En el campus Nayón de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) está ubicada la primera biorefinería del país, que obtiene etanol a partir de desechos agrícolas como bagazo de banano, papa, palma africana, tagua, entre otros y que fue presentada este martes 4 de febrero del 2014 por René Ramírez, titular de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT).
“El conocimiento es un medio para el cambio de matriz productiva y energética; estamos trabajando por el Ecuador del futuro, el de la era postpetrolera”, afirmó René Ramírez. Esta biorrefinería, desarrollada por un grupo de 35 investigadores, es una planta de alta tecnología que integra procesos físicos, químicos, bioquímicos y biológicos para la transformación de biomasa en diversos productos de interés nacional, como por ejemplo: papel, cartón y refuerzo de materiales plásticos, precisó.
Además, representa un proceso de desagregación tecnológica, dijo Ramírez, pues la tecnología de la planta fue diseñada y creada por talento humano nacional. En este proyecto de investigación, la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación invirtió US$ 1’513.275.
Proyecto RESETA
Se trata del Proyecto RESETA (Recursos Sustentables para Etanol) que le ha permitido al Ecuador diseñar y construir su primera biorrefinería piloto con capacidad para producir de 40.000 a 60.000 litros de etanol anhidro por año con la biomasa residual existente en los cultivos más representativos a escala nacional. Durante este proyecto se han descubierto nuevas especies de levaduras y una nueva plataforma química mediante la transformación de los residuos agrícolas e industriales.
“Apuntamos hacia una economía que pueda generar valor agregado mediante el conocimiento. Estamos realizando investigaciones de punta con nanocelulosa, que sirve para hacer gran cantidad de productos y bienes y abre un abanico para la diversificación productiva”, dijo Ramírez.
La PUCE cuenta con el aval internacional
Para el desarrollo de este proyecto, la PUCE tiene el aval de la Sociedad Interamericana para el desarrollo de biorrefinerías (SIADEB) y la Red Iberoamericana de Energías, así como convenios interinstitucionales con el Instituto de Investigación Alimentaria (Inglaterra), Instituto Tecnológico de Grenoble (Francia), la Universidad del Estado de Carolina del Norte (Estados Unidos), para intercambiar conocimientos mediante asesorías técnicas y científicas para el desarrollo de tecnología en materia energética.
El Ph.D. Javier Carvajal Barriga, Becario de Doctorado y Post doctorado de la Secretaría de Educación Superior Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT) en Ciencia de Alimentos (Universidad de Castilla La Mancha-2010) y en Nanocelulosa (Instituto Politécnico de Grenoble, Francia 2013), señaló que RESETA busca la transición de una economía basada en los hidrocarburos a una economía basada en los carbohidratos. “Hace cinco años solo trabajábamos en tubos de ensayo, con la inversión de la SENESCYT estamos logrando obtener etanol de segunda generación; es decir, biogás, biofertilizantes que tienen potencial para producir biocelulosa, que es el futuro en la ciencia”, anotó. Carvajal enfatizó “pensemos en grande y miremos al microscopio, seamos gigantes produciendo nanocelulosa”, estacó.
Nanocelulosa
Uno de los materiales más importantes que se pueden obtener en esta biorrefinería es la nanocelulosa que se consigue a partir de la compresión de fibras vegetales, que producen importantes características físicas para aplicaciones de alta tecnología en la electrónica, la industria farmacéutica y los biocombustibles. Además, entre los beneficios que extraerán del residuo del banano está su potencial uso en la producción de bebidas hidratantes. Así, el Ecuador valoriza los residuos agrícolas e industriales y promueve la cultura del cuidado y protección ambiental.
Carvajal explicó que las aplicaciones de los resultados de esta investigación son múltiples; entre ellos la obtención de fertilizantes para cultivos. La nanocelulosa opera en campos tan amplios como las ciencias espaciales; sirve para atrapar polvo de estrellas en el espacio; en la ingeniería de tejidos se usa para recuperar nervios humanos perdidos en accidentes o para refuerzo de materiales neumáticos o plásticos, entre otros usos.
Así, el Ecuador, con su primera biorrefinería, camina hacia el cambio de la matriz energética y productiva, transitando de los hidrocarburos a los carbohidratos, como fuentes de combustibles en el país y sin afectar la soberanía alimentaria.
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