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UTPL investiga sobre el rol del venado para salvar los bosques secos de Ecuador

La relación entre los venados de cola blanca y las plantas ayuda a la conservación de los bosques secos tropicales en el sur de Ecuador.

Por: José Miguel Samaniego
Universidad Técnica Particular de Loja

Bosques tropicales secos

Cuando escuchamos hablar de bosques tropicales pensamos en zonas muy exuberantes y verdes, como las de los bosques amazónicos y de montaña. Pero debido a condiciones climáticas muy particulares, existe también un bioma denominado “bosque seco neotropical”.

La razón por la cual estos bosques son “secos” es la estacionalidad tan marcada de las precipitaciones; en otras palabras, solo hay lluvias en un corto periodo del año. Estos bosques se encuentran entre los 0 y 800 metros sobre el nivel del mar. Piénsese, por ejemplo, en los bosques de Zapotillo.

Por su ubicación, en áreas bajas y normalmente planas, muchos bosques secos han sido rápidamente colonizados y convertidos en ciudades o zonas de cultivo. Además, aunque no siempre sean reemplazados, son “usados” para otras actividades humanas: tala selectiva, extracción de miel de abejas nativas o uso del bosque para ganadería de cabras.

El problema de estas actividades es que hacen que el bosque pierda ciertas funciones en su ecosistema. Los cambios del ecosistema pueden ocasionar desertificación, un proceso por el cual el bosque gradualmente se convierte en desierto.

Como vemos, la colonización y desertificación son problemas muy graves. Por esta razón, el bosque seco es considerado el bioma más amenazado de las zonas tropicales. Para tener una idea de cuán amenazado se encuentra, considérese que el 95% de la región tumbesina (bosques secos ecuatoriales) del sureste de Ecuador y noreste de Perú, se ha perdido por actividades humanas.

Un ecosistema complejo

En un bosque seco, como en otros tipos de bosque, las plantas dependen de la dispersión de sus semillas para desplazarse y sobrevivir.

La dispersión de semillas se da por medio del viento o de animales. Cuando son animales los encargados de hacerlo, puede ocurrir de dos maneras: o bien las semillas se adhieren a la piel de los animales, o son ingeridas y depositadas en otro lugar después de pasar por el tracto digestivo.

Esta sinergia entre ciertas especies de plantas y animales no debería subestimarse. Dependiendo del tipo y tamaño del fruto y semilla de una planta, puede haber solamente un tipo de dispersión. Es por ello que la desaparición de una especie animal puede conllevar a la desaparición de una especie vegetal.

En los bosques secos tropicales, algunas especies de plantas dependen de una dispersión por animales grandes. De estos animales grandes —llamados “megafauna” —, queda lamentablemente una sola especie en los bosques secos del sur de Ecuador: el venado de cola blanca.

Estudiando al venado y su rol en el bosque seco

Andrea Jara y Carlos Iván Espinosa, docentes del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), han investigado la relación entre los venados de cola blanca y las semillas de plantas afines. Sus hallazgos son fundamentales en el esfuerzo por detener la desertificación de bosques secos en el sur de Ecuador.

Los descubrimientos de este equipo de investigación fueron reveladores y se condensan en uno de sus artículos publicados en la revista científica de alto impacto “Biotropica” sobre ecología, biología, conservación y manejo de ecosistemas tropicales. Previamente, se creía que el venado de cola blanca podría ser depredador de semillas, en lugar de dispersor. Sin embargo, el estudio demuestra que este herbívoro dispersa alrededor del 30% de las especies de plantas encontradas en el bosque.

El “servicio ecosistémico” de dispersar semillas se paga con los nutrientes de la pulpa de la fruta. Por ende, el venado no solo dispersa los frutos, sino que además los despulpa. Es probable que el despulpado mejore la germinación de algunas de las plantas del bosque.

Problemas y soluciones de este descubrimiento

Los animales grandes son los más afectados por el cambio climático y la cacería. Algunas de las plantas dispersadas dependen exclusivamente de la megafauna, por ello, corren el riesgo de desaparecer en caso de que el venado también lo haga. Una caída en el número de especies de plantas del bosque intensificaría el proceso de desertificación. A su vez, la desertificación implica, por ejemplo, la inviabilidad de mantener cultivos, la generación de cambios de temperatura a escala local, o la erosión y reducción de vida útil de centrales hidroeléctricas en estas zonas. Esta cadena de desafortunados eventos debería evitarse a toda costa.

La investigación de los docentes Jara y Espinosa es útil porque demuestra la importante función del venado para el ecosistema. Al ser animales grandes, los venados necesitan amplias extensiones de terreno, lo que implica que se debe trabajar en conectar los fragmentos de bosque que quedan en la zona seca para permitir el movimiento y mantener poblaciones viables.

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