Dayana Valeria Pérez Molina y Jaime Zhingre.

Por: Dayana Valeria Pérez Molina
Estudiante universitaria

Esta entrevista es un adelanto de un proyecto de aula, todavía en fase de ejecución, correspondiente a la materia “Sociedad Contemporánea y Políticas Educativas”, dirigida por el Dr. José Manuel Castellano y con la participación de más de 150 alumnos que cursan el primer ciclo de Educación Básica. Este proyecto tiene como finalidad principal un acercamiento a las miradas de los docentes ecuatorianos de Educación Básica sobre su percepción profesional, a través de cuatro aspectos: caracterización del docente; etapa previa como estudiante de Educación Básica; etapa formativa del docente; y visión actual sobre el ejercicio profesional.

Caracterización

Nuestro entrevistado, Jaime Zhingre, cuenta con 52 años de edad y ejerce su actividad docente en la Unidad Educativa de Sígsig (provincia del Azuay), ubicada en la zona urbana de la ciudad. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social, en 2000, por la Universidad Estatal de Cuenca y se ha desempeñado como locutor de radio hasta que ingresaba, en 2013, en el mundo del magisterio en distintas unidades educativas. Durante esa nueva etapa realizó diversos cursos de formación y capacitación, con el propósito de ampliar su conocimiento profesional, además, de concursar, en las mejores condiciones posibles, a la convocatoria de oferta pública. Fue así como obtenía una plaza en propiedad en la Unidad Educativa de Sígsig, que compaginó con el cargo de inspector.

Jaime Zhingre.

Etapa formativa como estudiante de Educación Básica

Durante esta etapa, nuestro docente comenta que la formación se centraba en el dictado, la memorización y la lectura, vista como una competencia de quien leía más palabras en menos tiempo. Otro rasgo que definía la educación en esos momentos, según nos señala, era las frecuentes escenas de maltrato: “si un estudiante no cumplía con lo que se le ordenaba, se le golpeaba” y los que no recibían ese tipo de castigo “eran aquellos quienes se les conocía como los mejores del curso o mentes brillantes, en otras palabras, se hacía presente la jerarquización de inteligencias”.

Por otro lado, nuestro entrevistado apunta que en aquella época existía demasiada pobreza y poca comodidad dentro del aula, por el mal estado de las infraestructuras (sillas, mesas, pizarras maltrechas, etc.) que hacía que los estudiantes no se sintieran muy a gusto. Asimismo, resalta que los escolares buscaban alternativas de ingresos para solventar sus necesidades económicas y que esa situación los convertía en personas responsables y que los docentes, en ese tiempo, eran valorados y considerados de forma positiva por la sociedad como líderes de las comunidades, de las escuelas y, frecuentemente, eran propuestos como candidatos políticos, debido al rol que ejercían.

No obstante, resalta que la educación de hoy está más avanzada. Se han introducido cambios de mejora en muchos aspectos, por ejemplo, ya no se aplica esa vieja metodología basada en que “la letra con sangre entra”. Ahora, según nos comenta, los estudiantes están respaldados y protegido por el gobierno y que los docentes actuales tienen las mismas costumbres de los docentes antiguos, exigen aún a los estudiantes llevar su cuaderno al día, hacer una carátula para obtener nota y si incumplen con lo establecido se les sanciona con la pérdida de año o expulsión.

Formación docente

Nos manifiesta que ejerció la profesión docente por necesidad, debido a que había perdido su trabajo como comunicador social, y un centro universitario le brindó la oportunidad de ser ayudante de cátedra, lo que le permitió adentrarse en el mundo pedagógico. Por esa razón, en el transcurso de su orientación académica como comunicador social fue formándose como pedagogo en la comunicación y, como consecuencia de ello, cree que la vocación en ciertos casos es una farsa, porque lo hacen más por necesidad económica. Por otro lado, no nos señala su valoración en cuanto a su formación. Sin embargo, lo que si nos apunta es que aprovecha lo máximo cada oportunidad que se presenta para ser un mejor ser humano, porque para estar en la educación se necesita de mucha humanidad, es decir, sentir afecto y comprender a sus estudiantes; más aún aprovechar todas sus potencialidades. De esta manera, se van a sentir cómodos y capaces de hacer todo lo que se pretenda. Por otra parte, resalta que los cambios entre la formación de docentes antiguos y actuales siempre van a existir, porque cada día es un proceso que se sigue y una nueva experiencia. En realidad, siempre hay posibilidades para cambiar, lo que pasa es que a veces los seres humanos son los que se resisten al cambio, y quieren cambios, exigen cambios, pero cuando llega la oportunidad deseada no hacen las respectivas acciones para introducirlos. Por tal motivo, se mantienen las mismas planificaciones o las mismas metodologías. Sin embargo, de una u otra manera cree que debe haber una transición, si no, no existiera una evolución latente en la educación.

De igual modo, considera que los docentes actuales están mejor formados, el enigma es que no lo aplican, quizás muchos lo hagan para obtener una mejor categoría o tal solo ser reconocidos como los mejores. Asimismo, resalta que el docente no ha perdido autoridad, aunque no tiene muy claro el concepto de autoridad. Tal vez llamen “autoridad” al decir: “te sientas o si no te doy con el palo”, el docente desconoce si a eso lo denominan como pérdida de autoridad. En contraste, nos manifiesta que en sus clases constantemente ha tratado de mantener la disciplina de trabajar con los estudiantes. De hecho, señala que algunas veces ha tenido que levantar la voz, pero eso no implica agresión. Entonces, en determinados casos posiblemente el miedo impulsaba obedecer las órdenes del profesor, pero solamente para evitar maltratos. El docente entrevistado indica que lo que siempre debe existir dentro del aula es autoridad, debe haber esa relación. No obstante, probablemente el docente pueda irse a extremos al decir que tiene demasiado poder sobre el estudiante; esto es muy diferente. En la actualidad, el Código de la Niñez y Adolescencia protege bastante a los estudiantes, así que lo que nuestro docente critica es que se ha promocionado solamente los derechos, pero no las obligaciones de los jóvenes o de los adultos adolescentes. En el mismo Código mencionado constan los derechos y, por lo tanto, también las obligaciones, así debe ser la escuela o el colegio, con derechos y obligaciones.

Visión actual sobre el ejercicio profesional docente

Su valoración sobre la actual política educativa ecuatoriana es positiva en comparación a las etapas anteriores, aunque recalca que hay cosas buenas y otras no tan buenas. Esa valoración positiva, aclara, no se refiere a que los docentes sean una maravilla, más bien, al rol del docente como mediador y guía. Todavía la educación en Latinoamérica necesita dar pasos agigantados para romper el tema del cuaderno y del libro para construir y aprender cada día. Por otro lado, según su criterio, los docentes no se encuentran respaldados por el Ministerio de Educación, ni por las autoridades de los centros educativos. En cambio, en el caso de los padres de familia parece existir cierto apoyo. Por último, plantea la necesidad de deshacerse definitivamente del tema de las evaluaciones, porque las evaluaciones se hacen todos los días e imagina una educación del futuro sin muros, sin paredes, donde el estudiante asista al centro por la necesidad de aprender.