Un estudio en ratones analiza este vínculo afectivo, considerado fundamental para el desarrollo. Los resultados, publicados en la revista Science, apuntan cómo una población neuronal específica en el cerebro de las crías es clave para entender cómo estos primeros días pueden tener un profundo efecto en su salud y crecimiento.
En los seres humanos, como en otros mamíferos, los bebés tienen una tendencia innata a formar un vínculo de apego con sus madres o cuidadores, una unión que desempeña un papel esencial en su desarrollo, ya que ayuda a los recién nacidos a sentirse seguros y aprender habilidades y comportamientos claves.
Sin embargo, no se conocen del todo los mecanismos cerebrales detrás de estas redes creadas durante la etapa lactante. Un nuevo estudio, llevado a cabo en ratones y que publica Science, revela que determinadas neuronas de la llamada zona incierta (ZI) del cerebro –franja de materia gris que sirve de nodo para estímulos externos e internos– intervienen en las primeras interacciones sociales entre el bebé y su madre.
Determinadas neuronas de la llamada zona incierta del cerebro intervienen en las primeras interacciones sociales entre el bebé y su madre
“La riqueza de las experiencias sociales del lactante sienta las bases de su desarrollo”, explica a SINC Marcelo Dietrich, autor principal del estudio que trabaja en Yale. “Nuestro descubrimiento de una población neuronal específica en el cerebro de las crías que integra las interacciones sociales con la madre es crucial para entender cómo estos primeros días pueden tener un efecto tan profundo en su salud y crecimiento”.
Apego y neuronas sintonizadas
Las figuras de apego en humanos y en animales ejercen una poderosa influencia sobre el desarrollo del lactante. “Hallar neuronas en el cerebro infantil que parecen estar específicamente sintonizadas con estas relaciones sociales proporciona una base biológica para estudiar estos vínculos tempranos”, añade Dietrich.
Investigaciones previas ya demostraron que la ZI se conecta más densamente a otras regiones cerebrales al principio de la vida, pero retrae estas conexiones cuando dejan de mamar.
La riqueza de las experiencias sociales del lactante sienta las bases de su desarrollo
Los expertos descubrieron que la presencia de la madre provocaba un aumento de la actividad de las neuronas de la zona incierta que expresan somatostatina (ZISST, que disminuye la producción de varias hormonas, como la de crecimiento o la insulina, pero no de otros tipos).
La presencia de la madre ratona provocaba un aumento de la actividad de las neuronas de la zona incierta. / Pixabay
Más activación neuronal con la madre
El aumento de los periodos de aislamiento social entre las interacciones con la madre no modificó la respuesta de activación, lo que sugiere que las neuronas ZISST rastrean la presencia materna y la interacción directa con ella.
Otras formas de relación social, incluidas aquellas con adultos desconocidos, compañeros o hermanos, también activaron el ZISST, pero de forma mucho más modesta.
La presencia de la madre influye significativamente en el comportamiento del bebé al reducir los niveles de angustia y de la hormona del estrés
Según los resultados, la presencia de la madre influye significativamente en el comportamiento del bebé al reducir los niveles de angustia y de la hormona del estrés. Y la activación artificial de las neuronas ZISST imita estos efectos calmantes durante el aislamiento.
Posibles intervenciones terapéuticas
“Es muy pronto para su aplicación terapéutica”, puntualiza Dietrich, “pero tenemos muchas ideas dado el efecto extremadamente potente que tienen estas neuronas en las respuestas de angustia del bebé”.
“Por ejemplo, estamos interesados en probar si la activación de las neuronas ZISST podría rescatar los déficits sociales durante los primeros años de vida en el trastorno del espectro autista y otras afecciones neurodivergentes”, indica.
Queremos estudiar si la activación de las neuronas ZISST podría ayudar ayudar en déficits sociales durante los primeros años de vida en trastornos del espectro autista
“El avance hacia un entorno más clínico puede ser descubrir las características moleculares de estas neuronas. En otras palabras, qué tipo de receptores expresan estas neuronas que puedan ser objeto de terapias específicas. De nuevo, estamos muy lejos de este punto, pero la investigación futura puede acercarnos a esta respuesta”, concluye el profesor de Yale.
Referencia:
Yuexuan Li et al.: ‘Neurons for infant social behaviors in the mouse zona incerta’. Science (2024)