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Cuando conocí a Stephen Hawking

Por: Eduardo Salgado Enríquez

Astrofísico

El 14 de marzo último, el mundo amaneció consternado por el fallecimiento de una de las mentes más prodigiosas de los últimos tiempos: había fallecido en su casa de Cambridge, el físico teórico Stephen Hawking.

Leí por primera vez su Breve Historia del Tiempo allá por 1989 con un grupo de lectura de la Sociedad Ecuatoriana de Astronomía y Astrofísica, no miento al decir que quedé fascinado con sus claras explicaciones de los agujeros negros y la cosmología. Estaba tan emocionado que le escribí una carta con mis apreciaciones sobre el tema, más emocionado estuve cuando aquí en Quito recibí una contestación de mi carta, recuerdo que ese día estaba dando rebotes de la alegría, en mi casa no sabían quién era ese tal Hawking que me había escrito.

La carta de Hawking era una fotocopia de un original que indicaba que debido a su condición física no podía contestar personalmente las inquietudes que le había hecho llegar; posiblemente una copia de esa carta llegó a cada uno de quienes nos atrevimos a hacerle un comentario sobre su libro, el cual se vendió más de 10 millones de copias en el mundo entero.

Mi segundo encuentro con Hawking fue en vivo y en directo, en un seminario que sobre gravedad cuántica organizó el Centro de Estudios Científicos Santiago (CECS), en Santiago de Chile. Era agosto de 1997 y yo había llegado a Chile hace unos pocos meses. En dicho seminario participó Hawking, Susskind y otros renombrados científicos, cabe decir que por más que los participantes éramos alumnos del posgrado de Física, ninguno entendimos totalmente la charla, allí comprendimos de la genialidad del profesor británico.

Unos días más tarde el mismo CECS organizó una charla para el público en general en la Estación Mapocho, también en Santiago. Habíamos unos 4.000 participantes queriendo ingresar, al fin conseguí un asiento cerca de los parlantes, Hawking ingresó ayudado por su hijo mayor, la conferencia fue un resumen de su bestseller y al final solicitaron que en unos papelitos hagamos una pregunta al científico. De cientos de preguntas se eligieron unas cuatro (lástima que mi pregunta no fue leída). Allí aprendimos sobre lo difícil que era para Hawking el poder comunicarse. El profesor Claudio Teitelboim le leyó las preguntas del público y vimos con paciencia que se demoró más de veinte minutos en usar el computador de su silla de ruedas. Muchos empezaron a pifiar, Teitelboim salió a decir que esperaba que la pifia sea para él y no para Hawking.

Hawking falleció a los 76 años, dejando un gran legado a la humanidad. Sus trabajos se pueden dividir en dos grandes momentos, el primer grupo de trabajos que fueron sobre agujeros negros y el segundo grupo, sobre aplicación de la física de agujeros negros a la cosmología. Hawking une la relatividad general y le mecánica cuántica, postula que los agujeros negros no solamente se forman del colapso de estrellas que pierden estabilidad, sino que deben existir agujeros negros primordiales, formados en los primeros instantes del universo, debido a fluctuaciones cuánticas en el Big Bang. Estos agujeros negros deben existir en varios tipos de masas, desde la masa de un grano de arena, hasta la masa de varios cientos de estrellas y mientras más pequeños fuesen, serían más inestables y calientes, evaporándose rápidamente y los más grandes y fríos perdurarían hasta nuestros días, siendo firmes candidatos a explicar la materia oscura faltante en las galaxias.

La radiación que emitirían los agujeros negros al desintegrarse, se llama Radiación Hawking y hasta el momento no ha sido detectada, ya que es muy débil. Esta es la razón por la que no se le dio el Premio Nobel de Física, sus trabajos no han tenido una contraparte experimental u observacional. Ahora los trabajos de Hawking (así como su tesis doctoral), están libres en la red, allí hay muchas ideas para trabajar en astrofísica (observacional y teórica) para los próximos años, sino décadas.

Hawking tenía la cátedra Lucasiana en la Universidad de Cambridge en Inglaterra, percibía un sueldo anual de unos tres millones de dólares, recibió 22 premios y galardones, entre ellos, el Premio de Física Fundamental con un monto de tres millones de dólares (sus hijos heredaron una cuenta de 20 millones de dólares). A pesar de su discapacidad nunca se dio por vencido, es el súper héroe de millones de personas y el junto con Newton y Darwin son los únicos no miembros de la realeza británica, cuyos restos reposan en la Abadía de Westminster.

Muchos nos preguntamos quien será el sucesor de Hawking, dos son los posibles sucesores: Juan Martín Maldacena del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton que es el creador de la dualidad AdS/CFT, que tiene que ver con la gravedad cuántica y el otro es Matías Zaldarriaga que trabaja en cosmología en el MIT, ambos argentinos y con edades menores a los cincuenta años.

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