Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Cronista Vitalicio de Ambato
¿Conociste a don Pedro de Alvarado?
Es quien me dio collar de plata
Por mis servicios prestados en Guatemala.
¿Conociste a Francisco Pizarro?
Me fabricó cadena de oro
Por mi fidelidad en el Rescate de Atahualpa.
Conociste a Sebastián de Benalcázar?
Me hacía comer las esmeraldas
En los viajes de Popayán a Cali.
¿Te acuerdas de Pedro de Valdivia?
Me condecoró por olfatearle intacto
A ese Caupolicán o a ese Lautaro.
¿Qué hizo contigo Francisco de Orellana?
Me iba a nombrar Virrey del Amazonas.
¿Te acuerdas del Pedro de Ampudia?
Me llevaba a una pulpería en Quito
Donde vendían carne de indio para galgos
Y me robó la ferocidad en un descuido.
BENALCÁZAR
En verdad mi calavera es de Sebastián Moyano,
Pero mi estatua en Quito es la de Sebastián de Benalcázar.
Si no fuera por mí
No tuvieran fiestas de fundación,
Ni corridas de toros,
Ni Reina del patronato,
Ni indios borrachos que griten “Viva Quito”,
Ni serían el Primer Patrimonio de la Humanidad.
Las campanas me repican y me rezan hasta el ángelus.
En cada esquina hay una iglesia
Con dioses que salen de paseo.
Todas las calles tienen cruces de piedra,
El Arco de la Reina tiene piedra,
La Mama Cuchara mece piedras,
El Gallo de la Catedral, canto de piedra,
Pide la libertad antes que muera.
De mi pueblo de Belalcázar
Salí sin alma, quiero decir sin nada,
O sin fama de ser lo que llegué a ser
Por no saber qué hacer.
Acá ejercité mis dones
De fundador de pueblos,
De quitos, popayanes, guayaquiles, calis,
Dominando de veras a los indios
Escarmentando en sus caminos y en sus plazas
Con el olor a muerte,
Sus propios ojos metidos en sus lanzas.
Para ser justos con el tiempo y con mi gloria,
Pido que me hagan otra estatua
Sin placa y sin letras, sin palabras,
Porque no puedo leer, ni escribir,
Ni escuchar nada.
Quiero una estatua para mí y para mi burro
Al que primero maté en España,
De donde huí para ser un monumento
Con honra permanente en esta patria.