Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva
Carla Badillo Coronado nos hace saber que: “El poeta en Galápagos nunca hizo gala de sus dotes literarias. De hecho, casi nunca escribía y pocos sabían que era poeta. Prefirió dedicarse a la pesca y a la educación. No pasó mucho tiempo para que fundara en la Isla Floreana una escuela, inaugurándose como profesor de primaria, improvisando pedagogía (tenía como referente a Rousseau) y utilizando los mismos elementos que, generosamente, la naturaleza le entregaba. Me iba con ellos en el bote y les daba clases en el mar. A veces se lanzaban, nadaban, aprendían a sumar contando langostas; o a escribir sus nombres dibujándolos, con sus propios dedos, sobre la arena”.
En 1973, publicó “Dos poemas”, un libro que contenía dos piezas extensas: “Balada de la hija y las profundas evidencias”—dedicada a su hija Renata—(1963), como culminación de su poesía en las formas tradicionales, y “Añoranza y acto de Amor”, una propuesta experimental que rompía con todo lo establecido.
A estas dos obras le siguieron “Sollozo por Pedro Jara” (1978), “El mundo de las evidencias” (1980), “In memoriam” (1980), “Alguien dispone de su muerte” (1988), “De lo superficial a lo profundo” (1992), “Los rostros de Eros” (1997); y los libros de ensayo: “Lírica ecuatoriana contemporánea” (1979), “Poesía viva del Ecuador” (1990) y “La palabra perdurable” (1991).
Su labor como docente tiene resultados positivos, pues tuvo la capacidad de formar a los mejores críticos literarios del país, como es el caso de: María Augusta Vintimilla, María Eugenia Moscoso, María Rosa Crespo y Manuel Villavicencio.
En 1970, fue nombrado Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Azuay, donde fundó la revista “El Guacamayo y la Serpiente”.
En 1983, el poeta ofreció varios recitales durante su estadía en Cuba.
En 1984 recorrió Estados Unidos e impartió conferencias en prestigiosas universidades.
En 1985, anduvo recorriendo por casi toda Europa durante tres meses por su cuenta.
En 1999, el Gobierno de Ecuador le otorgó el Premio Nacional Eugenio Espejo —máximo galardón a la trayectoria cultural en el país—.
Por su producción literaria, el poeta Efraín Jara Idrovo debe ser laureado, con la corona de laurel, por la totalidad de su obra poética, por el Municipio de Cuenca, su tierra natal.