Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva
Este programa es, en definitiva, una caminata. Cerca de 150 personas realizan esta caminata, para recorrer 43 kilómetros desde Malchinguí hasta Atuntaqui. Se recuerda a los “Arrieros por Siempre”, en el marco de la conmemoración de las fiestas de Antonio Ante. Constituye un homenaje a los arrieros de antaño, que en aquella época recorrían los caminos realizando un gran papel histórico-productivo.
Según Carlos Espinosa, concejal y coordinador de las caminatas, “éstas se las lleva a cabo todos los años en consideración a los arrieros de las comarcas aledañas a Atuntaqui, como Natabuela, Chaltura, Imbaya, Andrade Marín, San Roque, que con su profunda calidad humana, solidaridad, compañerismo, hermandad y honradez salvaguardaban a toda costa las encomiendas. En la actualidad se constituyen el norte y ejemplo a seguir de las actuales generaciones”.
Lucía Méndez, de 27 años, orgullosa de portar la camiseta de Arrieros por Siempre, llegó cerca de las 17:00. Cansada pero llena de alegría, resaltó esta caminata como una experiencia inolvidable por todo lo que se vive, al decir: “La solidaridad, el aprender de la naturaleza y respirar el ambiente puro es algo que no se vuelve a vivir”.
Jhonny Caragulla, de 13 años, llegó junto a sus familiares portando la bandera de Antonio Ante. Cansado de la caminata pero con una sonrisa en sus labios, dijo que la experiencia la volverá a repetir y manifestó: “Conocí a gente que nunca había visto, además del paisaje de nuestro cantón en todo la amplitud, esto nos ayuda a despejar la mente”.
Ser arriero era un honor, “eran hombres de éxito, halcones de los caminos y montañas llevando y trayendo las encomiendas más valiosas para que en cada rincón de la patria se inicie el desarrollo y modernización de ese entonces”. De ahí surge la necesidad de rendir homenaje a estos personajes que forjaron paso a paso el presente que, en el caso de Atuntaqui, se ha transformado en una ciudad industrial, comercial y artesanal.
El artífice de esta caminata: Fernando Guevara, recibió la condecoración Pilanquí de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Imbabura.