Consultas populares y calidad de la democracia en el Ecuador: una realidad en ciernes[1]

Por: Dr. Gustavo Vega Delgado

Me tocó vivir durante los dos momentos en que la provincia de Quebec presentara a la ciudadanía la consulta beligerante para el resto del Canadá y, de esta forma, poder independizarse del enorme Canadá, el segundo país más grande del mundo después de Rusia.

La historia de los canadienses-franceses ha sido de mucha polémica y de fracturas incesantes con la comunidad angloparlante y finalmente migró la capital de Quebec que estuvo en el viejo asiento colonial francés a la ciudad de Ottawa, porque curiosamente estaba en el límite de las dos provincias: la francesa a cargo de los canadienses de Quebec y la angloparlante cuyo asiento fundamental estaba en esa época en Ontario. Ottawa fue una especie de armisticio justo en la mitad de la frontera de los dos bloques más representativos del Canadá moderno.

Me tocó vivir las dos consultas cuando el principal líder de la oposición para permanecer en el Canadá fue René Lévesque. Se dio antes, una revuelta llamada la Revolución Tranquila, en donde se buscaba un Canadá distinto de cara a la visión francesa y no a la dominante que ejercía el Canadá angloparlante; sin embargo, generó divisiones que llevaron a una madurez de la democracia en consultar al pueblo una simple pregunta, si facultaba a Quebec negociar con el resto del Canadá una autonomía política pero a la vez una asociación económica.

La pregunta fue muy prudente, yo diría muy salomónica inclusive y en un primer momento cuando se hizo la consulta al pueblo la pérdida fue bastante significativa; un 60% le dijo no a Quebec y el 40% estuvo por una suerte de ruptura. Canadá es enorme en extensión y por cierto es también una potencia económica y de asiento cultural notable, allí están prestigiosas universidades de la vieja ralea tanto inglesa como francesa, varios premios Nobel han sido profesores de las universidades de Montreal de Quebec y de las otras ciudades.

Curiosamente después de algunos años se volvió a hacer un segundo referéndum y la pérdida fue casi insensible, dijeron con una diferencia de dos puntos “sí” a una ruptura con el resto del Canadá, aproximadamente un 49 % y dijeron “no” en cuanto a la ruptura un 51 %.

No se puede afirmar pero es posible que exista un tercer referéndum, en donde quizás si las polaridades entre las dos comunidades se siguieran ahondando. Quebec podía eventualmente romper con el resto del Canadá, aunque muy sabiamente ellos buscaban una asociación económica.

Sin duda que en el caso de Canadá, la Constitución lo permitía, no así por ejemplo, en las últimas épocas en donde Cataluña, como parte de España ha buscado incesantemente una línea de autonomía respecto del resto de España; sin embargo, la Constitución española después del pacto de la Moncloa en donde realistas monárquicos, socialistas, capitalistas y también el Partido Comunista estuvieron de acuerdo en declarar al Reino de España una monarquía parlamentaria moderna, cuya Constitución finalmente no le permitía a España una ruptura de sus comunidades.

Todos somos testigos recientes de que Cataluña vive momentos difíciles porque inclusive, sus líderes han sido de alguna manera, detenidos, encarcelados o migrantes en el ostracismo; depende por tanto de la Constitución de cada país si es que se faculta una consulta popular que esté inclusive en una línea de ruptura.

Quiero realizar una especie de ciencia comparada en la materia de lo que ha ocurrido con Puerto Rico, dos veces el pueblo puertorriqueño se ha pronunciado por una decisión híbrida, con una suerte de estado libre y asociado, pero cuando se consultó al pueblo, prefirieron mantenerse en este estado intermedio entre la autonomía plena y la línea de relación con Estados Unidos.

La lucha de Pedro Albizu Campos y otros líderes de alguna manera han sembrado identidad y personalidad propia en Puerto Rico y a pesar de que es un satélite económico fuerte del resto de Estados Unidos, no logra ser, finalmente una colonia en pleno derecho, ni tampoco un estado como parte de la Unión. A partir de los trece Estados que fundaron Estados Unidos, paulatinamente han crecido a cincuenta y más, podría ser que Puerto Rico en un momento dado quiebre esta ambivalencia y decida integrarse de pleno derecho a Estados Unidos.

Por cierto, que la identidad latinoamericana es muy fuerte en Puerto Rico, a pesar de que para ingresar se necesita un pasaporte de los Estados Unidos de Norteamérica, ya que no hay personalidad propia en muchas cosas de la política de la Isla Caribeña.

Las consultas populares tienen expresión internacional e impacto en la conflictividad y los impases que tienen las naciones, voy a citar el caso por ejemplo, de la consulta que se hiciera a los habitantes del Peñón de Gibraltar ubicado justamente en la salida del mar Mediterráneo desde el océano Atlántico[2].

El Peñón de Gibraltar, marca particularmente dos momentos cuando la Armada Invencible de Felipe II pierde en el mar su guerra frente a Inglaterra en 1588 y colapsa el Imperio español.

España y Felipe II se vieron humillados con la pérdida de la Armada que se pensaba era invencible, también se asumía eran invencibles las naves persas que invadieron Atenas y que Temístocles con sabiduría y estrategia militar y naval pudo ganar la llamada batalla de Salamina; asimismo, naves enormes como las persas que perdieron con los griegos, pertenecientes a Felipe II -el emperador más poderoso de la Tierra de entonces- fue una humillación que perdiera frente a Gran Bretaña.

En un segundo momento, la batalla de Trafalgar, cuando perdieran España y Francia el combate naval con la Gran Bretaña (21 de octubre de 1805).

También es necesario mencionar que la Plaza Trafalgar de Londres lo conmemora con Nelson en la cúspide de una columna. Trafalgar es un símbolo también de que aunque perdiera la vida Nelson en la batalla, ganó la guerra para los ingleses. Por varios motivos, Inglaterra se hizo del Peñón de Gibraltar que pertenecía tradicionalmente a España, país que ha venido defendiendo ante los organismos internacionales que retorne Gibraltar a su poder; sin embargo, Gran Bretaña y el Reino Unido mencionan que no es una colonia (como llama España), sino es un territorio de ultramar como también lo tienen en el Caribe y en las Falklands o Malvinas, islas que significaron un tenebroso momento de guerra con Argentina, en donde Inglaterra retomó el poder sobre las Malvinas después de una guerra cruenta en la década de los 80 del siglo pasado; pues territorios de ultramar llama el Reino Unido también a Gibraltar, en tanto que España menciona que es la única colonia europea en pleno siglo XXI.

Volviendo a las consultas populares, los habitantes de Gibraltar fueron consultados si prefieren pertenecer al Reino Unido o a España y mayoritariamente, a pesar de que son pocos pobladores se pronunciaron por desear pertenecer a Gran Bretaña; sin embargo, cuando son consultados si prefieren salirse de la Unión Europea mediante lo que se llama en el lenguaje internacional “el Brexit”,  los habitantes de Gibraltar  votaron mayoritariamente por mantenerse en la Unión Europea. Es un ejemplo de cuerpo entero, de cómo las consultas populares tienen agridulces, extravagancias y a veces, producen conflictos o impases internacionales.

En Ecuador, particularmente dentro del periodo en el que acepté ser presidente del Consejo Nacional Electoral Transitorio; tramitamos varias peticiones de autorización de consulta popular, en especial dos que tenían significación mayor para la ciudadanía.

Una de ellas fue la de los Yasunidos, que como recordarán, los activistas amazónicos venían luchando para que una zona protegida por el mundo sea declarada libre de extracción minera y petrolera, tuve el acierto y lo digo con orgullo y con responsabilidad, de haber dado paso libre para que la Corte Constitucional a partir del Consejo Nacional Electoral, tramite como legal la petición para que se haga una consulta popular en favor de los Yasunidos.

La segunda autorización positiva que me cupo en derecho y responsabilidad tramitarla oportunamente, fue en favor de Quimsacocha en el cantón Girón de la provincia del Azuay; tratándose de una fuente importante del agua para los ciudadanos, el hábitat y el ambiente.

Dos casos de fondo que hemos tramitado porque creemos que en esta evolución de la democracia, desde la representativa, luego la participativa y finalmente la democracia directa a través de las consultas, da la madurez política y cívica a una nación.

Sin embargo, también se presentaron algunas peticiones de consulta directa para revocatoria de mandato de tres alcaldes, uno de ellos, el de la ciudad de Quito, otro de la ciudad de Loja y finalmente en una ciudad de la provincia de Los Ríos en la Costa ecuatoriana.

En el caso particular de la última mencionada y de la ciudad de Quito, se negó la propuesta de consulta porque habían vicios del número de firmas que sustentaban la petición y sobre todo, porque estaba desfasada en el tiempo, pues acorde a la Constitución, una consulta popular para revocatoria de mandato tiene que hacerse a excepción del primer y último año de ejercicio de funciones del personero municipal; por otro lado, en el caso de Loja sí tuvo éxito y en efecto el Alcalde del cantón fue revocado de su mandato.

Menciono que en el caso de derivarse la consulta popular a instituciones de menos monta y guardando la pirámide de la estructura organizativa que tiene un país, ha sido muy saludable también que en el contexto de las universidades, el rector en funciones pueda solicitar la consulta directa a la comunidad universitaria sobre temas de relieve.

Cuando hace 20 años dejé de ser rector de la Universidad de Cuenca, la segunda más antigua del Ecuador y de mucho peso académico en esta nación, logramos que se tramitará una consulta desde el rector, no desde las bases, para que la comunidad universitaria dé respaldo a la posibilidad de realizar lo que se llamó entonces “matrícula diferencial” y así evitar depender de una gratuidad a raja tabla; otras universidades también lograron lo propio, un ejemplo es cuando el ex vicepresidente del Ecuador se convirtió en rector de la Universidad de Guayaquil y lideró una consulta popular sobre cómo volver más ético el manejo de esa enorme Universidad, la más poblada del país.

Considero que es importante fundamentar una pedagogía de la consulta directa, yo creo que eso de la democracia representativa y participativa, a veces, tiene el vicio de ser una democracia inmadura, sin embargo, tenemos que saber también que las experiencias son agridulces; en el caso del Ecuador, por ejemplo, un gran levantamiento indígena en la nación le obligó al presidente interino Fabián Alarcón a llamar con el propósito exclusivo de crear una nueva Constitución del Ecuador; también existen casos en los que se ha negado la consulta que un presidente propone, por ejemplo, cuando León Febres Cordero -representante de la centroderecha- pidió al pueblo que se pronunciara si los candidatos a cargos políticos podrían ser no membretados de una agrupación política, el pueblo lo negó y curiosamente en ese caso no se niega la tesis, es una negativa al presidente y en ese sentido, se malinterpreta la consulta y penosamente está bajo el sesgo de la política.

Es un saldo final de la democracia griega, que a pesar de ser imperfecta, fue la creadora inicial de la nueva y moderna democracia. Aunque en Grecia no podían votar ni esclavos, ni mujeres,  lo que a la luz del presente es realmente absurdo, si votaban los entonces reconocidos como ciudadanos, tanto es así que Temístocles -quién ganó la guerra nada menos que de Salamina- resultó ser penalizado con que debía abandonar Atenas con base en la democracia directa.

Son experiencias que tenemos que cosechar las nuevas sociedades para canalizarlo de la mejor manera, en miras a depurar una democracia que, sin duda, en nuestro país está en ciernes.

¿Considera usted que antes de solicitar algún mecanismo de democracia directa se deba incluir a los colegiados de las universidades del país?

Con mucho énfasis, yo creo que la consulta a cuerpos colegiados de las universidades podría lograr que la consulta tenga el aval necesario. Me parece muy sugerente la propuesta quizás con una pequeña variante, no dirigirlo a una Universidad u otra, sino más bien a un equipo de expertos universitarios para que sus criterios orienten la decisión final que tome, por ejemplo, la Corte Constitucional.

Evidentemente tendría que aceptarse que no sea vinculante,  pero sí una especie de linterna de minero, de tal forma, que el magistrado no sea sujeto de presiones políticas, como suele pasar muy frecuentemente en nuestro medio.

Sobre el matrimonio igualitario, ¿cree usted que mediante referéndum o consulta podría revertirse esa decisión?

Como primer argumento en contra de esta hipótesis, las consultas y las decisiones que tome un país deben estar también iluminadas por la ciencia, voy a citar dos casos en la historia.

En 1978, la Asociación Mundial de Psiquiatría retiró del casillero de las enfermedades mentales a la homosexualidad.

Desde 1993 para adelante ha habido una flexibilidad para las dos grandes clasificaciones científicas mundiales en el campo de la psiquiatría; una de ellas es propia de la Asociación Psiquiatría Norteamericana, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM por sus siglas en inglés), que está ya en su cuarta revisión, la otra, es de la Organización Mundial de la salud (OMS), que tiene la versión número once del ICD, Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud.

Lo que se llamó por un tiempo largo como “disforia de género”,  cuando existía una persona que deseaba cambiar del sexo asignado mediante vía de cambios hormonales o por cirugía a otro sexo, tenía un sesgo de membrete como enfermedad que ha sido paulatinamente separado el casillero de ambas clasificaciones, tanto la de Norteamérica como la mundial.

Una segunda argumentación para que se desista de que un referéndum pueda volver atrás sobre un derecho adquirido, es el hecho de que los derechos son progresivos; por tanto sería absurdo y va en contra de la norma internacional.


[1]    Ponencia presentada en el marco del Seminario Internacional “Consulta Popular: perspectivas comparadas para Ecuador y América  Latina” organizado por el Instituto Republicano Internacional, 09 de diciembre de 2020.
[2] En las históricas y mitológicas columnas de Hércules, según la tradición del pensamiento mágico de los griegos Hércules, hijo de Zeus y a su vez entenado de Anfitrión, esposo de Alcmena, madre de Hércules, a quién Zeus sedujera haciéndose pasar por Anfitrión. Las columnas de Hércules que separan entre África y Europa el mar Mediterráneo fueron abiertas precisamente por la fortaleza de este héroe mítico para que el Mediterráneo pueda entrar o salir al océano Atlántico