Como en Chile

Por: Dr. César Hermida

Hace pocos días decía un valiente poblador de nuestras costas manabitas, refiriéndose a las réplicas de hasta 3 meses después de la tragedia del 16 de abril: “Tenemos que aprender a convivir con los temblores, como en Chile, allí, me han dicho, duraron hasta 3 años”. La información muestra un ejemplo del valor de esa población para la reconstrucción, solo comparable con la solidaridad del resto de ecuatorianos.

Al mismo tiempo leo, por coincidencia, la magnífica novela del chileno Roberto Ampuero El último tango de Salvador Allende (2012, Santiago: Edit. Sudamericana), que describe la difícil situación producida por las fuerzas internas y externas de oposición para derrocar al presidente. No había comida, ni dinero, ni trabajo. Como en Cuba, se decía entonces, como en Venezuela se diría ahora. La gente creía que el Presidente podía resolverlo, que había que informarle para que supiera la realidad y tomara medidas. En Chile solo se sospechaba que había fuerzas externas imperiales de oposición con la CIA confabulando, respaldadas por otras internas auspiciadas por los medios. Solo muchos años después se conocería la verdad comprobando las sospechas.

Como en Cuba, se trataba de matar de hambre al pueblo, pero como los cubanos resistían con honor y dignidad, la izquierda chilena exigía al Presidente radicalizar el proceso. El Presidente prefería el camino pacífico, aunque la derecha lo considerara un extremista radical. Finalmente, prefirió sacrificarse, sin entregarse ni rendirse.

Como en Venezuela, que desde antes de Chávez tenía razones y fortalezas para un proceso revolucionario, por la enorme brecha entre ricos y pobres que cada día se hacía más profunda, pero que se ha deteriorado por las fuerzas de oposición política, internas y externas. Como en Chile hace más de medio siglo y en Venezuela ahora, como en Argentina, Brasil, Bolivia y Ecuador, las fuerzas oscuras de la oposición cultivan el odio hacia los líderes, y niegan la realidad. La estrategia internacional de la derecha es utilizar sofisticados procesos publicitarios para deteriorar la imagen de los dirigentes, siguiendo un sucio juego geopolítico en todo el mundo.

Como en Chile, la izquierda extrema pide radicalizaciones, mientras la derecha confabula. Como en Chile, entre los enemigos del régimen están los militares (acá en servicio pasivo). Pero como los pueblos ya saben, por su experiencia, quienes forman parte de las fuerzas oscuras de la oposición, no desfallecen en su inclaudicable lucha por la justicia y sus derechos.

Deja una respuesta