Lograr el propósito de una mayor cobertura en la educación superior en condiciones de equidad, tanto en el acceso como en la permanencia, solo se consigue si el servicio educativo que se presta es de calidad; de lo contrario, significa perpetuar las condiciones de desigualdad social y cultural, de marginalidad y de exclusión.
Una política de equidad en educación superior que promueva la igualdad social de acceso a las oportunidades educativas y de permanencia en ellas, debe responder al concepto de que la función social de la educación no es ni selección de una élite, ni la promoción de unos pocos en contextos de alta competencia, sino la promoción de la mayoría de los ciudadanos, mediante la distribución igualitaria de las oportunidades, de modo que quienes a ella accedan lo hagan en virtud de sus méritos, capacidad, esfuerzo y perseverancia, teniendo en cuenta para ello que la educación suprior es un servicio público cultural.
El gobierno nacional debe desarrollar un programa de mejoramiento de la calidad de la educación básica y de la educación media, con el concurso de las universidades, para que esta formación previa de los que aspiran a ingresar a la educación superior deje de ser un factor de exclusión de muchos jóvenes. El uso de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) puede apoyar este acompañamiento por parte de las universidades.
Hay que aumentar el acceso a los grupos más pobres, mediante el establecimiento de programas de subsidios para estudiantes de los estratos de menores ingresos para que se formen en programas de las áreas estratégicas para el desarrollo nacional y local.
Establecer líneas de crédito educativo por parte del Estado, con amortización a largo plazo, que incorporen el monto para sostenimiento del estudiante.
Desarrollar un programa de mejoramiento de las condiciones en las instituciones técnicas y tecnológicas y de los programas existentes en estas modalidades, con énfasis en la formación dual y en las áreas definidas como prioritarias para el desarrollo del país.
Las instituciones de educación superior deben fomentar el desarrollo de programas de acompañamiento a los estudiantes que lo requieran, para asegurar su permanencia en el sistema y que puedan culminar con éxito su formación.
Adaptar las experiencias más significativas que han tenido otros países en ampliación de cobertura con calidad que resulten pertinentes a la situación ecuatoriana, con apoyo de la cooperación internacional.