Educación Superior y Género

En octubre 1998 se llevó a cabo la Conferencia Mundial de la Educación Superior, organizada por la UNESCO en la ciudad de París. Desde tres años antes, en 1995, esta organización dio a conocer un documento-base titulado «Documento de política para el cambio y el desarrollo en la educación superior», que habría de servir como marco de referencia para la serie de conferencias regionales que se llevaron a cabo entre 1996 y 1998, así como para la cumbre de París. En ese documento el tema de género está vinculado al objetivo de alcanzar la igualdad de oportunidades de acceso a la enseñanza superior y a auspiciar condiciones de equidad frente al conocimiento (UNESCO, 1995:48).

Dentro de este mismo proceso, cabe citar el texto «Mujeres y educación superior: cuestiones y perspectivas», que formó parte del cuerpo de documentos que se debatió en la citada Conferencia de la UNESCO en 1998.

En el Ecuador, el tema se comenzó a analizar en noviembre del 2000 cuando se realizó en la Universidad Central el Primer Encuentro Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas “Educación Superior y Género”, organizado para encontrar el sendero por donde debe transitar una sociedad justa y equitativa porque parecía que, al finalizar el milenio, las paradojas se multiplicaban, se propagaban, infectaban la conciencia social en una concepción androcéntrica.

La importancia de este Primer Encuentro Nacional radicó en que este se convirtió en un espacio para la discusión sobre los problemas sociales, educativos y de desarrollo de las distintas disciplinas científicas desde un análisis de género. La participación abierta y dinámica de los/las delegados/as de las diferentes instituciones y de los numerosos asistentes, planteó nuevas áreas de atención para los procesos de reforma y de relación entre la universidad y la sociedad en su conjunto.

Por otra parte, las conclusiones y aportes fueron una base para fortalecer el proceso de inserción de género en la educación superior y el desarrollo de un pensamiento crítico que cuestione las bases androcéntricas de la ciencia, la técnica y la cultura. Inclusión del enfoque de género significó, del mismo modo, cuestionar los paradigmas educativos en los cuales se encontraba vigente una concepción androcéntrica de la sociedad. Alcanzar el objetivo de generar una educación superior científica, democrática y que esté orientada a la formación de profesionales que se articulen de manera creativa, propositiva y comprometida con la solución de los graves problemas que marcan la vida económica, social, política y cultural del país, es iposible si no se genera una visión crítica de género, en especial desde el ámbito universitario.

Las políticas de la educación superior y el género son, desde luego, un tema complejo, que ofrece varias y diversas posibilidades de aproximación, entre otras: ¿cuáles han sido las líneas de política pública en el ámbito de la educación superior proyectadas desde un enfoque de género?, ¿cuáles son los efectos de las políticas educativas gubernamentales sobre las oportunidades de acceso y promoción en la enseñanza superior?, ¿de qué manera se intersectan las políticas específicas que están orientando cambios en la educación superior con las formas de desigualdad de género prevalecientes?

Sería bueno conocer alguna propuesta oficial del enfoque de género en la conducción y reforma de la educación superior. Se haría el mejor homenaje a la mujer ecuatoriana.

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