Foto: Wikipedia
Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Cronista Oficial de Ambato
Han pasado 20 años de estos apuntes recogidos por quienes fueran mis alumnos de Antropología Cultural en la UTA. Lo firma una estudiante de apellido Pilla, perteneciente a la comunidad étnica de Salasaca. En ese entonces fue a entrevistar a quien era Vice presidenta de la comunidad del centro de Salasaca, quien “tenía el apoyo de la Sra, Myriam Masaquisa y han logrado concretar el proyecto de alcantarillado denominado “Gestión por las Mujeres Salasacas”” obra que se anuncia será inaugurada en abril de 2004.
Estamos hablando de doña Carmen Jerez Caisabanda, entonces directora de la Red Educativa Ambayata (2002 -2005) y afirma que “están trabajando con 5 componentes: equipamiento, material didáctico, capacitación, infraestructura y participación comunitaria con el objeto de brindar una educación acorde a las necesidades de las comunidades de la zona de Quisapincha en Tungurahua”.
Se deduce que es una mujer de iniciativa y formación con experiencia en territorio, puesto que informa que “ha participado en diferentes congresos en Chile, Perú, Bolivia, México, Nueva York, Washintong y Ginebra, como eco de su tesis de Maestría en Educación Intercultural Bilingüe, con mención en Gestión y Planificación, más la experiencia de vivir en su comunidad étnica; y de haber participado en organizaciones indígenas como CONAIE, ECUARUNARI, MIT.
Recuerda a su padre Luis Jerez Chango como un hombre que luchó contra el azote de los ladrones en esas épocas del cuatrerismo y más abusos que se desbordaron en las décadas de 1950 – 1960. De su madre Rosa Caisabanda Masaquisa, dice que era una mujer humilde que no hablaba español, pero que tenía una inmensa sabiduría para enrumbar a sus hijos. ”Mi padre decía: Hija tienes que estudiar, no quiero que sufras lo que nosotros hemos sufrido a casusa de no saber escribir, leer y hablar español. Hemos sido explotados, excluidos, discriminados, llamados indios sucios, rocotos, etc.”
Estudió en Salasaca en la escuela Fray Bartolomé de las Casas; la secundaria en Pelileo en el Mariano Benítez como única mujer indígena en el curso: Me trataban de “prima” por racismo. Mis compañeros se burlaban oyéndome hablar en quichua con mis padres. Su padre falleció cuando Carmen estuvo en 2do curso. Entonces fue a Quito como empleada doméstica. Luego de dos años difíciles regresó a estudiar en el colegio Los Salasacas, donde todo fue distinto por estar en comunidad y fui elegida “Señorita Colegio”. Me casé de 18 años pero decidí seguir estudiando. Pasé a la universidad y mientras estudiaba nacieron mis hijos, uno de los cuales perdí.
“Luego presenté mi carpeta para una Maestría en Bolivia (Cochabamba). Vino el problema porque mi esposo no quería aprobar mi partida y mi hijo quedaba de 3 años…Estuve 2 años y 8 meses en Cochabamba estudiando la maestría en Educación Intercultural Bilingüe con la pesadilla de tener un esposo y un hijo distantes. Solo yo puedo decir que sentí ese inmenso dolor… Pero este sacrificio me dio pautas para mirar más allá de mis narices. Allí conocí a mucha gente de las organizaciones indígenas de Ecuador y otros países. Mi recuerdo es que participé por primera vez en el Seminario de Género, Etnicidad y Educación con una autobiografía con el tema “Cruce de Fronteras”. Esto me dio la visión para escribir sobre la Falta de Participación de las Mujeres Indígenas Salasacas en la Comunidad.
Cuando pasó a trabajar en Ambayata de Quisapincha, “con el apoyo de la gente” dice que le nombraron Rectora de la Unidad Educativa. Desde ahí fue mi punto de partida para mi vida pública. Hice proyectos en lácteos como también en crianza de especies menores para ayuda de la economía familiar. ¿Qué habrá pasado en estos 20 años? Espero encontrarme con otros rastros de su vida.