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Dios nos bendiga

Por: Fernando Naranjo Villacís
fnaranjo@gye.satnet.net

En estos días especiales debemos renovar nuestra fe cristiana con la esperanza de vivir motivados con la palabra esperanzadora de Jesús Resucitado. Estamos viviendo días caóticos, somos solidarios con el padecimiento de nuestros hermanos, con su angustiante desplazamiento, el hambre, la violencia, el terrorismo brutal y los fenómenos naturales que nos sorprenden en distintos países de esta comunidad planetaria.

Que los líderes recapaciten, que sepan que el “bien común” dejó de tener su concepto de humana trascendencia, porque ahora el bien ya no es común, es privilegio de unos y de otros y entre ellos se reparten bienes que no les pertenece. Al ser cada quien dueño de su propio bien, nos llevan a sobrevivir en medio del “mal común”: caótico, injusto y mafioso. ¿Vendrá Jesús a castigarlos por haberse convertido en mercaderes del “bien común”… y arruinar a los humildes, a los más pobres de los pobres?

Nuestra oración sea profundamente devocional, con el Cristo Resucitado, vivo, presente y alerta, para llenarnos de esperanza, con su energía espiritual y nos convoque a reunirnos en un solo pensamiento y sentimiento colectivo. Que sea el motivo para renovarnos humanamente, para saludarnos como hermanos y darnos fraternalmente el abrazo de la paz.

Debemos producir un cambio auténtico e intenso en nosotros mismos, dar origen a una transformación duradera, saber que somos parte de esta ciudad, de este país, de este mundo. No podemos tener paz en la tierra si estamos divididos. Leía un pensamiento que reza: “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, es lo más equivocado; debemos adoptar otra manera de pensar: Si quieres la paz, prepárate para la paz, allí tenemos el paradigma mayor, la enseñanza más antigua, del Santo de Asís. Nuestro patrono San Francisco, nos dejó como legado espiritual, la más hermosa lección de paz y comprensión. En sus primeras líneas dice: “Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Que allá donde hay odio, yo ponga el amor. Donde hay ofensa, yo ponga el perdón. Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.”

Esta semana mayor, que nos anime a reconciliarnos con nosotros mismos. Saber que ser buenos y hacer el bien, tiene el beneficio espiritual que nos alienta a continuar nuestro día a día. Es importante rezar porque estimula nuestra fuerza interior, pero también es vital trabajar, porque cuando estamos ocupados laborando, nos olvidamos de los sufrimientos y se convierte el trabajo en nuestra diaria oración de salvación.

Que Dios bendiga nuestra patria, nuestro trabajo, nuestra familia. Nos de salud y capacidad para pensar y prosperar con nuestros proyectos para vivir seguros y en paz.

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