Por: Eduardo F. Naranjo C.
- Las cosas que ocurren en el ámbito altamente engañoso de la política, son en verdad una fábrica de mentiras, así el tema de los subsidios es un cuento con el que han convencido a la mayoría de ciudadanos crédulos y a los que no ya no les importa nada, y que no están dispuestos a aprender de la historia, como muestra un corto video de los últimos gobernantes hipócritas que subieron los combustibles con el cuento de los subsidios, comenzando por el inefable Mahuad, como testimonio de lo dicho transcribo los artículos de investigación de dos prestigiosos especialistas en materia de hidrocarburos, que no es materia simple, pero los políticos con su verborrea lo simplifican, lo diluyen y lo camuflan. A continuación, los trabajos de Fernando Reyes Cisneros y Marcelo Baquero G.
Ing. Fernando Reyes Cisneros
No hay tal subsidios a los combustibles, por el contrario, se tiene una justa y democrática compensación resultante de la interesada e ineficiente gestión hidrocarburífera en el sector de los combustibles, así como por los reiterados incumplimientos del Artículo 5 de la Ley de Hidrocarburos que da preferencia a la industrialización del petróleo, del que entre 1972 y 1917, apenas se ha refinado el 32% de los 5.960 millones de barriles extraídos y solo se ha procesado el 10% de los 240 millones de barriles del gas asociado al petróleo que se ha producido.
El país importa combustibles desde 1967 y a medida que la demanda ha ido creciendo, también lo han hecho las importaciones. En aras de racionalizar su importación, en 1977 la Refinería Estatal de Esmeraldas arrancó con el procesamiento de 55.000 barriles de petróleo por día (bppd), capacidad que fue incrementada mediante dos ampliaciones, una a 90.000 bppd en 1987 y otra a 110.000 bppd en 1999. En el 2014 tuvo lugar una corrupta y cuestionada reparación que en lugar de atender el imperativo de acrecentar la producción de gasolinas, diésel y gas licuado, decidió mantener en más del 35% la producción del residuo, que ha permitido que se mantenga la importación de dichos carburantes más la del cutter stock, un derivado que al mezclarlo con el residuo permite obtener el Fuel Oil 6 que se exporta.
En 1983 el ex Presidente Hurtado desistió de firmar el decreto de construcción de la Refinería de Atahualpa en la península de Santa Elena, para procesar 75.000 bppd con una inversión de 441 MMU$D (millones de dólares). De no haberse abortado su construcción la capacidad actual de refinación del Ecuador estuviera en el orden de los 245.000 bppd, incluyendo las dos refinerías de la Península y la de Shushufindi. Su impacto en la reducción de las importaciones y en el “subsidio” hubiera sido evidente.
El proyecto también se incluyó un Complejo Petroquímico que suponía una inversión de 614 MMU$D, una Planta de Polipropileno por 93 MMU$D y un Complejo de Fertilizantes por 305 MMU$D. La inversión total alcanzaba los 1.453 MMU$D.
Como no ocurrió de esa manera, los importadores de combustibles, de polipropileno y de úrea con la complicidad de los variopintos gobiernos, tuvieron luz verde para incrementar y sostener tan lucrativo negocio, el que ha crecido a medida que la demanda se incrementaba y la producción nacional de combustibles se estancaba. Hasta el año 2017 las importaciones significaron 929 millones de barriles.
Puesto que la demanda se mantiene al alza, con la construcción de la Refinería de Manabí, el gobierno busca poner un alto a las importaciones y abastecer el previsto consumo que hasta el 2050 se calcula tenga un mercado cautivo de alrededor de 5.350 millones de barriles que representa un negocio de más de 300.000 MMU$D, que se espera sea costeado por los consumidores nacionales y sus actividades productivas y de servicios.
Si la “patriótica” intención es dar por terminada las importaciones y con ello el mal denominado “subsidio” a los combustibles -que al parecer es la principal exigencia de los inversionistas interesados en la Refinería de Manabí-, suficiente es que junto a la Refinería de Esmeraldas se construya un módulo de alta conversión, que supone menos residuo y más carburantes y de mejor calidad, para así satisfacer el consumo interno.
Solamente se requiere que el gobierno deje sin efecto, la nada sana intención de “perdonar” más de 1.000 MMU$D por impuesto a la renta a determinadas empresas petroleras y a otras, renegocie las tarifas por extracción de petróleo, y con ese dinero busque un socio estratégico que complete la inversión y cuente con la tecnología apropiada.
Como se podrá deducir, los ecuatorianos somos los que en realidad venimos subsidiando a los importadores y a pesar de ello, respetables organizaciones y ciudadanos, exigen que se lo elimine o por lo menos se focalice el “subsidio”. Opciones que riñen con el derecho que nos otorga la Constitución del 2008, que en su Artículo 11, punto 2, dice: “Todas las personas son iguales y gozan de los mismos derechos, deberes y oportunidades (…)”.
Cabe entonces que los ciudadanos exijamos al gobierno que en el tema de los combustibles relativice su punto de vista netamente fiscalista, cuyos aúlicos hasta tienen la desfachatez de buscar convencernos a los consumidores que los “subsidios” de 54.429 MMU$D acaecidos entre 1989 y 2017, se han desperdiciado. Aventurado punto de vista con el que no deben coincidir los importadores, pues del Estado han recibido una cantidad mayor a la cifra indicada.
¿Acaso los millonarios sobreprecios en la industrialización, transporte y almacenamiento de combustibles y gas licuado; los miles de millones acumulados que se han gastado por las excesivas tarifas por barril de petróleo extraído; los asaltos multimillonarios al Seguro Social y otros, no se constituyen en el real subsidio que a los nuevos y viejos grupos de poder les hacemos los habitantes de este país, en particular sus jóvenes desempleados, y que tanto transgrede nuestro bien común?
Sea en forma programada -deseable- o abrupta, el país requiere cambiar su matriz energética en el sistema del transporte, migrar hacia la línea del ya enraizado transporte eléctrico. Para ello se cuenta con un apreciable excedente de hidroelectricidad -importante para arrancar con un buen plan piloto- y sostenidamente ir incorporando la generación eléctrica fotovoltaica, aprovechando que el territorio continental ecuatoriano, cuenta con un potencial anual equivalente a 260 millones de barriles, más que suficientes para reemplazar los actuales 50 millones de barriles en combustibles y atender el consumo futuro.
De construirse la Refinería de Manabí, léase bien, a las futuras generaciones de ecuatorianos les vamos a condenar a que más allá del 2050 se movilicen en contaminantes vehículos a gasolina y a diésel. Nuestra generación -comprendida desde los 50 años para arriba- no tiene el derecho ni la legitimidad de condicionar a las que están por llegar a que se sometan a una suerte de colonialismo energético hidrocarburífero.
Afortunadamente, la imparable penetración de la electro movilidad, en la que el Ecuador ya se encuentra inmerso, es el mejor indicador de que el mercado cautivo actual y futuro que representan los combustibles diésel, gasolina y gas licuado, ya no es tan seguro y por consiguiente presenta un alto riesgo económico para los potenciales inversionistas.
La extracción del petróleo, dejando de lado la nueva intención de ampliar la frontera petrolera, debe continuar, tornarse más productiva y menos costosa, tal que una parte de sus ingresos se pueda destinarlos al imprescindible cambio de la matriz energética.
Fuente: DEL OGRO NEGRO AL PETRÓLEO VERDE de Fernando Reyes Cisneros. Libro en proceso de culminación
¿EXISTE SUBSIDIOS A LOS PRECIOS DE LOS COMBUSTIBLES EN ECUADOR?
1.- Para demostrar que NO existe subsidio, lo hacemos mediante el siguiente cuadro que demuestra la descomposición del valor que el usuario paga por la compra de un galón de gasolina super que es un derivado de petróleo que ejemplifica la estructura del reparto que se dan a los combustibles que se comercializan en el país.
Nótese que parte del precio corresponde a las utilidades que se marginan los distribuidores Mayoristas (presta marcas), y Minoristas (propietarios de las estaciones). Así mismo se puede apreciar que el Estado es el mayor beneficiario con el 56.15% de este precio de venta puesto que es el que recibe el IVA y los Impuestos que se agregan a los precios de los combustibles.
Bajo estas consideraciones, como se puede decir que existe subsidio si hay utilidades de terceros e impuestos y que en teoría no se justifican, puesto que los subsidios son herramientas necesarias
que se aplica exclusivamente a la producción de los bienes y servicios necesarios y que la población no puede pagarlos y peor consumirlos.
2.- La asignación de US$ 0.667 al PRODUCTOR, proviene de una tradición en el que los productores estaban obligados a contribuir (a precio de mercado interno), con la materia prima para las refinerías del país y es así como este costo se registra así:
|
||
US$ BL/OIL | ||
PRECIO DE CRUDO ORIENTE 25.5 API A REFINERIA | $ 5,20 | |
COSTO PRODUCCION |
3,7 |
. |
COSTO TRANSPORTE Y ALMACENAMIENTO |
1,5 |
|
. |
$ 5,20 |
. |
Con la consideración de que apenas el 50% de este barril hasta la presente fecha (a pesar de las repotenciaciones a la refinería), se obtienen derivados. El otro 50% luego del proceso son residuos y es por ello el costo reconocido de la materia prima es de apenas US$/BL 3,7 (50% de US$ 7.4).
De estos US$/BL 3,7, se asigna a la producción de gasolinas conforme a los rendimientos obtenidos en el proceso de refinación la cantidad de US$ 0.1264 en concepto de materia prima y US$ 0.5408 en concepto de refinación para cada galón producido.
3.- La metodología para obtener el precio de venta de los derivados, se resumen en el siguiente cuadro:
Pero si el tema es poner el precio de la materia prima a valores internacionales y bajo la consideración que solo el 50% de esta es realmente utilizable para obtener derivados, entonces obtendríamos un precio de US$/galón de 12,00 el mismo que sería impagable y oneroso.
Por lo que se hace necesario que adicionalmente se revise y se ponga en su verdadera dimensión los valores de asignación en los componentes del precio los mismos que en mercado norteamericano se aplican de la siguiente manera:
Es menester entonces que por lo menos igualemos los precios y sobre todo las metodologías para establecer precios en forma más real y sobre todo pagables.
- No es solo de anotar un precio del petróleo igual al mercado internacional.
- No es solo el hecho de ver cuánto obtenemos si la materia prima la exportamos.
- No es lo mismo tener una refinería que obtenga mayor cantidad de derivados que una que apenas alcanza el 50% de estos.
- El estado debe bajar su participación que hoy es del 56,15% en calidad de impuestos para así mejorar los componentes de materia prima y refinación.
- El Estado como se demuestra en este ejercicio, jamás perdió o está poniendo algo para considerar que esta subsidiando.
- Marcelo Baquero G.
- baquero56@gmail.com
- 02/08/2018