¿Ateísmo Científico?

José Vega Delgado.

Durante la época de LA GUERRA FRÍA, es decir entre el fin de la Segunda Guerra Mundial y la caída del Muro de Berlín, con la inmediata secuela de la autodisolución de la URSS (1945-1989), el mundo anduvo dividido en dos grandes poderes: las potencias liberales occidentales y las socialistas de la Europa del Este, acompañadas más tarde por China. Mientras las primeras se decían pertenecer a la CIVILIZACIÓN CRISTIANO / OCCIDENTAL, las segundas, bajo la tutela del MARXISMO / LENINISMO / MAOÍSMO, oficialmente practicaban UN ATEÍSMO MILITANTE.

En tal contexto, era perfectamente inteligible la lucha de la URSS contra el Capitalismo y la Religión de Occidente. La Academia de Ciencias de Moscú, criticaba por igual al Pentágono y al Vaticano, sus émulos ideológicos del poder mundial. Hubo uno que otro académico soviético, de aceptable nivel, que se habían dado la molestía de estudiar el Pensamiento Occidental, en serio. Pese a ello, en tal caldo de cultivo se engendró el autodenominado ATEÍSMO CIENTÍFICO (como contraparte del Socialismo Científico) cuya única semántica aceptable para el análisis lógico, querría significar: Un juicio de valor negativo sobre la existencia de Dios, a partir de: El estudio científico de las Religiones, o, lo que el insigne autor MIRCEA ELIADE (Bucarest,1907-Chicago, 1986) llamó, en su obra magna. La cual, por contraposición, más bien invita a aceptar EL HECHO RELIGIOSO, como un dato universal de las Culturas Humanas.

Empero, el juicio de valor -ora positivo, ora negativo-, ya no es cosa de la Ciencia Histórica de las Religiones Comparadas, sino de UNA FILOSOFÍA DE LA RELIGIÓN; por lo que EL ATEÍSMO es sólo FILOSÓFICO, nunca científico, al igual que EL TEÍSMO. SI fueran científicos, o no habría creyentes (que los hay), o no habría ateos (que también los hay).

Hoy el mundo ya no vive la misma época de LA GUERRA FRÍA, o de EL TELÓN DE ACERO, metáfora ésta última que, en su origen, se remonta a un discurso de SIR WINSTON SPENCER CHURCHILL (1874-1965). Por ello, personas con el lenguaje trasnochado de entonces: EL ATEÍSMO CIENTÍFICO, y otras linduras, nos resultan antediluvianos. Lo que, fácilmente, se puede detectar en UNA VATICANOFOBIA; otro de los temas recurrentes en la ex URSS.

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