El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP, por sus siglas en inglés) recibió una donación de 5 millones de dólares por parte de la Oficina de Asistencia Humanitaria de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) para brindar apoyo alimentario y nutricional a familias ecuatorianas vulnerables en las zonas más impactadas por la pandemia de la COVID-19.
Esta ayuda se entregará conjuntamente con el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) a través de transferencias de efectivo bajo el denominado “Bono de Apoyo Nutricional”, el cual beneficiará a más de 20.000 familias con niños y niñas menores de 3 años.
Como parte de esta contribución, las instituciones de gobierno involucradas participarán en programas de fortalecimiento de capacidades en temas de gestión de riesgos. Esto les permitirá, por ejemplo, hacer uso de herramientas de monitoreo de mercados y evaluación de necesidades de la población para mejorar la preparación del país ante futuras crisis.
“El impacto de la COVID-19 está agravando la situación nutricional de las personas más vulnerables. Con la reducción de ingresos en los hogares, es posible que las familias también cambien sus hábitos alimenticios, como consumir menos alimentos nutritivos”.
Los estragos de la pandemia se están sintiendo con más fuerza en América Latina y el Caribe. La crisis socioeconómica ha generado un aumento en el número de personas que requieren asistencia alimentaria. Las comunidades urbanas en países de renta baja y mediana están siendo arrastradas a la indigencia por la pérdida de empleos y una caída precipitada de las remesas, precisó .Mario Touchette, Representante del WFP en Ecuador.
Según una evaluación del Programa Mundial de Alimentos, la región verá un aumento* de un 269% en el número de personas que enfrentan inseguridad alimentaria severa llevando el total a 16 millones de personas que no saben de dónde vendrá su próxima comida en los próximos meses, frente a los 4,3 millones de personas en esta situación en 2019.
Este nuevo rostro del hambre requiere de respuestas especializadas, con un gran aumento en el uso de transferencias en efectivo y un fuerte enfoque en los entornos urbanos, lo que permitirá a las comunidades urbanas satisfacer sus necesidades alimentarias en los mercados locales, al tiempo que proporcionará un estímulo a las economías.
“La severa contracción económica, resultado de la crisis sanitaria, nos ha tocado a casi todos, pero son los sectores de escasos recursos los más golpeados. Sin medios de ingresos confiables, y expuestos a los peligros del COVID, esas personas luchan diariamente para sobrevivir sin acceso a muchas necesidades básicas, incluyendo la comida. Esta donación de $5 millones de USAID, a través del Programa Mundial de Alimentos, ayudará a aliviar la situación de un porcentaje significante de la población más necesitada. Se estima que este proyecto facilitará el acceso a una alimentación nutritiva a más de 100,000 personas durante su vida. Este proyecto es solo un componente de un programa mucho más amplio que el gobierno de los Estados Unidos ha hecho para apoyar los esfuerzos del gobierno ecuatoriano a hacer frente a las crisis que enfrenta. Y es una muestra más de la amistad y aprecio mutuo que existe entre los dos países y sus pueblos”, manifestó Michael J. Fitzpatrick, Embajador de los Estados Unidos en el Ecuador.
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