Educación y desarrollo

Por: Marco Vinicio Vásquez Bernal

La Organización de Estados Iberoamericanos para la Ciencia, la Cultura y la educación, estableció en 2010 una hoja de ruta, con el objetivo de que al 2021 se logren una metas cuyo objetivo fundamental es la democratización de la educación, estos conceptos, que pueden sonar a retórica simple, encierran tantos elementos que vale la pena un análisis minucioso de los mismos, eso no es posible en este espacio, más si podemos recalcar algunas ideas que ayuden a entender mejor esta propuesta.

Lo primero es promover el reconocimiento oficial de que el desarrollo pleno de nuestra región está supeditado a los avances que logremos en la educación, y la responsabilidad directa y sustancial que tienen los gobiernos en las mismas, cuyo compromiso debe entenderse más allá de la asignación de los recursos, que constituyendo el pilar fundamental de una política positiva debe nutrirse con un apoyo integral en todos los espacios que tienen que ver con la actividad educativa. Exigiendo y controlando un acceso obligatorio a todas las ciudadanas y ciudadanos del país a la educación preescolar, básica y bachillerato, para complementar luego con una accesibilidad de los ciudadanos hacia sistemas de educación superior enmarcados en criterios de pertinencia y sostenibilidad, creando además una conciencia social de servicio donde cada actividad profesional es tan útil e importante como cualquier otra y que la conglomeración de estas permiten el avance tecnológico de las sociedades.

En virtud de lo anotado, la ciencia pura y su investigación siempre ocuparán lugares estelares en el desarrollo de los pueblos, es allí donde realmente se genera la independencia tecnológica de los ciudadanos, además es en ese espacio donde se valora a magnitud plena la historia, la cultura y la identidad de las naciones.

Hay que entender, además, que lo expuesto es un cambio de estructura y de paradigmas, los logros y resultados son a largo plazo y se alcanzarán únicamente con concientización y consensos, rompiendo el oportunismo conveniente y los resultados mediocres que limitan nuestras potencialidades.

Los ecuatorianos tenemos los insumos materiales y la capacidad para llevar a cabo un proceso como el planteado, hagámoslo con alegría y compromiso de ciudadanos, mirando únicamente al futuro, con esperanza y fe, porque sabemos que nosotros y nuestros hijos nos merecemos un ambiente de oportunidades, donde la libertad sea sinónimo de acción responsable y la felicidad de los niños parte integral de este bello horizonte que desde siempre nos pertenece.

El alcanzar esas metas no es tarea fácil, ni podrá darse sin la concurrencia de todos, más es el camino que debemos transitar para dar sentido a nuestros días, aquel que permitirá que la educación lidere el sendero de un desarrollo auténtico.

Deja una respuesta