Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva
Quien considere que no hay costo político por la aprobación de las enmiendas es que no conoce nuestra realidad. Si el pueblo en su gran mayoría desea que se lo consulte, no hacerlo, es no enfrentar la realidad. El pueblo llega a cansarse de los gobiernos que no le escuchan. Las elecciones presidenciales de Argentina y las de integración de la nueva Asamblea en Venezuela, reflejan el voto rechazo, el que tendrán quienes votaron en la Asamblea a favor de las enmiendas.
Que pena decir que ninguno de ellos podrá ganar su reelección, en caso de estar habilitado, o sea, se han auto condenado al ostracismo, porque no se dan cuenta lo que ocurre en el mundo o no alcanzan a comprender su propia situación.
El anuncio de un nuevo paquete de enmiendas, refleja la sinrazón, el querer imponer al pueblo nuevas ataduras. Con este nuevo costo político se quedarían sin votos populares. Al parecer, saben que van a perder las elecciones del 2017, ya que inclusive su delfín político escogido quedaría eliminado por el costo de este segundo paquete de enmiendas.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo que asumirá el costo político de redistribuir la riqueza y defendió su propuesta tributaria, que sube impuestos a la herencia y a la venta de inmuebles, y que ha molestado a opositores, empresarios y sectores que piden respeto a su patrimonio familiar.
Las reformas que se tramitan en la Asamblea Nacional buscan elevar la tasa y el monto base para el impuesto a la herencia y fijar un tributo para los ingresos extras por la venta de inmuebles.
«Sabíamos que iba a haber costo político, lo más fácil era no hacer nada (…) Estamos para jugarnos la vida para tener un país más justo. Sabíamos que estábamos poniendo el dedo en la llaga, pero no sabíamos que ardiente estaba la llaga», dijo Correa a periodistas en Bélgica, en donde participó de la Cumbre Celac-Unión Europea.
Nadie había pensado que se iba a producir el “hara-kiri”, porque está claro que la práctica de seguir al amo en la muerte ha llegado al Ecuador y apareció el llamado “suicidio político”.
La gran mayoría de ecuatorianos habíamos pensado que los dos últimos años de gobierno iban a ser de leyes sociales, que beneficien a las mayorías, especialmente, a los sectores más vulnerables de la sociedad ecuatoriana.