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Comunicación y servicio

Por: Eduardo F. Naranjo C.

Los lenguajes constituyen estructuras fonéticas y gráficas que son aplicadas a objetos tangibles o abstractos. El conjunto de signos que se emplean siguen unas reglas para alcanzar un significado, el que a su vez tiene un referente en el mundo físico y de las ideas, siendo estas estructuras mentales delimitadas en conceptos, que a su vez definen y precisan el significado, es decir reducen la incertidumbre al enmarcar exactamente aquello que está dentro del concepto.

Para la formulación de leyes, los legisladores deben estar muy enterados de los significados conceptuales, ya que siendo el concepto un conjunto de especificaciones que delimitan con claridad una idea, eso es lo que significa y nada más.

El concepto de “comunicación” tan manoseado hoy en día, es la posibilidad estadística de coincidir en la interpretación de la información que se intercambia entre un emisor y un receptor, que en el caso de referirnos al concepto de público estaremos entendiendo numerosos receptores, este conjunto de datos se define como “mensaje”, el que a su vez no es sino una codificación de signos, que dependiendo de la forma como se estructuren pueden significar diferentes cosas, de allí que se debe estar claro que pueden haber variables en la compresión de éste, tanto en el uso de los lenguajes gráficos como lingüísticos, esto desde el mismo momento en que la fuente emisora diseña el mensaje, ya que este al no ser preciso puede a veces no coincidir con la intención del emisor.

En todo este proceso de estados probabilísticos de intercambio de información entre individuos, habrá mensajes muy claros, hasta cierto punto, si decimos uno más uno es dos, creemos que existe una alta probabilidad de crear un campo común de entendimiento, sin embargo, el receptor podrá estar pensando en panes, cuando el emisor quiso decir manzanas, por lo que se requerirá crear redundancia es decir añadir información para precisar el mensaje. La función del intercambio de información es reducir la “incertidumbre” creando un campo de interés común, de allí nace el concepto de comunicación.

Con este antecedente y frente a la realidad aceptada, no deberíamos llamar “ley de comunicación”, a un proceso de intercambio de “mensajes” de ida y vuelta , en el que asumimos como dada la comprensión unitaria sobre un tema, cuando en realidad no es así, cada participante en el proceso tiene su propia forma de descifrar el mensaje que en la mayoría de casos es bastante precaria. De todos modos dejemos que sigan creyendo que existe tal cosa, pero cuando entramos en el tema de la posibilidad de que un ciudadano tenga el “derecho” de recibir información y de emitirla de forma libre estamos claros que es una necesidad utópica para la humanidad, puesto que los ciudadanos reciben la información que las fuentes emisoras que  siempre lo hacen  con una intención, sean estas, un gobierno, una empresa, un político, las fuerzas armadas, los medios de comunicación, las asociaciones civiles y religiosas, etc. Suena bien que todos los ciudadanos del mundo civilizado gocen de derechos, pero en concreto ¿se aplican?, tal vez unos más que otros, en cuanto más justa sea una sociedad.

Todo esto corresponde a las definiciones conceptuales de estos procesos de intercambio de información, que al estar declaradas como derecho son aplicables a la protección ciudadana, porque así se busca una sociedad armónica y equilibrada, donde todos los miembros estén “informados” y puedan opinar libremente, sin embargo cuando se declara a este proceso como “servicio” no corresponde al aspecto conceptual del proceso, sino a la forma como se distribuye la información de forma masiva, que es un tipo de acción distinto que implica costos por un lado y fidelidad para servir a la sociedad con el fin de informarla correctamente, de allí que no se pueden mezclar los dos conceptos como una misma cosa.

Es necesario reglamentar los servicios de información a los públicos, entonces hay que aplicar esto a todos aquellos que hacen emisiones de información a más de dos personas, así tenemos numerosos ejemplos: los políticos, los profesores, los líderes sociales, los predicadores, los medios de comunicación, las redes sociales, etc., es decir todos aquellos que están enviando información a más de una persona, puesto que servicio es una acción masiva de atención a los públicos. Hay que tener una clara diferenciación entre el concepto comunicación, información y servicio, ya que este último es la acción de servir a otros y por antelación debe ser de lo mejor, ya que por ello se percibe una utilidad económica además de otros beneficios del poder, este servicio en cualquiera de los casos implica un altísimo grado de responsabilidad porque supuestamente está destinado a orientar a la sociedad, de ahí que cuanto más fiel a los hechos sea el mismo mejor será para todos.

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