El Crédito Latinoamericano de Referencia, CLAR

Por: Dr. Juan Morales Ordóñez 

A partir del 2004 y hasta el año que decurre, representantes de 15 diferentes carreras universitarias de 18 países de América Latina, incluido el Ecuador, trabajan conjuntamente en el marco del Proyecto Tuning, en la construcción de una metodología orientada a facilitar la comparación de titulaciones universitarias con el objetivo de incidir positivamente en la movilidad nacional e internacional de estudiantes y profesores y, por supuesto, de profesionales de las distintas ramas del conocimiento.

Uno de los importantes productos de este trabajo inédito, es el CLAR, que calcula la actividad del estudiante, tanto en el aula como fuera de ella. Se trata de medir el trabajo global -incorporándolo al crédito- que ejecuta el estudiante con la guía del profesor y que se despliega en una serie de actividades académicas: investigación, trabajo grupal, elaboración de documentos, pasantías, asistencia a eventos o cualquier otra previamente planificada en el sílabo de cada asignatura.

El CLAR es una suerte de ente centralizador o epicentro de la planificación y la acción académica, pues se relaciona con todos los conceptos que conforman los procesos docentes: con las competencias que dan forma al perfil profesional de cada carrera; con los resultados del aprendizaje siempre dependientes de las competencias; con la pedagogía o métodos de enseñanza–aprendizaje, como clases magistrales, trabajos de investigación, análisis de casos, o, cualquier otra actividad educativa; y, con los procesos de acreditación de la calidad, que sistemáticamente consideran los elementos del crédito académico para evaluar su cumplimiento.

El CLAR, se adapta con facilitad a las diversas modalidades de estructuración del año académico y puede ser utilizado ampliamente. Pone el foco en el estudiante y lo lleva a asumir su responsabilidad. Flexibiliza e integra de manera holística el currículo y pondera el peso relativo de sus actividades de acuerdo a su complejidad, distribuyendo de manera equilibrada el trabajo de profesores y estudiantes; y, sirve como referencia para comparar programas de estudio.

El grupo de 15 profesores de otras tantas universidades nacionales, que forma parte de este proceso durante los 8 años de trabajo conjunto con cerca de 250 profesores latinoamericanos y europeos, desarrolló y acumuló un conocimiento amplio y reflexivo sobre diversos aspectos de la educación superior en la región y el mundo. Sin duda que sus conocimientos y experiencias le serían de mucho beneficio a los importantes objetivos nacionales en educación superior. ¡Siempre es hora de sumar! Y si los aportes provienen de académicos nacionales… tanto mejor.

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