Entrevista a Fran González, coordinador de un libro que busca sensibilizar, prevenir y detectar el abuso sexual infantil

 

Por: Fernando Uyaguari
Estudiante universitario y miembro de CES-AL, Cuenca (Ecuador)

La Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina (CES-AL) publicaba, el pasado mes de febrero, el libro Este es el principio del final: Recomendaciones en materia de sensibilización, prevención y detección precoz del abuso sexual infantil. Una obra coordinada por Fran González, psicólogo social graduado en Psicología por la Universitat Oberta de Catalunya (España). El libro cuenta con la participación y colaboración de activistas en derechos de la infancia, plataformas de víctimas, juristas, personal médico especializado, expertos en políticas, entre otros actores. Para conocer más del libro, a continuación, Fran nos contextualiza y comparte unas breves pinceladas de la investigación que, a día de hoy, está disponible en el repositorio de CES-AL.

Fran González.

En sus propias palabras, ¿qué es el Abuso Sexual Infantil (ASI)?

El abuso sexual infantil -ASI- es una de las formas más graves de violencia contra la infancia, constituyendo un fenómeno sociocultural complejo de carácter sistemático y de naturaleza estructural, enraizado y profundamente invisibilizado socialmente. La perpetración del ASI está mediada por diversas variables socialmente construidas, desde niveles tanto macro, como micro, confluyendo actores y escenarios que operan en multiplicidad de ámbitos -familiar, escolar, jurídico, político y social-; y configurando un fenómeno especialmente difícil de prevenir y detectar, a consecuencia, precisamente, de la cantidad de variables interseccionales, imaginarios y dinámicas socioculturales que se entrecruzan, opacando y dificultando la identificación y visibilización de esta lacra social.

¿Qué consecuencias trae el ASI a sus víctimas?

A nivel general, la evidencia científica disponible confirma que la victimización sexual en la infancia constituye una grave interferencia en el desarrollo de la persona, pudiendo acarrear la aparición de problemas de salud, tanto física, como psicoafectiva, no solo en la infancia y la adolescencia; sino también en la edad adulta; todo ello, con compromiso en el área psicosocial, interpersonal y afectivo-sexual, incluyendo el rendimiento académico y profesional. Las personas que sufren abuso sexual infantil suelen requerir tratamiento médico y psicológico a largo plazo, en muchos casos de por forma indefinida en el tiempo; presentando desde traumas, fobias, ideaciones y conductas autolíticas, consumo de sustancias, problemas adaptativos y disociación, entre otros.

A nivel global, ¿cómo los países afrontan esta problemática?

En materia legislativa encontramos grandes diferencias en los diversos países del mundo. En el desarrollo de políticas públicas la situación es parecida. De entrada, la propia sensibilización y conciencia social del problema varía mucho, en función de la cultura y del desarrollo social de cada territorio. Se hace prácticamente imposible intervenir en un problema, si no existe conciencia del mismo, o si este permanece normalizado u opacado socialmente, con nula presencia en los programas políticos y públicos. Lo que sí es común en la mayoría de las culturas es que el ASI es un problema profundamente invisibilizado y, en la mayoría de los casos, los países ni tan siquiera implementan educación afectivo-sexual efectiva en las diversas etapas educativas, ni desarrollan acciones de parentalidad positiva, así como otros programas de sensibilización o prevención del ASI.

En los años de pandemia, ¿mejoró o empeoró el ASI?

No podemos olvidar que casi el 70% de los abusos sexuales en la infancia son intrafamiliares o del entorno próximo de la víctima, por lo que los diversos confinamientos han repercutido muy negativamente en la situación, obligando, en muchos casos, a los y las menores a convivir con sus agresores. Según Naciones Unidas, las restricciones de la movilidad, el aislamiento y los confinamientos han aumentado la probabilidad de que los niños y niñas presencien o padezcan situaciones de abusos físicos, psicológicos y sexuales en el hogar, especialmente los niños que ya viven en contextos familiares disfuncionales o violentos.  

En cuanto a la obra publicada, ¿cómo o por qué surge la idea de hacer este libro?

Las recomendaciones recogidas en el libro son el resultado de un trabajo de investigación previo, enmarcado en el ámbito de psicología social de los estudios de Psicología de la Universitat Oberta de Catalunya que surge precisamente, como un ejercicio de problematización y reflexividad de la reciente Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia en España, conocida como Ley Rhodes.

¿Cómo contribuye esta obra a la sociedad en general?

La obra pretende poner sobre la mesa la necesidad de sensibilizar, prevenir y detectar precozmente el abuso sexual infantil, un tema aún tabú, que no forma parte de las agendas políticas.

El trabajo se alimenta de una investigación documental y un diagnóstico participativo, ¿el conocimiento científico podría servir para proteger a las víctimas de ASI?

En el abuso sexual infantil emergen significantes de índole colectivo; familiar, cultural, religioso y político; de ahí precisamente la idoneidad de fundamentar teórica y epistemológicamente el proyecto desde una mirada socioconstruccionista; integrando los modelos participativos de la intervención social, como aparato metodológico para la comprensión y la intervención ante este fenómeno social complejo. Con esta mirada participativa, se pretende construir un conocimiento eminentemente cualitativo que permita analizar esta realidad social y articular recomendaciones intersectoriales para la sensibilización social, la prevención y la detección precoz del ASI.

En el libro participan profesionales, supervivientes y agentes sociales del ASI, ¿cuán valiosos son para el libro y cómo ha sido la experiencia de trabajar con ellos?

La heterogeneidad de voces que participan en el diagnóstico -tanto supervivientes, como profesionales y especialistas- han permitido evaluar en términos eminentemente cualitativos los significados socialmente compartidos sobre la problemática del abuso sexual infantil, así como las tramas relacionales de los diferentes agentes que construyen estos significados, vislumbrando la magnitud y el ámbito en que se presenta el problema. Del mismo modo, a través de las entrevistas en profundidad y de las devoluciones posteriores, se ha logrado problematizar y someter a un proceso de reflexividad el fenómeno social complejo del abuso sexual infantil, materializando el conocimiento generado en la formulación de recomendaciones tangibles.

Tras la fase de diagnóstico participativo, ¿cómo se organizaron las principales recomendaciones sobre la prevención ASI?

Todo el contenido generado se segmentó en tres categorías generales de análisis: (1) problematización del abuso sexual infantil; (2) casuísticas; y (3) propuestas de prevención y detección.

¿Cuál es su valoración sobre la labor de la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina?

La Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina y, en concreto su director, José Manuel Castellano, a quien quisiera agradecer su apuesta personal por el proyecto, realiza un trabajo fundamental para la difusión y la divulgación del conocimiento científico social y cultural, no solo en América Latina sino en el resto del mundo. Y no solo es un eslogan. Este trabajo es un claro ejemplo de ello. Gracias a la publicación de la obra en CES-AL, diversas Universidades y Administraciones de Latinoamérica han mostrado interés en las recomendaciones para la sensibilización, prevención y detección precoz del ASI, pues entienden que, aunque la investigación social aplicada se ha desarrollado en el contexto sociocultural español, hay patrones que podrían ser generalizables en otros contextos de actuación. El mero hecho de que se produzca un acercamiento y un interés manifiesto en la visibilización y la prevención de esta lacra social, es a mi juicio un rotundo éxito, que no hace otra cosa que confirmar la capacidad de CES-AL para democratizar el acceso al conocimiento científico social; apostando por figuras emergentes del ámbito de la investigación científica y los estudios sociales.