En el Ecuador se deben diseñar políticas específicas para impulsar la educación, la formación y la capacitación a lo largo de toda la vida con particular atención a la educación de adultos.
Se debe garantizar la responsabilidad indelegable del Estado en la elaboración de políticas públicas para este ámbito, so pena de profundizar los gravosos procesos de privatización y mercantilización de la educación superior. Estas políticas deberán ser recogidas en un plan sobre el sistema de educación superior, ciencia, tecnología e innovación.
Es necesario recalcar la importancia de conformar universidades que desarrollen programas educativos acordes a las ventajas comparativas que tiene cada uno de los territorios donde se asientan, y en función de la estrategia de sustitución selectiva de importaciones, de satisfacción de necesidades básicas y de diversificación de exportaciones, exportadores y destinos mundiales.
Los actores del sistema de educación superior y del sistema educativo nacional deben realizar ingentes esfuerzos para garantizar la integralidad y coherencia de toda la oferta educativa nacional más allá de sus niveles y modalidades.
El especialista en Educación Superior, Claudio Rama, destaca que como todo capital, el capital humano sufre un complejo proceso de depreciación, asociado tanto a la edad de las personas y el deterioro corporal como al propio valor del tiempo de los conocimientos. Este escenario marca la caída de la productividad y de los salarios asociados a la educación y, al tiempo, también fija las características de la aparición de la educación permanente y del rol de los estudios de posgrados y de la educación continua.
Si bien estos elementos siempre han estado presentes, la depreciación o inclusive obsolescencia completa del conocimiento se ha hecho más significativa en las últimas décadas como resultado de la enorme expansión del conocimiento. Esta depreciación en general asume sus modalidades diferenciadas en función de las dos formas en que se expresa la creación de nuevos conocimientos: como ruptura con los saberes anteriores o como profundización del paradigma.
Para Claudio Rama, la forma y características de esta depreciación del conocimiento determinan el nivel y las formas de la nueva inversión necesaria en educación continua y la actualización de competencias requeridas para mantener los niveles de renta o de salarios derivados del capital humano adquirido previamente. Se asume, enfatiza el especialista, que el modelo del capital humano (KH) establece que el ingreso de las personas está asociado a su propio stock de KH, por lo que la depreciación de sus conocimientos tiende a imponer una caída de su productividad y finalmente una caída de sus ingresos derivados de ese capital humano educativo. Al tiempo, los ingresos salariales son la renta derivada de ese capital y son de los que puede disponer una persona para invertir en nueva educación en tanto actualización o profundización. Se parte de la hipótesis de que si existe una inversión educativa a partir de estos ingresos, se está reponiendo la depreciación. En caso contrario, o sea que la totalidad de los ingresos se destinan al consumo, se estará frente a un deterioro de su salario futuro al no reponer el capital humano (KH) mínimo al nivel de depreciación de los conocimientos. Igualmente, si el gasto educativo adiciona no agrega competencias o no detiene la depreciación de esas competencias, se estaría frente a un consumo adicional de educación, pero ello no pudiera considerarse como una inversión requerida para mantener el nivel de productividad de las competencias.
La expansión, renovación, depreciación y obsolescencia del conocimiento y los tiempos de esos procesos diferenciados han dado lugar al nacimiento de la educación continua como modalidad educativa. La educación continua es, en este sentido, la inversión educativa orientada a recomponer el capital humano depreciado por diversos motivos tanto físicos como cognitivos. Es parte del concepto de educación permanente y se expresa en procesos educativos de actualización de competencias articulados a los cambios en los saberes y el trabajo y no se desarrolla sólo al interior de las estructuras universitarias, sino que tiende a incorporar nuevos proveedores. Ella tiende además a estructurarse en los campos de la especialización y en la formación de posgrados, en tanto la expansión de los conocimientos torna obsoletos muchos saberes básicos.
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