Noviembre se ha convertido en el mes de los gratos y trascendentes acontecimientos que celebra Manta, el 4 festeja con júbilo su fecha de cantonización, el 12 recuerda el inicio de actividades de su Autoridad Portuaria, y un 13 de noviembre se crea su Universidad. Hoy conmemoramos 26 años de vida institucional.
Cada aniversario siempre significó un momento que nos invitó a reflexionar sobre lo hecho, sobre lo que se ha dejado de hacer, sobre lo que pudo haber hecho. Es una invitación a festejar un nuevo año de vida y es también una invitación a repasar aquellas páginas en blanco de anhelos espirituales que se fueron quedando sin ser escritas en el camino recorrido; son anhelos a los que no podemos ni debemos renunciar, para convertirlos en alegres realizaciones del mañana. Por ello con la más honda satisfacción, hoy sentimos que nunca dejó de palpitar en todos los actos que hemos realizado, el vehemente e invariable deseo de tener una identidad a toda prueba con las más arraigadas y buenas costumbres de nuestra querida Manabí; con las más ambiciosas aspiraciones de quienes forman parte del conjunto de habitantes de esta provincia de quimeras e ilusiones, como la definió con enorme claridad mental ese inmenso bardo de nuestra tierra, Elías Cedeño Jerves, en el eterno y bello poema Manabí.
Arribamos a este vigésimo sexto aniversario con la preocupación y compromiso de toda la comunidad universitaria, de ver ubicada a nuestra institución en el sitial que le corresponde. Para ello buscamos acreditarnos formalmente, pero esa acreditación tiene que contar primeramente con un análisis autocrítico de lo que estamos haciendo en beneficio de la institución. Sin tener esa autoevaluación en que honesta y sinceramente revisemos nuestras fortalezas y debilidades, el mayor o escaso aporte que hacemos a la Universidad, no podemos pretender una correcta evaluación externa. Nos limitaremos simplemente a cumplir con una formalidad legal. Lo importante es que tengamos conciencia plena de que no nos estamos defraudando, ni estamos defraudando a los destinatarios de nuestra labor educativa que son nuestros estudiantes.
Debo recordarlo, me correspondió como Presidente del Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas del Ecuador, ser quien propuso que los centros de educación superior rindan cuentas a la sociedad a través de procesos evaluatorios serios efectuados por pares académicos, evaluación que lejos de ser represiva y discriminatoria, procurara servir de estímulo para el mejoramiento cualitativo de nuestras obligaciones educativas.
Sabemos perfectamente que en el plano de la percepción social, nuestra Universidad nunca estuvo por debajo de los deseos de quienes fueron nuestros estudiantes. Podemos sentir el legítimo orgullo de haber tenido estudiantes con los más altos afanes de superación personal y profesional. De eso no tenemos duda, así lo establece el trabajo de campo efectuado por el Departamento de Investigaciones de la Universidad, en el que el 88% de nuestros egresados y/o profesionales se sienten satisfechos de la formación recibida en la Universidad. A ese buen puntaje ha contribuido el que siempre apostamos a formar buenos profesionales, pero más nos interesó y en ello acentuamos mucho más la labor realizada, de preocuparnos por la forja de mejores ciudadanos, en los que prevalezca un comportamiento ético que unido a los conocimientos y experiencias que se van acumulando en el tiempo, se conviertan en los inmutables elementos que determinen un correcto proceder social en todos los actos de la vida.
Si existieron unos pocos que no estuvieron a la altura del proyecto institucional, aquello no es sino una inevitable expresión de la diversidad que caracteriza a los seres humanos, en la que existen intereses y ambiciones personales que hacen perder de vista el interés comunitario.
Tenemos muy claro que los paradigmas educativos de presente y de futuro nos exigen avanzar en la búsqueda de un modelo centrado en un enfoque curricular por competencias. Eso demanda poseer un conocimiento contextualizado, el que sepamos clasificar la abundante información que circula en las redes informáticas y medios de comunicación. No hay que olvidar que una mala información no sólo desorienta sino que es perjudicial a la colectividad. Sólo si actuamos de esa manera, entenderemos claramente lo que realmente sucede en este mundo internacionalizado e interdependiente, por eso pensamos en una mayor flexibilidad curricular con estándares internacionales; adecuar nuestra propuesta de enseñanza-aprendizaje al sistema de aprobación de la carrera por créditos; el favorecer pasantías y prácticas profesionales; establecer sistemas de aseguramiento de la calidad a través de una formación integral del futuro profesional y ciudadano(a); el estimular un posgrado de alto rendimiento; utilizar apropiadamente los recursos tecnológicos en materia informática que facilite el diálogo docente-estudiante; impulsar el uso de una plataforma virtual que contribuya a lograr lo que en educación es actualmente un imperativo: privilegiar el aprendizaje del alumno. En este aspecto siempre soñé en un docente que no se limite a repetir lo que ya se sabe, sino a tratar de inquietar en sus alumnos; el llegar a saber lo que no se sabe. Hay que recordar la esencia del pensamiento de Albert Einstein «más importante que el conocimiento es la imaginación» y en materia universitaria la creatividad es un factor que unido al razonamiento y a la critica propositiva, se constituyen en insustituibles componentes de una formación socialmente productiva. Sólo en la medida que comprendamos que debemos aprender a pensar, no serenos instrumentos dóciles e inconscientes que nos limitamos a repetir o memorizar lo que escuchamos, aunque no sepamos de lo que hablemos ni tampoco hayamos constatado lo que afirmamos, lo cual es personal y socialmente nocivo. Lamentablemente , hoy por internet circula cada vez mayor información, pero paradójicamente nos comunicamos cada vez menos entre nosotros como seres humanos que estamos dotados de la más elevada institución social que es la palabra, siempre que ésta sea pronunciada o escrita con apego a un ideal y a la verdad de hechos y realidades.
Es muy cierto y se repite justificadamente que la educación contemporánea debe ser de calidad, aquello es parte de la normativa constitucional vigente en nuestro país, eso nos obliga a que nos detengamos a examinar qué debemos entender por calidad, el cual sin duda es un concepto complejo y multifactorial. No existe un concepto unívoco de calidad en el sector educativo. Aunque en verdad existen dos enfoques básicos, el que se funda en instrumentos de medición (producción, productividad, crecimiento económico) cuyos criterios esenciales son la eficiencia y la eficacia; el otro, el que se fundamenta en derechos, que significa el paso de un proceso de transmisión de conocimientos a otro de meta, de cognición, que implica no sólo llegar a saber, sino saber aplicar lo que sabemos a realidades concretas. Esas son las competencias a las que antes nos referíamos, que exigen fomentar el pensar critica y reflexivamente y adquirir las capacidades para resolver los problemas de la vida. En este sentido no nos engañemos, la calidad tiene directa relación con los diversos factores que confluyen en el heterogéneo e interactuante tejido social. Todas las piezas en el ajedrez de la vida, tienen su valor e importancia; debemos aspirar a la formación integral de una persona, sin esa formación sólo podemos hablar de conocimientos parciales.
La UNESCO plantea cinco dimensiones de la calidad educativa: la equidad (calidad para todos), la relevancia (qué y para qué de la educación), la pertinencia (para quiénes), eficacia (en qué medida se cumplen las metas); y, eficacia (cómo se gastan los recursos). En este aspecto, no podemos olvidar a Peter Senge, cuando nos habla de «la quinta disciplina». Cito «la organización es inteligente cuando asume el sentido de la misión, ejerce el trabajo en equipo, desarrolla un liderazgo proactivo, promueve y aplica sistemas y exige una auto evaluación permanente que permita medir los propios logros», fin de la cita. Me pregunto a mi mismo, actuamos o no en concordancia con este soberbio pensamiento?
En síntesis, debe tenerse presente la aplicación de los cuatro saberes sugeridos por la UNESCO»: aprender a conocer, aprender a ser, aprender a convivir y aprender a hacer, que en su conjunto son las competencias básicas que debemos aplicar en un proceso educativo vinculado a un genuino desarrollo humano. Nunca debemos dejar de tener presente qué es educar, quién es el ser que se educa y para qué se educa.
En el Ecuador se han hecho programas para evaluar la calidad como el modelo «Aprenda» en la época de los años 80 ( siglo XX), en la que se valoró a los estudiantes a través de una muestra representativa en Lenguaje y Matemáticas. Los resultados fueron negativos. En el fondo respondían a falta de procesos de desarrollo del pensamiento, a una ineficiente formación de los docentes en lecto-escritura y una evidente desarticulación entre los Institutos Pedagógicos (ex Normales), las Facultades de Ciencias de la Educación y el Ministerio de Educación. Ya a inicios de este siglo aparecieron otros sistemas de evaluación de la calidad, como el Programa «Si Profe», que buscó evaluar a los profesores. Informes técnicos concluyeron en que se mantiene como problema central de la educación en el Ecuador la baja calidad en Lenguaje y Matemáticas, por más que pretendamos maquillar nuestro conocimiento con información que nos viene encapsulada en mensajes, en documentos con memorias incorporadas, o alternativamente utilicemos el marketing para decorar criterios que no concuerdan con la realidad.
Tenemos como definida filosofía institucional el mejorar permanentemente nuestros niveles académicos, para ello no hemos escatimado esfuerzos para que nuestros docentes se capaciten, se especialicen a través de cursos, seminarios y toda clase de eventos. Nunca estuvo en nuestros propósitos el tener el membrete de Universidad. Hemos querido con vehemencia ser un centro de estudios que justifique el haber soñado y seguir soñando con un Manabí, donde el talento humano y una clara convivencia ciudadana contribuyan a colocar a nuestra provincia a la altura de los desafíos de la sociedad del conocimiento; que nos evite ignorar los nuevos paradigmas de esta era posindustrial que vive la humanidad, sólo así podremos recuperar para Manabí el protagonismo histórico que siempre tuvo, en las que por la laboriosidad generosa de su gente, se convirtió en el principal granero y reducto de abastecimiento de productos agropecuarios y pesqueros del país, para su dieta alimenticia.
No tengo dudas de que vamos posicionando la investigación en nuestra casa de estudios. Nuestro Departamento de Investigaciones avanza en líneas definidas de investigación generativa, tanto en gestión de procesos educativos como en vida silvestre, sistemas ecológicos y economía ecológica. Concomitantemente, nuestro Vicerrectorado Académico promueve una investigación formativa a nivel de preparación del docente para esta tarea, en la misma medida que promueve la labor tutorial que debe realizar un catedrático contemporáneo. Nuestro Departamento de Ediciones y Publicaciones y el Taller Literario han colocado a nuestra Universidad como una entidad donde se piensa y se escribe. Muchos de nuestros libros son consultados en bibliotecas del país.
El Departamento de Relaciones y Cooperación Internacionales promueve y da todo el apoyo posible para que docentes, estudiantes, egresados y funcionarios, se acojan a programa que facilita la Cooperación Internacional, incluyendo el ambicioso programas de becas en el exterior, para obtener el grado académico de PhD que con muy buen criterio están impulsando el Consejo de Educación Superior y SENPLADES.
En Vinculación con la Colectividad estamos 10/10. Los variados programas que la Universidad entrega a la sociedad son multiplicados. Hay un empeño creciente por ayudar o asesorar a la comunidad. El Policlínico Universitario fue galardonado este año por la I. Municipalidad de Manta por su encomiable labor social.
Nuestro Centro de Control de Calidad sigue prestando un valiosísimo servicio al sector productivo especialmente al exportador pesquero, que indiscutiblemente es el factor económico más fuerte que tiene Manta.
Este año nuestra Facultad de Ciencias Informáticas cuya organización y nivel educativo merece destacarse, realizó con todo éxito y elogiosos comentarios, su V Feria Tecno-FACCI, que sitúa a Manta a la altura de las ciudades donde el avance de la tecnología se lo conoce y entiende en su justa dimensión.
Nuestra Secretaría General tiene un programa y registro informático confiable, que transparenta con fidelidad el acceso, la matricula y registro de calificaciones del estudiante.
E Festival Internacional de Teatro de Manta cumplió sus bodas de plata con el auspicio de nuestra Universidad. Nunca exageramos si decimos que Manta es la ciudad donde la dramaturgia tiene su más notable expresión a nivel nacional. Los Festivales Nacionales e Internacionales de Cuento, Danza, Historia, Poesía e incluso de documentales fílmicos, forman parte del calendario de eventos anuales de Manta y Manabí, todo ello gracias a la histórica y trascendente labor de nuestro Departamento de Cultura.
Nuestra Facultad de Ciencias Agropecuarias, que cuenta en su planta profesoral con acreditados investigadores, organizó en homenaje al aniversario institucional, un Seminario sobre variedades del cacao, para motivar el regreso de nuestra provincia y el país, al cultivo de esta bondadosa planta que tantas divisas le generó al país en épocas pretéritas.
Fuimos, igualmente, auspiciantes del evento «Tasa Dorada», que busca estimular la producción de calidad de otra actividad que también es parte de la Historia de Manabí, el café.
Gracias a una invitación del Centro Cívico de Ciudad Alfaro, coauspiciamos el Simposium Internacional sobre Arqueología y Poblamientos Prehispánicos, lo cual nos invita a establecer con precisión el real origen de lo que fue el señorío de CANCEBÍ, antecedente innegable de lo que hoy es, no sólo nuestra provincia, sino toda la región costera. Queremos ir mas allá en este proyecto, efectuando una oferta académica que forme Antropólogos y Arqueólogos que contribuyan a decirnos lo que fuimos en nuestros ancestrales orígenes regionales y como nación.
Hemos celebrado varios convenios de cooperación interinstitucional, entre los que debo destacar aquellos que favorecen cursos a nivel de Phd con las Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Valladolid de España. Esperamos la comprensión, en estos casos, del Consejo de Educación Superior, para que los cursos o programas se ejecuten.
Lo antes mencionado, unido a la seriedad y responsabilidad con la que realizamos nuestras actividades, nos da el derecho a celebrar con íntima satisfacción este nuevo aniversario de nuestra Universidad, que ha honrado y se honra llevando el nombre de nuestro eximio patrono. Por nuestras acciones y convicciones no estamos entre los que usan su nombre para todo, somos consecuentes con sus ideales y principios, con su inmenso patriotismo, con su sueño de ver brillar la justicia. Hoy podemos decirle al país, con cifras, que somos la Universidad más eficiente y austera en el uso de recursos públicos. El costo-promedio de formación de un profesional está situado en US$ 1.200 – año, 6 veces menos que el de las Universidades más costosas; eso, a su vez, nos ha permitido ser la Universidad de mayor crecimiento porcentual en los últimos 26 años, respetando a plenitud la igualdad de oportunidades de los bachilleres en el ingreso a este nivel educativo; manteniendo el principio de libertad de opción del estudiante para escoger su carrera, sin haber jamás transgredido lo que consta en la Declaración de los Derechos Humanos, que a la educación universitaria se tiene derecho a acceder en razón de los méritos del aspirante.
El Centro de Posgrado de la Universidad nos ha hecho en este año un obsequio de valor académico incuantificable; sometido a un exigente, minucioso y completo proceso de autoevaluación y acreditación de carácter internacional, ha sido aprobado en base a la Norma ISO 9001-2008. Esa es la forma con la que nosotros damos respuesta a ligeras, incompletas e injustas calificaciones que se nos han hecho. Jamás hemos tenido la pretensión de reclamar niveles de excelencia, sabemos que en educación el único cambio que existe es mejorar todos los días. Nuestros egresados y profesionales formados en los claustros institucionales nos regalan el placer de saber que el producto que entregamos a la sociedad es útil a la misma, que son eficientes en las actividades laborales que realizan. Sin que esto se aproxime a efectuar una ostentación de nuestra gran infraestructura, debemos estar entre las Universidades mejor equipadas con sistemas de proyección en aulas de clases y el contar con aulas virtuales en todas nuestras Unidades Académicas.
Nnuestra Biblioteca presta los servicios bibliográficos y de internet requeridos y está enlazada a la Biblioteca virtual en convenio con la SENESCYT. El emblemático Rector hispano parlante de la Universidad de Salamanca, Dr. Miguel de Unamuno, nos enseñó que la teoría que no va acompañada de la acción práctica, es simple y llanamente estéril, por eso preferimos que nuestras acciones sean las que hablen por nosotros.
En educación no hay términos medios: o evolucionamos continuamente o nos rezagamos y somos cada vez menos Universidad. Por eso no hemos conocido de pausas en nuestra tarea diaria; por eso somos una Universidad robusta, impermeable a los desequilibrios, no obstante que el factor gratuidad impactó en el Presupuesto de la Universidad y nuestras rentas se disminuyeron en casi US$ 1´000.000 de dólares en este año, en comparación al año 2010. Gracias a una buena administración de recursos por parte de nuestra área financiera, estamos superando el año sin déficits inmanejables. Somos una Universidad solvente, que goza de buen crédito y eso nos alegra mucho. Siempre sostuve que alcanzar credibilidad y confianza es fruto de un esfuerzo y comportamiento de toda la vida; desacreditarse es producto de momentos de imperdonables desviaciones o vicios a los que somos proclives los seres humanos.
En este aniversario hemos querido enriquecer nuestra muy selecta galería de doctores honoris causa, otorgando tan honrosa distinción a 2 manabitas de los más excelsos atributos intelectuales y cívicos, me refiero a Darío Moreira Velásquez y Enrique Delgado Coppiano, ambos provenientes de las más hondas tradiciones de nuestra inigualable provincia. Darío Moreira descendiente de los Moreira Sabando y los Velásquez García que participaron en el proceso revolucionario alfarista, es nacido en Portoviejo, pero es un manabita universal, así lo entendió la UNESCO cuando lo designó para desempeñar elevadas y representativas misiones en varios países de nuestra América Hispana. Sus vastos y claros conceptos sobre educación lo convirtieron en asesor de varios Ministros de Educación de nuestro país, amigo implacable de una buena calidad de la educación, siempre apostó por una reforma educativa donde la equidad y el mérito fueran los pilares sobre los que se edifique un proyecto educativo de vanguardia. Tuve la suerte de tenerlo como asesor y guía cuando tuve el altísimo honor de presidir el entonces autónomo y máximo organismo de la Universidad ecuatoriana que era el Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas. Darío Moreira es poseedor de un amplio dominio de la realidad social, su tertulia y bagaje de conocimientos lo ubican como una verdadera enciclopedia viviente; su pensamiento siempre contuvo un autorizado y profundo análisis de lo que sucede en nuestro mundo, cuáles son sus causas y efectos. Es el más solvente exegeta e interprete de la producción literaria en nuestro país, aquello nos lleva a la convicción que en materia cultural Darío no ignora nada, su sencillez sólo contribuye a elevar su gran estatura de caballero a carta cabal. Junto a Darío, hemos querido rendirle un homenaje a Chone, cantón que ha entregado al país gestas de enorme trascendencia en la historia de Manabí y el Ecuador. Ahí se proclama un 5 de Mayo en 1895, Jefe Supremo de la República a nuestro insigne patrono el General Eloy Alfaro Delgado. De Chone emigraron a nuestros puertos de Bahía y Manta ciudadanos de inmensa talla ciudadana, «para muestra basta un botón» nos dice la sabiduría popular, por eso cito a manera de ejemplo a Dn. Carlos Pólit Ortiz, un verdadero símbolo del civismo. Enrique Delgado Coppiano, representa en la actualidad a esa legión de familias choneras dueñas de una hidalguía y buenas costumbres que engrandecieron su excepcional calidad humana. Nuestro flamante doctor honoris causa, forma parte de una familia de las mejores virtualidades, su hermano Andrés, un investigador e historiador que legó a las nuevas generaciones un testimonio veraz y valiosísimo de lo que ha sido y es Chone; Ítalo, un artista innato, con su ingenio, con su condición de auténtico promotor cultural sobre todo en la música, nutrió de alegría incontables tertulias y veladas de su natal Chone; Cristóforo, un funcionario ejemplar y sin tacha del Banco Nacional de Fomento; sus hermanas Amparo Leonor, Lía Colomba, Inés Hayda, María Augusta y sus hermanos Roberto y Jorge, supieron llevar con lealtad las lecciones de personas de honor inculcadas en el hogar de sus padres don Roberto Delgado Balda y doña Colomba Coppiano Moreira. Enrique, nuestro homenajeado, es un personaje de las más lúcidas aportaciones al convivir de Chone y Manabí, un ciudadano cuya caballerosidad y decencia jamás riñó con su valentía para defender sus sólidas convicciones democráticas, un descendiente que ha sabido mantener en sus actos, los ideales de amor por la libertad y la justicia de su ilustre abuelo Dn. Juan Coppiano Bonino, porque sabemos muy bien de su gran intelecto, de sus múltiples conocimientos y valores, de su pasión por promover la lectura, su condición de un gran autodidacta, cualidad que lo hace poseedor de una vasta cultura, que le permite conocer de filosofía, de educación, de política, de administración, de cultura, de ecología. Por ese cúmulo de merecimientos, hoy tenemos el placer de conferirle el Diploma que lo incorpora como Doctor Honoris Causa de esta Universidad Alfarista. Tenemos la certeza que nuestros dos galardonados son auténticos representantes de esa singular estirpe, que llenó de legitimo orgullo a los y las manabitas de todas las épocas, por eso con sus nombres no tengo duda, podemos contribuir a recuperar la memoria de nuestro maravilloso ancestro y honorable proceder.
Tenemos una nueva Ley de Educación Superior; deseamos fervientemente que esa normativa contribuya a mejorar la educación superior en el país; que se termine con esa alegre y mercantilizada oferta de programas, cursos, títulos de pre y posgrado, que han proliferado en los últimos años en el Ecuador. Para nosotros es un estimulo y un reto tratar de seguir cumpliendo nuestros fines y funciones con la debida pertinencia y eticidad. Vivimos en un mundo que no termina de encontrar un camino que le permita superar su aguda y ascendente crisis; los indignados multiplican sus desacuerdos y protestas contra la actual situación que vive el planeta, lo único real es que crece el desempleo, crece el costo de la vida, crece la población, lo demás no son sino frías cifras que se las adorna con expresiones como los «nichos» del mercado, los productos «comodities», etc.
Pienso que nuestro inmenso poeta manabita José María Egas, con su lirismo incomparable no estaba equivocado, cuando advertía «el mundo está enfermo, se muere de un mal imprevisto». De nuestra parte, en lo que es el ámbito de la gestión que nos compete, pretendemos cambiar la mentalidad de una Universidad latinoamericana, que mantuvo la tesis de la profesionalización como meta y aspiración de la juventud. El titulo profesional y el grado académico se convirtieron en un status social, por eso se busca poseer más grados académicos, pero nos alejamos cada vez más de la sensatez. La Universidad olvidó en las ultimas décadas, que sin un código de valores no existe posibilidad de alcanzar una mejor calidad de vida, Todos ansían individualmente pelizcar algo de poder o dinero, el medio no importa.
Nos olvidamos que el maestro Sócrates nos enseñó que el desinterés es el alma de la virtud humana. Agrego: sin honestidad nada tiene valor, vuelve promiscua la conducta humana. Es hora de entender que si en nuestros actos y acciones no respetamos a los demás y contrariamente los perjudicamos, sólo estamos alentando el predominio de intereses personales o de grupos sobre el interés común, lo cual contribuirá a agravar más la inestabilidad e intranquilidad que vivimos en la época actual.
Nuestra Universidad se enorgullece de haberse definido y obrar siempre como una comunidad de docentes, estudiantes y funcionarios o empleados al servicio de los más acariciados anhelos de nuestra provincia y nuestro país. Sólo si aprendemos a vivir con decencia, sin engaños y mentiras, podremos alcanzar el llamado buen vivir. Porque creemos en lo que decimos, es que estamos convencidos que sin la formación de buenos y honrados ciudadanos y ciudadanas jamás tendremos una mejor patria, para ello están las Universidades, que deben ser el escenario donde la verdad que pueda demostrarse, sea la que prevalezca y la que ilumine la ruta futura del colectivo social; por eso sostengo que el sofisma es la antítesis de lo académico.
No quiero ni debo extenderme más, nuestras unidades académicas y departamentos centrales de coordinación académica y aAdministrativos han elaborado su informe anual que está siendo recopilado para ser presentado antes de fin de año a las autoridades, tal como lo exige la ley, pero no puedo terminar sin expresar mi más sincera y cálida gratitud a los miembros de Consejo Universitario por su comprensión y probado apoyo a mi gestión; mi agradecimiento a los dirigentes de los tres estamentos: a los docentes, al estudiantado y al personal administrativo y de servicio que me han demostrado su amistad y se han identificado a plenitud con los propósitos, fines y funciones institucionales; gracias a quienes coparticiparon en la organización de la semana de celebración aniversaria, a quienes colaboran en mantenimiento y seguridad y vigilancia, por ello nuestra Universidad luce limpia, ordenada y segura. A todos y todas les digo que tengan la seguridad que jamás borraré de mi memoria y del mejor de mis afectos, todo lo bien que me han hecho sentir en el ejercicio del Rectorado de esta querida Universidad.
Quienes me conocen, saben que soy amigo de las críticas positivas que nos ayudan a corregir errores, en esa misma medida soy implacablemente intransigente con la mala intención y la desvergüenza con la que proceden los faltos de ética y escrúpulos; por ello hoy sólo tengo motivos para sentir el placer de disfrutar de este nuevo aniversario institucional, en que siempre compartimos el agradable clima de una Universidad que renunció a ser una intrusa en lo que no le compete, para respirar siempre el aire refrescante de una tarea propia de un centro de invariable postura auténticamente universitaria.
Muchas gracias
Dr. Medardo Mora Solórzano
Noviembre 13/2011
http://www.uleam.edu.ec/site/portada/noticias-uleam/231-dr-medardo-mora-solorzano