EcuadorUniversitario.Com

Defensa de la Universidad Alfredo Pérez Guerrero

Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva

El Estado debe garantizar su permanencia. No pueden darse crónicas anunciando su desaparición. Se debe señalar su rumbo, norte, proyectarlas hacia el futuro, fortalecerlas y crear planes para su desarrollo, fusión, alianzas estratégicas; pero no cerrarlas. Se podría intervenir en aquellas que no han cumplido las disposiciones legales, pero la intervención sería para su saneamiento. En el Ecuador se requiere pensar positivamente. Eduquemos a los ecuatorianos para que sean ciudadanos de bien. Defendamos a nuestras universidades que no solo son proyectos sino sueños. Dejemos que esos sueños se hagan realidad. Alfredo Pérez Guerrero, ex -rector de la Universidad Central del Ecuador, maestro símbolo del Ecuador, puso su profesión al servicio del magisterio. Su trayectoria en el camino de la vida fue pulcra. ‘Educación y libertad’, ‘Universidad ultrajada’, ‘La Universidad y la Patria’, son sus obras en defensa de nuestras universidades. Si la universidad debe cambiar, debe ser con iniciativas que sean fruto del análisis y diálogos con libertad, originados en la propia universidad, digna de mejores días.

Se debe investigar la forma como la Universidad Alfredo Pérez Guerrero fue cerrada, en la década perdida, con una serie de arbitrariedades en su evaluación. Su rector, un ciudadano de bien, ha sido perseguido en la oscura etapa correísta.

El, siguiendo el ejemplo del doctor Alfredo Pérez Guerrero, ex –rector de la Universidad Central del Ecuador, fundó la universidad que llevó su buen nombre, la cual tenía grandes proyecciones para el futuro.

En el mes de abril de 2018, quien fuera Rector del indicado centro de educación superior, doctor Jorge Enríquez Páez, puso en circulación un libro titulado “LA VERDAD”.
Según el Colegio de Economistas, “el libro del doctor Páez contiene una síntesis histórica de lo que fue la UNAP, un comentario sobre la evaluación e intervención oficiales, una detallada mención a los atropellos, violaciones jurídicas y alteraciones de datos en las evaluaciones efectuadas por el CEACES, anteriormente CONEA, más algunos anexos que destacan ciertas actividades de la UNAP, como la suscripción de convenios con otros centros de estudio para desarrollar sinergias o su incorporación a organizaciones internacionales de universidades para desarrollar tecnologías.

Se destaca algunas afirmaciones constantes en el libro:

La UNAP recibió la valiosa tradición del Instituto Tecnológico Americano, creado en 1990. El Congreso Nacional expidió su Ley Constitutiva el 12 de diciembre de 2000, que fue promulgada en el Registro Oficial 244 del 15 de enero de 2001. Era una entidad privada y en la ley se decía expresamente que “… no recibirá asignación alguna proveniente del Estado”.

Las carreras profesionales que tenía eran: Gerencia de empresas, con mención en Marketing, Finanzas y Negocios internacionales; Sistemas informáticos y Networking; Administración de empresas turísticas, Derecho, Diseño digital y Multimedia, Educación Parvularia, Comunicación social. Contaba con una extensión en Gualaceo.

El equipamiento de la UNAP para los fines que perseguía era suficiente. Un campus bien ubicado, con edificios, laboratorios, aulas, equipos y muebles modernos; pero, pensando en el futuro, estaba en proceso un proyecto de campus en otro lugar de Quito, para albergar nuevas carreras, más alumnos y más compromiso con la sociedad. No era universidad “de garaje”.

Durante los 10 años de su existencia, los cientos de estudiantes que matriculó tuvieron la posibilidad de evaluar periódicamente a los docentes. El 90% del alumnado lo hizo y las calificaciones para los profesores estuvieron por sobre 88/100.

La UNAP publicó muchos libros de autores nacionales, en algunos casos para recuperar textos olvidados pero valiosos y, en otros casos, para colaborar con autores de temas de indudable trascendencia nacional. Mi libro: ECUADOR: Proyección 2020, de 800 páginas, en el que ya anunciaba que el país iría al descalabro actual, lo auspició la UNAP en el año 2010. En ese libro se mencionan varios de los necesarios cambios en la Constitución del 2008, que sugerí para evitar que el país aplique el Socialismo del Siglo XXI y fracase en la búsqueda del “buen vivir”.

De otro lado, efectuó una investigación que le significó reconocimiento internacional, en relación con las orquídeas, que dio importante resultado relativo a la orquídea “Drácula”.
Por supuesto, efectuó muchos actos y labores reconocidos por la sociedad, al punto que, en el quinto aniversario de la entidad, el Congreso Nacional le hizo un reconocimiento público. Además, como se observa en el libro, muchas personalidades de diferentes corrientes ideológicas e intelectuales de gran
prestancia apoyaron las tareas de la UNAP o las reconocieron en diversos medios de comunicación radiales y periodísticos.

Nada de eso se tomó en cuenta y el 12 de abril de 2012 “asaltaron la Universidad resguardados por las sombras de la noche y la Policía Nacional, la cerraron y confiscaron sus bienes”.

El artículo 323 de la Constitución prohíbe toda forma de confiscación y eso es lo que se dispuso, cuando a los promotores de las universidades se les quitó su patrimonio para distribuirlo a entidades públicas, basándose en el artículo 41 de la LOES, cuya constitucionalidad fue demandada ante la Corte Constitucional”.
El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, transitorio, CPCCC-T, debe investigar este caso y devolver la personería jurídica a la UNAP, para que siga sirviendo a la sociedad ecuatoriana.

No debemos olvidar que ningún país del mundo ha cerrado universidades, porque las mismas pueden ser intervenidas y saneadas o fusionarse, lo cual no ocurrió en este caso.
Se debe crear, entonces, el FRENTE DE DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD ALFREDO PÉREZ GUERRERO, con el apoyo de las organizaciones sociales del Ecuador. Debería también existir una COMISIÓN DE LA VERDAD para analizar la persecución a esta universidad.

Salir de la versión móvil