El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es una medición compuesta de la longevidad, el nivel de vida y la educación, desafiando las evaluaciones puramente económicas del progreso de las naciones.
Desde 1990 hasta 2015, el IDH de Ecuador creció en un 15%, hasta ubicarse en 0.739, lo cual consolida al país en un nivel de alto desarrollo humano. “Esto es consistente con el buen desempeño del país en materia social”, indicó el 21 de marzo, en Quito, el Representante Residente a.i del PNUD, Nuno Queiros.
Destacó que en comparación con la región, el IDH de Ecuador es menor al promedio, pero cuando se lo ajusta por desigualdad, el índice es superior al promedio regional.
Aunque América Latina y el Caribe disfruta de elevados niveles de desarrollo humano entre las regiones en desarrollo, solo detrás de Europa y Asia Central, sin embargo, cuando se ajusta por la desigualdad, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la región se reduce casi un 25% debido a la distribución inequitativa del progreso en desarrollo humano, en particular respecto de los ingresos, putualizó.
Informó que entre 2010 y 2015, Ecuador subió 7 puestos en el ranking. En 2015, ocupó el lugar 89 entre 188 países.
El valor del IDH en 2015 es igual al de 2016, debido a un ligero decrecimiento del ingreso nacional bruto per cápita.
INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO 2016
Nuno Queiros, Representante Residente a.i del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y Gabriela Rosero, Ministra Coordinadora de Desarrollo Social presentaron y comentaron este 21 de marzo en Quito los contenidos del Informe sobre Desarrollo Humano, difundido minutos antes en Estocolmo (Suecia), por Stefan Löfven, Primer Ministro de Suecia y Helen Clark, Administradora del PNUD.
El informe, titulado ‘Desarrollo Humano para Todos’ constata que, aunque en promedio el nivel de desarrollo humano mejoró considerablemente en todas las regiones del mundo entre 1990 y 2015, una de cada tres personas sigue viviendo en bajos niveles de desarrollo humano, según el Índice de Desarrollo Humano.
A pesar de los avances logrados en materia de reducción de la pobreza extrema, la mejora del acceso a la educación, la salud y el saneamiento, y la ampliación de las posibilidades para las mujeres y las niñas, en casi todos los países, ciertos grupos quedan ocultos detrás de los promedios nacionales y sufren desventajas que con frecuencia se dan de manera simultánea y se refuerzan mutuamente.
Las mujeres y las niñas, los habitantes de las zonas rurales, los pueblos indígenas, las minorías étnicas, las personas con discapacidad, los migrantes y refugiados y la comunidad de personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) se encuentran entre los grupos excluidos de manera sistemática por obstáculos que no son simplemente económicos, sino también políticos, sociales y culturales.
Las mujeres, por ejemplo, son en general más pobres en América Latina y el Caribe. Al respecto, el Informe señala que las mujeres también han sido tradicionalmente desfavorecidas porque asumen la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerado, lo que les deja poco tiempo para desarrollar una carrera profesional e incorporarse al mercado laboral.
Las mujeres solo ocupan el 28% de los escaños parlamentarios en la región, y conforman únicamente el 37% de los legisladores y altos funcionarios.
Por estos motivos, el Informe pide mejores análisis que incluyan datos desglosados por características como el lugar, el género, la situación socioeconómica y la etnia, para saber a quién se está dejando atrás. Asimismo, hacer un mayor énfasis en la evaluación del progreso en ámbitos como la participación y la autonomía.
Otra serie de recomendaciones del IDH 2016 son: reorientar las políticas para asegurar que el progreso llegue a los más rezagados, llevar a cabo reformas en los mercados e instituciones mundiales para hacerlos más equitativos y representativos y aprovechar los avances para lograr cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
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