La Fiesta de la Luz convocó a medio millón de personas en sus primeras tres noches. Los museos y centros culturales atendieron hasta la medianoche a miles de visitantes. Con motivo de Hábitat III, el cntro Histórico más grande y mejor conservado de América Latina abrió sus patios, sus conventos, sus iglesias, sus museos. La ciudad ha organizado ferias, exposiciones y conciertos. Con el fin de contruir un espacio nocturno de contemplación, un espacio de silencio, el Municipio del Dsitrito Metropolitano de Quito ha preparado una Fiesta de Luz, la primera de América Latina en colaboración con la ciudad de Lyon, Francia. Varios espacios patrimoniales están iluminados por artistas fraceses y ecuatorianos desde las 19:00 hasta la media noche.
Las calles llenas, las plazas a rebosar, la asistencia de público a las tres primeras noches de la Fiesta de la Luz en Quito fue multitudinaria. En total, según cálculos de la Policía Metropolitana y el ECU 911, poco más de 150 mil visitantes recorrieron el Centro Histórico en cada velada de la Fiesta de la Luz. Casi medio millón de ciudadanos se apropió del espacio público, disfrutó de expresiones artísticas y apreció con nueva luz su patrimonio.
Conventos, museos, patios y centros culturales del Centro Histórico atendieron hasta la medianoche. Estos espacios de memoria recibieron a 500 mil hombres, mujeres y niños que apreciaron el inmenso patrimonio cultural que albergan y las muestras preparadas por la Secretaría de Cultura del MDMQ con ocasión de la Conferencia Hábitat III.
En el Centro Cultural Metropolitano (MET), la exposición Ciudades visibles, crónicas latinoamericanas atrajo particularmente la atención cerca 2 500 asistentes en la noche de su apertura, y ha sido apreciada por más de 15 mil visitantes en total. El público es incluso mayor en el Patio Sur para apreciar “La plaza de las palomas caídas”, obra del artista ecuatoriano Irving Ramón para la Fiesta de la Luz.
El Museo de la Ciudad y el Museo del Carmen Alto recibieron más de 25 mil personas en sus edificios patrimoniales. Cerca de 15 mil personas disfrutaron del “Palimpsesto” de Fidel Eljuri en la capilla del Museo. La obra recrea tecnológicamente el fenómeno de los efectos solares en los altares católicos.
Además, unas 5 000 personas pudieron conocer el modo de vida del retiro contemplativo en el Museo del Carmen Alto.
El visitante nocturno recorre el mapa de la Fiesta de la Luz. En Santo Domingo, Laurent Langlois (con la artista ecuatoriana Belén Mena) proyecta las culturas precolombinas, el barroco, el arte contemporáneo. Avanzando hacia el norte sobre la García Moreno, Patrice Warrener pinta la fachada de la iglesia de la Compañía de Jesús.
En la plaza de La Merced, el proyecto Laniakea de Jerome Donna ofrecía toda una gama de sensaciones. El público se transportó hacia la contemplación y a más de uno se le cortó el aliento. En la plaza Electrointeractiva junto al Teatro Sucre, los juegos de luces se enlazaban con los beats de la música electrónica.
En la plaza Hermano Miguel una obra producía ternura y silencio. Pablo Rosero, artista ecuatoriano, eleva hacia el cielo decenas de luces y crea un pasaje de luces y sombras para el transeúnte. Es un recuerdo y un homenaje a las víctimas
del terremoto del pasado 16 de abril.
Toas estas activiades nos ofrecen una manera nueva de mirar y sentir nuestro patrimonio. Quien vaya al Centro Histórico de Quito se encontrará con múltiples sorpesas. Los visitantes tedrán la oportunidad de descubrir o redescubrir la fuerza y vitalidad de nuestra ciudad que es Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La programación de la Fiesta de la Luz, realizada en colaboración con la Alcaldía de Lyon, concluye el miércoles 19. Los espacios patrimoniales mantendrá su programación especial hasta el final de Hábitat III, el viernes 21.
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