Así lo afirmó Pedro Pinto Rubianes, ex Vicepresidente Constitucional de la República del Ecuador, tras el recorrido que realizó por el Alma Mater otavaleña con el fin de conocer la realidad de esta casona universitaria.
Plutarco Cisneros, canciller; Susana Cordero, rectora; y Luis Alberto Acosta, director general administrativo, recibieron al ilustre visitante, con quien compartieron importante información sobre el proceso de la Universidad de Otavalo y el Instituto Otavaleño de Antropología. Pinto tuvo la oportunidad de recorrer las instalaciones universitarias, donde dio declaraciones a la prensa, saludó con los estudiantes y compartió una clase virtual con demostraciones de los alcances de la tecnología que existen en las 20 aulas de la universidad otavaleña.
Recordó que fue invitado a conocer las instalaciones de la Universidad de Otavalo cuando fue vicepresidente y el proyecto recién iniciaba, pero hoy que llega a conocer 10 años después, afirmó que está sorprendido de los avances obtenidos en el ámbito académico y principalmente en lo tecnológico, pues contar con aulas virtuales lo diferencian inclusive de las universidades grandes que muy difícil se los hará obtener esta infraestructura, dijo.
Quiere mucho a Otavalo
Pedro Pinto Rubianes tiene raíces otavaleñas, pues su padre fue Pedro Pinto Guzmán y esa es la razón para que exista una relación estrecha con instituciones y familias del Valle del Amanecer. A sus 82 años, Pedro Pinto recuerda que estudió la carrera de Economía en la Universidad Central del Ecuador y en Alemania obtuvo la ingeniería textil. Es padre de ocho hijos, enviudó hace aproximadamente siete años y actualmente vive un nuevo matrimonio. Fue concejal de Quito cuando su alcalde fue Sixto Durán Ballén; decano de la facultad de Administración de la Universidad Central del Ecuador; posteriormente fue nombrado ministro de Finanzas en el gobierno de Oswaldo Hurtado; fue diputado por el partido Democracia Popular en el gobierno de Jamil Mahuad; en la presidencia de Gustavo Noboa, fue designado de la terna presentada al Congreso Nacional, como vicepresidente de la República.
Viene de una familia eminentemente textilera, pues su padre creó la industria de hilos con procesos de hilatura, tejeduría y tintorería en la ciudad de Quito, empresa que lo manejó personalmente y hoy está en manos de sus hijos. “Siempre acudo diariamente a la empresa para mantenerme al tanto y evitar un envejecimiento mental”, subrayó. Tiene cercana familiaridad con Germánico y Mauricio Pinto, propietarios de las empresas Pinto y su fábrica San Miguel, ubicada en Otavalo.
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