Actitud de ganador

La actitud es la manera en que enfrentamos los acontecimientos de nuestra vida. Es el prisma a través del cual se filtra la realidad de lo que pasa en nuestro entorno. Por eso, cuanto más rápido comiences a forjar una actitud ganadora, mayores serán tus probabilidades de alcanzar el éxito. Para hacerlo, demanda de la vida solo lo mejor y la vida comenzará a mostrarte su lado más amable. Recuerda que con la actitud adecuada, el límite de tu potencial y de tus logros lo pondrás tú mismo.

Si se pudiera expresar el potencial de una persona mediante una fórmula, ésta sería así:
(Ci + Ca) x A = Pi
Donde Ci son las cualidades innatas, Ca las cualidades adquiridas, A la actitud, y Pi el potencial individual. Cada persona tiene cualidades innatas (Ci), una estructura genética y habilidades más desarrolladas que los demás, predisposición a ciertos temas, e intereses propios. Además, se puede adquirir cualidades nuevas mediante el aprendizaje (Ca). La suma de estas cualidades es “nuestro nivel de aptitud en la vida”. Para muchos esto es suficiente, pero en realidad este factor es limitado porque todos poseen cualidades innatas determinadas y tienen la capacidad de aprender un número limitado de cualidades y habilidades. Por eso, si la fórmula estuviera completa solo con la aptitud, entonces no se podría ir más allá de esas limitaciones.

Sin embargo, la realidad es otra porque existe el factor multiplicador llamado actitud (A), que puede incrementar el potencial individual (innato y adquirido) tanto como se desee. Al mejorar la actitud se puede llegar a tener tanto potencial como uno se propone. Esta fórmula explica el por qué algunas personas consideradas normales bajo la medida de la aptitud, pueden conseguir resultados increíbles y fuera del alcance de los demás. Los que se conforman con lo mínimo a esto lo llaman suerte, pero los ganadores lo llaman desafío. Esto también explica el por qué hay personas que parecen equipadas para lograr grandes éxitos, pero fracasan en la vida y no logran las metas que se habían propuesto.

En la vida, cada uno crea sus propias oportunidades o ventanas de éxito, y la actitud es la herramienta para hacerlo. Esto sucede porque a pesar de tener grandes aptitudes (i.e., alto coeficiente intelectual) les falta el factor fundamental que es poseer una actitud ganadora. Es la actitud positiva la que te lleva a ver una oportunidad de éxito donde otros (por mantenerse en su zona de confort y no arriesgar) ven dificultades y fracaso. En resumen: ¡Tu actitud determina tu éxito o tu fracaso!
Para explicar de forma gráfica la proporción determinante del éxito de una persona entre aptitud y actitud el mejor ejemplo sería el de un iceberg; en el que la aptitud es la parte que sobresale del agua y está a la vista de todos; mientras que la actitud es la parte oculta bajo el agua. Por eso el efecto de la actitud es hasta 10 veces más grande que el de la aptitud en términos de éxito personal. Y es así que una persona con actitud positiva, que ve oportunidades donde otros ven peligro, se convierte en una persona ganadora.

Esta derivación de actitudes también ocurre porque en la sociedad actual las personas buscan lograr resultados de tipo promedio (i.e., estudiar solo para pasar la clase), porque eso es lo más común o normal. Y de forma inconsciente las personas buscan ser normales. Por eso a aquel que busca ser mejor en algo (i.e., el más estudioso del curso) se lo califica como una persona anormal. Es así que la persona que no se plantea metas altas y busca avanzar en la vida cumpliendo solo con promedios, es una persona que limita su propio crecimiento y desarrollo; mientras que aquel que se plantea altos desafíos y se esfuerza por vencerlos, por lo general es alguien que explota todo su potencial y alcanza metas por encima del promedio.

Al inicio de este módulo te mencioné que la palabra fácil no la conozco. Eso es cierto porque en este camino llamado vida nada es gratis. Pero si mantienes una actitud positiva, puedes lograr éxito y felicidad para ti y las personas que amas. Hoy la vida te hizo una oferta, una elección con dos posibilidades: “1) Aceptar una calificación promedio para pasar la clase sin problemas; y 2) Rendir el examen escrito con el riesgo de obtener una calificación más baja, o con la oportunidad de obtener una calificación más alta”. Si tomaste la primera opción (lo fácil, aceptar una calificación promedio), ojalá esta sea la última vez que lo hagas y te invito a meditar y a aplicar este mensaje a tu vida ¡Puedes mejorar! Además, si te relacionas con otras personas, en especial si tienes hijos o trabajas con niños y jóvenes, medita acerca del ejemplo que transmites con tu actitud diaria para que no conviertas a los demás en tomadores de decisiones fáciles. En cambio, si tomaste la segunda opción (la difícil, arriesgarte a tomar el examen escrito porque viste la oportunidad de mejorar tu calificación), ¡te felicito, espero que continúes así en tus actividades futuras y que puedas contagiar esa actitud a los demás!

Para finalizar, decirte que ha sido un placer ser tu profesor, porque veo en ti a una persona con alto potencial y deseo que tu vida esté llena de triunfos.

Att. José L. Pantoja PhD.

Nota: El texto original fue adaptado a partir de una reflexión expuesta por José M. Vicedo.

José Luis Pantoja les propuso a los estudiantes ponerles una nota promedio en su examen final, o dejarles rendir el examen escrito y ahi cada quien obtendria la nota que merecia.