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Necesitamos una cultura nueva, amplia y bien articulada

Hoy, los niños juegan a la guerra con máquinas electrónicas de increíble tecnología y los jóvenes comercian porno desde la soledad de su cuarto hasta la inmensidad de un mundo groseramente insaciable e impúdico. La T.V. rompe los ranquis de audiencias con las novelas de venganzas, odios, sexo, drogas, traiciones y muertes. Las ciudades crecen nerviosas de desastres porque en los rincones solariegos, plazas y parques abandonados se consume la droga y el sanguinario está al acecho para victimar al inocente que con sacrificio acumuló un pedazo de pan y de esperanza.

También los campos están enfermos de tristeza.También los nevados rasgan sus vestiduras blancas. También el sol se enrojece de verguenza.

¿A dónde vamos?

¿Quién puede detener esta marcha sórdida, rumbo al abismo?

¿Dónde encontrar la causa de la degradación o desvalorización del hombre?

Los inquietantes síntomas de la crisis que atravesamos nos indican que llegó la hora de formarles proceso a los medios de comunicación de masas, que día tras día contribuyen a alienarnos, a alterar nuestra auténtica naturaleza, a distanciarnos de nuestra inteligencia potecial y de nuestro interés nato en favor de la evolución y el progreso.

Los datos de que disponemos deberían hacernos ver claramente, en su realidad, cuál es el rasgo distintivo de los medios de comunicación de masas: la misantropía. Su actividad denota si no odio hacia la humanidad, al menos desprecio.

Cumplir la misión que les ha conferido la ley, es algo que aún está a su alcance; bastaría con proponérselo. Pero en lugar de eso la quebrantan sistáticamente. Podrían cooperar de modo eficaz al desarrollo social y cultural de la humanidad. Pero no lo hacen.

Todos los hombres políticos, todos los moralistas, todos los idealistas que se propongan sinceramente llevar a cabo transformaciones sociales, deben tener muy en cuenta una operación esencial: la de concebir y promover nuevas formas de
instrucción, de educación y de cultura.

Nuestro destino depende en medida primordial del establecimiento de una cultura nueva, amplia y bien articulada.

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