Para Ecuador, la quinua debería constituir uno de sus principales alimentos, en especial para los niños; además, el país debería convertirse en un gran exportador de este seudocereal.
Este El 29 de octubre de 2012 se lanzará oficialmente el Año Internacional de la Quinua, AIQ 2013, en la sede de las Naciones Unidas, en New York, con el lema “Un futuro sembrado hace miles de años”. Pretende atraer la atención mundial sobre el papel de este cultivo andino y promover su producción como alternativa nutricional por su gran versatilidad.
Los embajadores Especiales para el Año Internacional de la Quinua, Evo Morales, presidente de Bolivia y la primera dama de Perú, Nadine Heredia, participarán en el evento, junto al director general adjunto de la FAO, Raúl Benítez.
La quinua es un tesoro latinoamericano
“La quinua es el único alimento vegetal que posee todos los aminoácidos esenciales, oligoelementos y vitaminas para la vida, además de no contener gluten. Es un verdadero tesoro latinoamericano para todo el mundo”, señaló Benítez.
Ante el desafío de alimentar a la población del planeta en un contexto de cambio climático, la quinua, originaria de los Andes, aparece como una alternativa para aquellos países que sufren de inseguridad alimentaria, debido a su capacidad para adaptarse a la sequía, a suelos pobres y a diferentes alturas.
La FAO ha explicado que la promoción de la quinua a nivel mundial tiene el objetivo de potenciar cultivos tradicionales u olvidados.
Nuestro mayor estudioso del valor nutritivo de la Quinua
El Dr. Plutarco Naranjo (+), uno de los grandes sabios del Ecuador, y el mayor estudioso de las bondades de la quinua, anotó hace mucho tiempo atrás: «La quinua ofrece más del doble del valor nutritivo del arroz que tanto consumimos. Con quinua se preparan casi solo sopas, pero es un grano tan versátil que se presta para preparar variados guisos de sal o de dulce. Un libro boliviano titulado: Mil delicias de la quinua ofrece mil recetas culinarias”.
Agregaba: “Cuán beneficioso sería para nuestros niños, sobre todo de familias de escasos recursos, recibir una excelente alimentación a base de este grano tan nutritivo y autóctono”.
Según el Dr. Plutarco Naranjo durante la colonia, la quinua en la región Andina y el amaranto en Mesoamérica, fueron alimentos prohibidos, bajo la idea de así eliminar las idolatrías de los nativos, que consideraban sagrados estos alimentos. Entre nosotros, el cultivo de la quinua estuvo limitado a la pequeña parcela o huasipungo. Los indios, convertidos en esclavos, cultivaban solo aquello que los encomenderos o hacendados ordenaban. Trigo para ellos, cebada para indios y caballos.
Los aborígenes, empíricamente, habían descubierto que quinua y amaranto eran los mejores alimentos. En la década de los cuarenta, los químicos descubrieron que la quinua contiene entre 16 a 17% de proteínas, mientras el arroz contiene de 7 a 8%, el trigo de 13 a 14% y el maíz de 10 a 12%. Es decir, la quinua es más rica en proteínas que estos y otros cereales. Las proteínas están compuestas por ácidos aminados y 9 de ellos son llamados “esenciales” porque el organismo humano no los puede producir y por tanto deben ser ingeridos en la comida. Pues bien, de entre todos los cereales, la quinua posee la cantidad y proporción más adecuada de estos. A tal hecho se debe que nuestro organismo utilice el 80% de la quinua ingerida mientras aprovecha solo el 40% del trigo o el maíz.
Dato extraordinario: la quinua compite en valor nutritivo con alimentos animales como carne, leche, y huevos. Más todavía, la composición en los mencionados ácidos aminados es la más parecida a la leche materna. Uno de los ácidos aminados se llama triptófano. La quinua contiene más triptófano que el resto de cereales. El triptófano es esencial para el crecimiento, para el cerebro y el desarrollo de capacidades intelectuales. Nuestros aborígenes desmamantaban a sus niños con quinua, es decir con el mejor sustituto de la leche materna.
El Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) recomienda consumir la quinua que ofrece grandes ventajas nutritivas; estimular la producción de esta planta y fomentar su exportación, para dar trabajo a más comunidades indígenas.