partido (excesivo nivel de activación), salvo que consiga mantener una activación cerebral moderada incluso en los momentos de tensión.

¿Existe una ‘gimnasia’ de la atención?

Algo así. En nuestro laboratorio usamos entrenamiento de procesos y hemos diseñado ejercicios que funcionan como píldoras cognitivas. Desgranamos procesos que el cerebro usa para ejecutar ciertas tareas de forma óptima y luego exploramos cómo repercute en el cerebro infantil ejercitarlos por separado. La conclusión es que hay claras mejoras, pero que más peso tiene aún crecer en un entorno en el que nos sintamos queridos y en el que existan estímulos cognitivos y oportunidades de aprendizaje. Por eso creo que tenemos una gran responsabilidad como sociedad.

Una sociedad tiene mejores perspectivas de progreso cuando los individuos pueden desplegar todos sus recursos cognitivos y emocionales. Educar la atención en escuelas inclusivas forma parte de la solución

¿A qué se refiere?

El impacto que la pobreza tiene en el desarrollo del cerebro se observa desde bien temprano. Los bebés que crecen en familias con menos recursos muestran menor actividad en regiones cerebrales claves para la capacidad de regulación de la atención y el comportamiento. Conforme pasa el tiempo, la brecha de desigualdad en el rendimiento escolar y el éxito profesional en función de los niveles de recursos de cada familia no hace más que crecer.

Una sociedad que busca el bienestar no debe dejar atrás a una parte de la comunidad. Incluso desde un punto de vista puramente económico y de bienestar social, una sociedad tiene mejores perspectivas de progreso cuando los individuos que la forman pueden desplegar todos sus recursos cognitivos y emocionales. Educar la atención en escuelas inclusivas forma parte de la solución.

¿Y qué pasa con los magos? ¿Por qué no desmontamos sus trucos por más atención que pongamos?

Los humanos tenemos la sensación (potente pero equivocada) de que cuando miramos una escena la vemos completa. ¡Pero no! La realidad es que nuestro cerebro solo ve la parte de la escena a la que damos prioridad. Los ilusionistas saben cómo manejar esas prioridades y evitar que percibamos lo que nos quieren ocultar. Y, voilà, hacen magia.

Las técnicas que emplean los magos son similares a las que se utilizaron en las redes sociales como Facebook durante las elecciones americanas. El algoritmo que seleccionaba las noticias mostraba solamente la información  que iba a captar la atención de los lectores, en función de sus intereses y sesgos, para conseguir más clics. Si un lector estaba en contra de la inmigración, por ejemplo, le mostraba noticias que desprestigiaban a los inmigrantes, aunque fueran falsas. Eso es comercializar con la atención de la gente, utilizando el sistema bottom-up (el instintivo) para sesgar sus opiniones y llevarles donde nos interesa.

En el siglo XXI, la atención de las personas se ha convertido en uno de los productos de mercado más cotizados

¿Qué implica que la atención se convierta en un negocio?

No solo un negocio: el gran negocio. En el siglo XXI, la atención de las personas se ha convertido en uno de los productos de mercado más cotizados. Los medios, las redes sociales y las empresas tratan de captar la atención de las personas. Eso da lugar a una dispersión de la atención de los individuos hacia temas que no son propios, que no repercuten directamente en sus vidas; por ejemplo, temas de opinión pública sobre los que los partidos políticos pretenden que nos posicionemos. O las vidas y los problemas personales de celebridades que ni nos van ni nos vienen.

En este momento, sin ir más lejos, la vida de mucha gente gira todo en rato en torno a las noticias sobre la covid-19 que, como es natural, nos provoca miedo. Y muchos dejan de prestarle atención a cuestiones básicas, por ejemplo relacionarse con sus seres queridos.

En ese sentido, el peligro que veo es que, a través de la atención se puede hackear el contenido de la mente de las personas y cómo conducen sus vidas. Sobre todo de los niños (por falta de maduración del sistema de la atención) y de los ancianos (por deterioro cerebral), que tienen más dificultades para regular a qué sí y a qué no quieren prestarle atención.

Derechos: Creative Commons

John Willinsky, catedrático de la Universidad de Stanford, dice que “La pandemia demostró que el acceso abierto es el camino en comunicación científica”

En su nuevo libro Copyright’s Broken Promise, este activista canadiense plantea una reforma de la ley de derechos de autor que garantice tanto el acceso abierto universal a la investigación, como una compensación equitativa para los editores de revistas científicas.

El activista del acceso abierto en ciencia John Willinsky durante la presentación de su propuesta de reforma del copyright en la PKP Conference, celebrada en la Universidad Autónoma de Barcelona en noviembre de 2019. / Jason Nugent

El educador, autor, activista y catedrático de la Universidad de Stanford John Willinsky (Toronto, Canadá, 1950) es conocido por su trabajo incansable para logar un modelo de acceso abierto a la información científica en la era digital. Lleva dos décadas difundiendo la idea de que una ciencia que depende en gran medida de la financiación pública debería facilitar todos sus resultados a la ciudadanía.

Willinsky ha visitado recientemente España para participar en un seminario, celebrado en Universitat Oberta de Catalunya, donde habló de su nuevo libro Copyright’s Broken Promise (La promesa incumplida de los derechos de autor), que se publicará en acceso abierto en diciembre y en el que plantea una reforma de la ley de derechos de autor, según cuenta también a SINC.

Usted lleva décadas luchando por el acceso libre y universal a la información científica: ¿No es un poco utópico esperar que las grandes revistas se unan al movimiento de acceso abierto? ¿Ve usted cambios?

Bueno, podría haber parecido una cruzada utópica, incluso una lucha contra molinos de viento, en los primeros días del acceso abierto, cuando empecé con este tema a principios de siglo. Sin embargo, en dos décadas hemos empezado a ver cambios alentadores. En los últimos años, por ejemplo, ha surgido un consenso sobre el acceso abierto entre editores, grandes y pequeños, sociedades académicas, investigadores, bibliotecarios y financiadores.

El coronavirus demostró que la ciencia de acceso abierto —con preprints, intercambio de datos, etc— aceleró el desarrollo de múltiples vacunas

Hay acuerdo en que el open access es lo mejor para la ciencia. Se reconoce que es el objetivo hacia el que todos nos dirigimos en la comunicación académica. La pandemia no hizo más que reforzar este consenso al demostrar cómo la ciencia —con acceso abierto, preprints, intercambio de datos, etc.— aceleró el desarrollo de múltiples vacunas contra el coronavirus.

Ahora las grandes revistas científicas publican algún que otro artículo en abierto, al tiempo que sus editores sacan publicaciones homólogas en open access.

Como el caso de Scientific Reports, de Springer-Nature y la familia de revistas PLoS¿A qué cree que se debe este cambio?

Estos cambios entre las publicaciones científicas reflejan la creciente conciencia de que cualquier cosa que impida innecesariamente la circulación de la investigación está trabajando en contra del progreso de la ciencia a expensas de la humanidad. Simplemente necesitamos una forma justa y equitativa de compensar a los editores para que lo que hoy es técnicamente factible, mediante el acceso abierto, pueda realizarse plenamente.

Pero muchas publicaciones científicas siguen aferradas a su arcaico modelo de publicación, ¿no? ¿Dónde quedaría su modelo de negocio con el open acces?

Bueno, en algunos casos sus modelos de negocio han empezado a incluir estrategias de acceso abierto, como los ‘cargos por procesamiento de artículos’ [APC, por sus siglas en inglés] que se cobran a los autores, los acuerdos de ‘leer y publicar’ y los ‘modelos de suscripción en abierto’, con bibliotecas que apoyan el acceso abierto.

Es interesante observar que el grupo PLoS, que es uno de los creadores de los APC como modelo para su conjunto de revistas de acceso completamente abierto, se está ahora alejando de él. Reconoce que los APC son intrínsecamente injustos para los autores y está decantándose por el modelo de apoyo institucional.

Dicho esto, creo que tiene razón cuando dice que hay editoriales que se agarran aún a los modelos más antiguos, incluso cuando el acceso abierto, en principio, es universalmente aceptado.

Sin embargo, en lugar de culpar a los editores por este aferramiento, creo que es el resultado de que la ley de derechos de autor no se ajusta a los cambios en curso, lo que hace que tengan dificultades para encontrar un camino claro hacia el acceso abierto.

Portada del nuevo libro de John Willinsky. / MIT Press

Esta reforma de la ley es de lo que trata precisamente su nuevo libro Copyright’s Broken Promise.

Este libro, que será de acceso abierto cuando se publique en diciembre en MIT Press, defiende lo que para mí y para muchos en este campo es una nueva postura sobre cómo lograr el acceso abierto. Sostenemos que, solo cambiando la ley de derechos de autor, podremos avanzar hacia el acceso abierto universal de manera oportuna y a un coste justo. Este llamamiento al cambio se basa, en primer lugar, en el reconocimiento de que las publicaciones de investigación funcionan sobre una base económica e institucional muy diferente a la de otros tipos de obras protegidas por derechos de autor.

Tratar la investigación como las novelas y las películas dificulta mucho el open access. Una vez que establezcamos las revistas científicas como un tipo de obra propio y diferenciado bajo los derechos de autor, podremos adaptar la ley.

Tratar la investigación como las novelas y las películas dificulta mucho el acceso abierto. Una vez que establezcamos las revistas científicas como un tipo de obra propio y diferenciado bajo los derechos de autor, podremos adaptar la ley

¿Y cómo debería ser esa adaptación de la ley de derechos de autor para compensar a las revistas científicas?

En concreto, en el libro defiendo la introducción en la ley —empezando por Estados Unidos, aunque creo que podría extenderse a la UE y al resto del mundo— de una forma de licencia legal en la que los usuarios institucionales y los financiadores de la investigación estén obligados a compensar de forma justa a sus editores de revistas científicas por el acceso abierto inmediato y universal a la investigación.

Esto es, la ley exigiría tanto el acceso abierto universal a la ciencia, como una compensación justa para los editores. Su difusión mundial se gestionará a través de acuerdos internacionales y dentro de las jurisdicciones locales, tal y como ocurre con la industria musical en todo el mundo. El precio justo para los distintos tipos de publicaciones de investigación lo decidirán, como en el caso de la música, los jueces y las juntas de derechos de autor tras escuchar a los editores, las bibliotecas, los financiadores y otros, con una revisión periódica de las tarifas.

Esto que dice es muy ambicioso.

Sí, el alcance de este cambio legislativo es, sin duda, una empresa de gran envergadura, y uno de los pasos más importantes dados para lograr el acceso abierto. Pero después de dos décadas de éxitos muy parciales, y ante las pandemias que se avecinan y la catástrofe climática inmediata, necesitamos ese cambio. En este momento, nuestro progreso hacia el acceso abierto universal —a pesar del amplio reconocimiento de cómo ayuda a la humanidad— avanza con demasiada lentitud y con un gasto que no se puede mantener.

En este momento, nuestro progreso hacia el acceso abierto universal —a pesar del amplio reconocimiento de cómo ayuda a la humanidad— avanza con demasiada lentitud y con un gasto que no se puede mantener

En alguna ocasión usted ha dicho que el acceso abierto al conocimiento es un derecho humano. ¿Es esta afirmación especialmente importante en los países con menos recursos? ¿Qué tipo de acciones son necesarias para avanzar en este sentido?

El derecho al conocimiento es importante, especialmente para alguien como yo, cuyo oficio es la enseñanza. Este derecho está reconocido en varias de las principales declaraciones de derechos humanos. Tiene una importancia especial en el Sur Global porque en muchos casos no se ha atendido adecuadamente, ya que gran parte de la investigación del Norte Global está económicamente fuera del alcance del sur.

También hay que decir que las editoriales científicas han hecho esfuerzos considerables, a través de iniciativas como Research for Life, para que una mayor parte de la investigación del norte esté disponible en el sur. Pero este derecho al conocimiento también implica garantizar que la investigación del Sur Global sea reconocida y esté ampliamente disponible en el mundo. A esto ha dedicado sus esfuerzos el Public Knowledge Project [PKP], que fundé en 1998.

El PKP ha logrado que su software open source se convierta en el estándar de facto para las revistas científicas abiertas, lo que supone un gran éxito para el conocimiento abierto. ¿Cuál es el siguiente paso para avanzar en este camino?

Este proyecto cuenta ahora con un equipo de más de 30 colaboradores con talento y dedicación a las plataformas de publicación de código abierto que, en el caso de los Open Journal Systems [OJS], se han convertido en el software más utilizado del mundo, con más de 30.000 revistas en OJS en 2021. Trabajamos constantemente en nuevos desarrollos para mejorar las cualidades editoriales y académicas de la plataforma, con importantes novedades anuales.

También estamos avanzando en iniciativas de integración que ayudarán a la gente a apreciar y evaluar mejor las cualidades que distinguen a las publicaciones de revistas de otras formas de publicación.

¿Es el PKP además una herramienta de investigación?

Sí, es también una iniciativa de I+D, por eso el profesor Juan Pablo Alperin [codirector científico del PKP], por ejemplo, está trabajando en la mejora de los metadatos utilizados para el seguimiento de la investigación y en cómo esta nueva apertura figura en la evaluación de los investigadores.

Mi trabajo sobre la reforma de los derechos de autor para avanzar en el acceso abierto también forma parte de lo que hace el PKP. Trabajamos al servicio de lo que puede haber empezado como una cruzada por mi parte, pero que desde entonces se ha convertido en una iniciativa global, que implica a la comunidad académica en general, para aportar una apertura fructífera a todo lo que la ciencia y la academia pueden hacer por la humanidad.

Trabajamos al servicio de lo que puede haber empezado como una cruzada por el acceso abierto por mi parte, pero que desde entonces se ha convertido en una iniciativa global

Alguna vez ha comentado que no solo lucha porque la ciencia sea libre, sino por un principio que siempre ha formado parte de la ciencia: que el acceso y la transparencia contribuyen a la calidad. ¿Podría desarrollar esta idea?

Parte de mi trabajo con el Public Knowledge Project ha consistido en examinar la historia de la ciencia y la academia, lo que nos ha permitido, a mi y a otros, comprender lo importante que ha sido la ampliación de la circulación del conocimiento para lograr avances, ya sea a través de manuscritos, impresos o formas digitales.

Esta apertura de la ciencia no es un intento por parte de investigadores deshonestos de aprovecharse de internet, sino que forma parte del largo progreso histórico que es endémico al modo en que funciona y se expande el conocimiento

En la época medieval, lo que hoy es España fue uno de los grandes puntos de intercambio y acceso entre el saber islámico, cristiano y judío. Más tarde, la imprenta contribuyó en gran medida a la circulación del saber; y el intercambio temprano de datos astronómicos condujo a avances en la estadística, así como en la física y otros campos.

Esta apertura de la ciencia, por tanto, no se trata de un mero intento por parte de investigadores deshonestos de aprovecharse de internet, sino que forma parte de un largo progreso histórico que es endémico al modo en que funciona y se expande el conocimiento.

El estado actual del mundo justifica un camino claro y directo hacia el acceso abierto universal para la investigación

Mi esperanza, en un sentido más inmediato, es que el Gobierno español considere seriamente esta iniciativa de reforma de los derechos de autor en open access. Lo que está claro, a estas alturas, es que el estado actual del mundo justifica un camino claro y directo hacia el acceso abierto universal para la investigación.
Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons