
Universidad de Almería (España)
En relación a la nueva Ley Educativa que entrará en vigor en España el próximo curso académico, la llamada Ley Orgánica de Modificación de la LOE (LOMLOE), vamos conociendo cómo algunas Comunidades Autónomas, haciendo uso de sus competencias en materia educativa, plantean sus propuestas en relación a la implementación de dicha ley. Evidentemente, algunas comunidades, en aras de confrontar con el Gobierno central, establecen planteamientos con una marcada carga ideológica. Es el caso de la Comunidad de Madrid, que, tal y como recogen algunos medios en España, censurará algunos contenidos de la nueva ley, por considerarlos adoctrinantes e ideológicos.
Resulta paradójico, en este sentido, que las personas que gobiernan la Comunidad de Madrid, utilicen esta justificación para suprimir conceptos dentro de sus aulas; una acción que en sí misma emana un sustancial potencial ideológico: si algo se censura, ¿por qué se censura? ¿Por qué suprimir unos contenidos y mantener otros?
La respuesta, lejos de reconocer esa ideología que suprime ideología, es la habitual en estos casos: en los centros docentes ha de existir rigurosa neutralidad. Como si –y volvemos a lo mismo- entender el conocimiento desde esa perspectiva neutra que la derecha enarbola no fuese una forma de ideologizar la enseñanza.
Pero hay otra cuestión que sería necesario hacerles saber a quienes describen como neutro el espacio sociopolítico en el que los seres humanos somos, vivimos, nos relacionamos y confrontamos. Esa cuestión tiene que ver con quienes somos considerados aguafiestas, porque señalamos la importancia que tiene poner los puntos sobre las íes, en vez de dejar pasar situaciones de este tipo por alto y naturalizarlas como si tal cosa: no, señores y señoras de la Comunidad de Madrid; el conocimiento jamás puede ser neutro, y las aulas son espacios en los que se deben abordar temas socialmente relevantes como los que ustedes quieren suprimir: Emergencia climática; Mejora de la humanidad y el planeta; Ciudadanía ética digital; Ciudadanía global; Actitudes éticas esenciales de la ciudadanía del Siglo XXI; Compromiso con la sostenibilidad; Soluciones coherentes con la ética y el compromiso con las sostenibilidad; Proceso reformista y democratizador de la II República; Grandes reformas estructurales de la II República; Mecanismos de dominación; Estudiar de forma diacrónica el papel que ha tenido la mujer; Protagonistas silenciadas y omitidas de historia; Roles de género; Fuentes literarias y artísticas en los estudios de género; La herencia colonial en la España contemporánea.
Por mucho que, machaconamente, nos repitan una y otra vez el discurso que afirma una suerte de universalidad neutral, en el que las cosas no tienen género, ni clase, ni etnia, o que todos los individuos son libres de diseñar su propia vida y lograr lo que se propongan a base de esfuerzo y voluntad (la llamada meritocracia), ahí estaremos las y los aguafiestas para contrarrestar esa retahíla más propia de una taza de mr. wonderful y debate de barra de bar, que de un análisis serio y riguroso del espacio social y político. La herramienta para justificar nuestro discurso son las ciencias sociales y el conocimiento histórico y social que nos permite estudiar comprender que el origen social pesa más que el talento, y que nuestras aspiraciones y deseos son proporcionales a lo que socialmente somos.