El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra cada 11 de febrero tiene hoy como lema “Invertir en las mujeres y las niñas en la ciencia para un crecimiento verde incluyente”.
Para conmemorar el día, el Secretario General de la ONU, António Guterres, publicó un vídeo en el que describió la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia como «vital» para alcanzar la Agenda para el Desarrollo Sostenible de 2030, ya que «el mundo no puede permitirse el lujo de perderse las contribuciones de la mitad de nuestra población».
En la actualidad, menos del 30 por ciento de los investigadores en todo el mundo son mujeres. Según datos de la UNESCO (entre 2014 y 2016), solo alrededor del 30 por ciento de todas las estudiantes escogen estudios superiores dentro del campo de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y matemáticas (STEM). A nivel mundial, la matrícula de estudiantes femeninas es particularmente baja en tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), con un tres por ciento; ciencias naturales, matemáticas y estadísticas, con un cinco por ciento, y en ingeniería, manufactura y construcción, con un ocho por ciento.
La brecha de género en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) persiste desde hace años en todo el mundo. A pesar de que la participación de las mujeres en las carreras de grado superior ha aumentado enormemente, estas todavía se encuentran insuficientemente representadas en estos campos.
La ciencia y la igualdad de género son vitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), incluidos en la Agenda 2030. En los últimos 15 años, la comunidad internacional ha hecho un gran esfuerzo inspirando y promoviendo la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia. Sin embargo, ellas se siguen encontrando con barreras que les impiden participar plenamente en esta disciplina.
Los prejuicios y los estereotipos de género que se arrastran desde hace mucho tiempo continúan manteniendo a las niñas y mujeres alejadas de los campos relacionados con la ciencia. El mundo dibujado en la pantalla no dista mucho del mundo real. Un estudio realizado en el 2015 por el Instituto Geena Davis titulado “Gender Bias Without Borders” (Prejuicios de género sin fronteras) muestra que la representación en la pantalla de mujeres que trabajan en el campo de las ciencias se limita solo a un doce por ciento.
Con el fin de lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, y además para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, la Asamblea General de las Naciones Unidas decide proclamar en el 2012 (resolución A/RES/70/212 )el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
La UNESCO puntualiza que menos del 30% de los investigadores de todo el mundo son mujeres y que muchos de los grandes problemas que afronta el mundo pueden quedar sin resolverse por la falta de incentivos de muchas mujeres y niñas para estudiar carreras científicas.
El papel de la educación en las ciencias está cambiando y no puede subestimarse. Se calcula que el 90 por ciento de los futuros trabajos requerirán una formación en tecnologías de la información y la comunicación, y que las categorías laborales que tienen una creciente oportunidad profesional son las relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
Según recientes estudios, esas categorías crearán 58 millones de puestos de trabajo.
Pero las mujeres y las niñas continúan estando muy poco representadas en las ciencias. Los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) muestran que menos de un tercio de las estudiantes eligen carreras vinculadas a ciencias, tecnología, ingeniería o matemáticas, y que solo un 3% escoge carreras relacionadas con la tecnología de la información y las telecomunicaciones.
La inteligencia artificial se está convirtiendo en una disciplina importante, donde se ha identificado la diversidad como un elemento crucial para asegurar que esté exenta de prejuicios de género. Sin embargo, el Foro Económico Mundial señala que sólo el 22% de los profesionales en esta área son mujeres.
Esta desigualdad en las ciencias se produce por varias razones, desde priorizar este tipo de educación en los niños, a los prejuicios de género y estereotipos, pasando por la brecha digital mundial (la separación que existe entre los países que tienen más acceso a internet y sus servicios y los que menos), que castiga desproporcionadamente a las niñas y las mujeres.
La magnitud en que el mundo sigue perdiendo potencial científico femenino se vuelve aún más evidente si nos fijamos en la extraordinaria contribución de las mujeres en los avances científicos y, que a menudo, se pasan por alto. Por ejemplo, en Sudáfrica, Kiara Nirghin ha desarrollado un polímero superabsorbente único que mantiene cientos de veces su peso en agua cuando se almacena en el suelo.
El descubrimiento fue su respuesta a las peores sequías que sufrió el país en más de 45 años. El polímero es barato, biodegradable y se fabrica en su totalidad con desperdicios. Aumenta la posibilidad de que las plantas mantengan un crecimiento sostenido del 84% durante sequías, y puede aumentar la seguridad alimentaria en un 73% en las áreas afectadas por desastres.
En reconocimiento a su trabajo, Kiara recibió el Gran Premio de la Feria de Ciencias de Google y fue una de las finalistas regionales de Jóvenes Campeones de la Tierra en 2018 con solo 18 años. Esta competición está auspiciada por la ONU y premia las ideas innovadoras para preservar el medio ambiente.
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