Existen editores que hacen un alegato feroz a favor del inglés como exigencia básica para la comunicación científica. Parecería que más allá de la lengua de Shakespeare no existe la difusión del conocimiento.
No cabe duda. El inglés es la lengua universal de la ciencia. Pero sobre todo de la ciencia que se hace en las áreas de las Ciencias Exactas y de la Salud.
En esas áreas son las editoriales comerciales las que ganan la partida; donde fundamentalmente se trabaja por los responsables con criterio de rentabilidad; donde los valores de circulación están en su listón más alto; donde muchas veces los autores pagan –y bastante- por publicar; donde las cuotas de suscripción son elevadas. Revistas que se cotizan caro y que quieren ser referente internacional. Revistas con un grado máximo de profesionalidad.
La calidad de una revista, ¿está en función de sus artículos publicados en inglés? Decididamente, no. Hay revistas científicas de reconocido prestigio en la Filología, en la Literatura, en la Filosofía, en el Derecho, en la Historia… escritas en español. La calidad de una revista está fundamentalmente en los contenidos. Y ahí está, para documentarlo, Latindex, una página web con más de 20.000 títulos del área latinoamericana. El inglés favorece la difusión de los artículos, es decir, su visibilidad y accesibilidad. Ahí está su mérito principal.
¿Qué deberían hacer las editoriales universitarias?
José Antonio Gómez Hernández, director de Editum (Ediciones de la Universidad de Murcia) y profesor de Biblioteconomía y Documentación en dicha Universidad resume la hoja de ruta que deberían seguir las editoriales universitarias: “Cumplir con los estándares de calidad de Latindex, poner la publicación en todos los portales especializados de revistas y bases de datos nacionales e internacionales y generar una edición electrónica con el sistema de gestión editorial OJS (Open Journal System)”.
Ángel Gabilondo, un experto español en temas de educación, apunta que la difusión del conocimiento debe hacerse en español, en inglés, en francés, en catalán, en euskera, en gallego, etc. “Creo que las lenguas deben ser correas de transmisión del conocimiento, no frenos”, afirma.
Considera que se debe potenciar la labor de las editoriales universitarias. “Su labor editorial, divulgadora y su ayuda a la proyección de la investigación es muy importante”, puntualiza al tiempo que recomienda que las universidades se relacionen más y de una manera moderna con la sociedad en la que participan.
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