El 13 de abril se conmemora el Día del Maestro ecuatoriano. Fue consagrado como tal por decreto del 20 de mayo de 1920, expedido por el Presidente de la República, doctor Alfredo Baquerizo Moreno.
El 13 de abril de 1832 nació en Ambato Juan Montalvo “El Cosmopolita”.
Juan Montalvo combatió violentamente a las dictaduras y especialmente a los gobiernos de José María Urbina, Ignacio de Veintemilla, Gabriel García Moreno y Antonio Borrero Cortázar, a quienes acusó a través de publicaciones como “El Cosmopolita”, “Las Catlilinarias”, “ La Dictadura Perpetua” y otras.
Leopoldo Benítez Vinueza, en su libro Ecuador: Drama y Paradoja /p. 270, dice: “Juan Montalvo es, sin duda alguna el más alto escritor ecuatoriano de todos los tiempos. Su palabra, llena de sabiduría, se expresa maravillosamente encumbrándolo como uno de los más puros cultores de la lengua. Obras como “Las Catilinarias”, “Capítulos que se le olvidaron a Cervantes”, “El último de los Tiranos”, “Los Siete Tratados”, «El Regenerador” y muchas más son la muestra de su pensamiento liberal, de estilo único e innovador.
La palabra de Montalvo tuvo el vigor de la palabra profética; fuerza de trueno y de lamentación, altura lírica y acento dramático, la sapiencia del grito y la ética del renunciamiento”.
Indiscutiblemente, es Montalvo la figura más preclara que tiene el Ecuador, desde el punto de vista literario. Astro de primera magnitud, nació para destellar fulguraciones inmortales y trazar caminos de luz. De su pluma brotaron lo mejores rayos y asestó con ella las más crueles estocadas.
Alma hecha con fuego de volcán, con altivez de cóndor y grandeza andina, templada para la lucha y el sacrificio, su vida fue una constante acometida contra la ineptitud y la tiranía, contra la opresión y el vicio, contra los enemigos de la libertad, su diosa tan querida, de los derechos individuales, del orden y la moral públicos. Cierto que en muchas ocasiones salió del combate mal ferido, hablando en lenguaje cervantino, pero ello no amenguaba su moral ni quebrantaba su carácter: antes más bien, según el decir de cierto ilustre autor, como el toro salvaje se lamía las heridas y regresaba más furioso al campo de batalla. Es que Montalvo jamás conoció el miedo ni se declaró vencido ante nada ni ante nadie. Fue la rebeldía personificada; la protesta hecha carne; el verbo humanizado. Cada pensamiento suyo, era rayo que calcinaba, llama que incendiaba; cada palabra, latigazo dado en pleno rostro, en el rostro de los tiranos, malvados y lacayos. Su pluma era, pues, flecha que disparaba dardos incendiados, certeros y mortales.
Espíritu selecto, nacido para la luz y para el goce supremo de la libertad, jamás pudo conformarse con las sombras ni con la opresión que, por desgracia, reinaban en la época en que vivió. De allí sus luchas por desterrar todo lo malo, todo lo insano, y de allí también su encono contra los que hacían de la libertad un mito.
En su homenaje se celebra el 13 de abril el Día del Maestro ecuatoriano. Por eso destacamos que el maestro ecuatoriano en la hora presente debe propender al triunfo de la justicia social, al gobierno de la democracia y no a la autocracia, al gobierno del derecho. El Magisterio es el ejército de la paz, del trabajo y de la cultura y por lo mismo, es enorme su función y grande su responsabilidad en el desenvolvimiento y progreso de las Instituciones de la República.
Deber es, pues, del Magisterio por su misma noblísima función destruir oligarquías, desenmascarar a falsos pedagogos, laborar por el mejoramiento económico y social de las masas, y propender en toda forma, al desarrollo integral del niño ecuatoriano, futuro ciudadano en quien confía y espera la República.
¡Este 13 de abril expresamos nuestro homenaje al Maestro ecuatoriano!
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