Latinoamérica está recreada en los parques del norte de Quito

Majestuoso y gallardo luce el monumento del prócer José de San Martín -libertador de Perú y Chile – como testigo silencioso del tráfico capitalino que rodea a la Plaza República Argentina, mientras que los acróbatas de semáforo aprovechan la luz en rojo para ganarse unas monedas.

Cerca de una estación de la Ecovía de la avenida Seis de Diciembre, y cinco minutos más al sur del estadio Olímpico Atahualpa, está la plaza argentina cuyo monumento fue erigido el 17 de agosto de 1974.

Aquí también se encuentran los bustos del Capitán Jorge Alejandro Newbery, creador de la aviación argentina; del Almirante Guillermo Federico Brown, creador de la armada argentina; del General Juan Galo de la Valle, granadero de San Martín que luchó junto al pueblo ecuatoriano…

… Faustino Sarmiento, educador y expresidente de ese país, que es parte de una escultura de hierro que asemeja una biblioteca, montado sobre su caballo apunta con su dedo índice al noroccidente de la ciudad.

Más ornamentales y cuidadas se presentan las plazas República de Chile y República de Perú sobre la avenida Eloy Alfaro, nororiente de la ciudad, sin actividades recreativas, salvo caminar y disfrutar de una atractiva vista parcial del Quito moderno.

En la de Chile, el monumento ecuestre de bronce del General Bernardo O’Higgins exhorta con la leyenda “vivir con honor o morir con gloria”. Además están los bustos de próceres “araucanos” como Carlos Ibáñez del Campo, expresidente de la nación; del comodoro del aire Arturo Merino Benítez, fundador de la fuerza aérea de Chile, entre otros.

A escasos metros del parque de Chile está la empinada plaza del Perú, donde luce de pie la estatua del Almirante Miguel Grau Seminario, peruano del milenio. También están los bustos de reconocidos ciudadanos del vecino país del sur.

Un panal de abejas dentro de un poste de luz brinda un valor agregado a la plaza peruana. Las laboriosas obreras aprovechan las apetecidas flores de las plantas denominadas lechuguinos entre los senderos de adoquín y sus ocho bancas de piedra.

Allí, José Muez, ecuatoriano que trabaja para la Embajada de Perú, nos cuenta que los jardines de esta plaza reciben mantenimiento dos veces por semana, mientras sirve de improvisado guía turístico del parque rodeado por edificios residenciales.

“Se querían llevar (autoridades de la ciudad) el poste para sacarle la miel, pero no les permitieron”, comenta Don José, quien labora 12 años para la Embajada, el mismo tiempo que tiene la plaza, desde donde se distingue a lo lejos la plaza de toros de Quito.

Más al sur, sobre la misma avenida Eloy Alfaro se encuentra una descuidada Plaza Costa Rica, con el busto del Doctor Rafael Ángel Calderón, expresidente costarricense.

Siguiendo al norte, en un recorrido efectuado esta semana por la Agencia Andes, se encuentran las vecinas plazas de Guatemala y El Salvador, pequeñas y agradables a la vista.

Fuera de naciones latinoamericanas, Quito también tiene un parque Suecia, localizado en un exclusivo sitio residencial, con alquileres de departamentos de hasta 1.800 dólares.

Más popular es el parque Inglés, con diversos sitios de esparcimiento, como canchas de fútbol, tenis de campo, ecuavoley, máquinas de gimnasio al aire libre, una piscina del Club Regatas, entre otros sitios.

En el parque Inglés se concentran para hacer gimnasia todas las mañanas adultos mayores del club Renacer.

En el camino al centro norte de la capital está el parque Italia, junto al seminario Mayor y sobre la avenida América, donde la presencia de estudiantes colegiales y universitarios le da vida al parque al mediodía, los besos de los enamorados no faltan, mientras los vendedores de los ya tradicionales cebichochos (un plato económico de chochos) forman parte de este auditorio informal.

Estás plazas suelen ser cuidadas por las embajadas de las respectivas naciones y aunque pasan a veces anónimas ante los gigantes parques de recreación, no dejan de ser pequeños pulmones de la metropolitana capital e invitan a descansar al menos por pocos minutos del ruido de la selva de cemento.

Fuente: ANDES

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