Colón pudo haber sido retornado detenido y encadenado a España por mentiroso. 1492

Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Cronista Vitalicio de Ambato

La historiografía contemporánea está dando al traste con tantas versiones mitológicas que han sido realmente un engaño manipulado por los intereses de las clases de poder. Un lector medianamente culto todavía repite en nuestro medio que “Colón murió sin saber que había descubierto un nuevo continente”. Colón ya se dio cuenta que nunca había llegado al Cipango. Lo habría sabido desde cuando en vez de reyes, encontró a unos hombres y mujeres semidesnudos que no le dieron ningún indicio de que tenían indicadores del Gran Kan. Colón había firmado convenios con la Corona de Castilla para aventurarse a los mares y regresar con una evidencia de que estaba en lo cierto, de que podía ser un puente con el mundo oriental, abriendo una ruta hacia las Indias. Caso contrario se evidenciaban y ejecutaban las penalizaciones que tenía la contratación, y le devenía el descrédito.

El profesor de la Universidad de Pensylvania, Mattheu Restall en su libro Los Siete Mitos de la Conquista Española, Madrid 2010, fundamenta su razonamiento en las investigaciones de los archivos, muchos de los cuales, como ocurre en nuestro medio, no han sido ni tocados, y en otros casos, leídos bajo ópticas de tendencias e intereses de los grupos editores y de poder en general. En una de sus citas epigráficas, a manera de advertencia nos anticipa: “Los historiadores actuales son sacerdotes de un culto a la verdad, llamados al servicio de un dios cuya existencia están abocados a cuestionar (Felipe Fernández-Armesto)”. Ante tantos datos renovadores, ¿qué hace nuestro profesor de historia? ¿Qué hace un departamento de planificación pedagógica?, ¿dónde están los productos de la investigación universitaria, publicados y al alcance de la crítica? Aquí los dioses disponen: Hágase la investigación en un semestre, y se la inventa.

“La carrera de colón se vio menoscabada de manera irreversible. Su testimonio, que aseguraba haber descubierto islas asiáticas –y por tanto la ansiada ruta marítima hacia las Indias orientales-, parecía poco fidedigno ante la evidencia, cada vez más irrefutable, de que se trataba de islas totalmente nuevas. Colón parecía aferrarse a la mentira para no perder sus honorarios contractuales. Cuando la corona de Castilla comprendió la magnitud de su fracaso y de su engaño, envió un agente al Caribe para detener a Colón y traerlo de vuelta a España encadenado. Aunque posteriormente se le permitió cruzar el Atlántico, se le prohibió visitar el Caribe y se le retiraron los títulos de Almirante y Virrey de las Indias, títulos que exigió el contrato inicial y posiblemente eran el objetivo final de su carrera. Entretanto, tales títulos fueron concedidos por la corona portuguesa a Vasco da Gama” (p.35).

Nuestro tratadista explica que dos siglos antes ya, los portugueses estuvieron buscando expandirse, y estaban en rivalidades con Castilla. Los otros líos son los relativos a las bulas papales. “Las islas que había descubierto (Colón, en el Caribe) pertenecían a la zona asignada a los portugueses por la bula papal de 1486”. Los portugueses ya habían llegado por el Atlántico hasta Cabo Verde y el golfo de Guinea. “Si Colón no hubiese llegado a América, cualquier otro navegante lo hubiera logrado en menos de una década. De manera similar, en 1500 el portugués Pedro Álvarez Cabral exploró la costa brasileña, donde arribó cuando intentaba llegar a Asia.”

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