Por: Rodolfo Bueno
Se sabía que iba a triunfar por una inmensa mayoría, es mejor, se esperaba que más de la mitad de los inscritos votara por él. Ahora se conoce que de los 109 millones de inscritos para votar y de los 73,5 millones de personas que asistieron a las urnas, sobre los 57 millones votaron por Putin. Desde ahora, es popelina barata lo que digan y hagan los que en Occidente están en su contra, y que cada vez son menos. Él, tal como lo propuso en su programa electoral, tiene seis años para que Rusia sea respetada no sólo por su arsenal convencional y nuclear sino porque va a convertirse en una potencia económica, científica y socialmente avanzada que, en adelante, junto con China, van a ser en la política internacional el sostén de un equilibrio mundial deseado y saludable.
Fracasó la provocación montada por el sector más retrógrado de UE y EEUU, que vanamente la creyeron fácil: se elimina en Salisbury a un exagente refugiado en Gran Bretaña; se condena universalmente a Rusia por realizar el primer ataque con armas químicas contra el mal llamado mundo libre; se produce en Guta oriental una masacre de la población civil con agentes tóxicos; se culpa al “régimen represivo” de al Assad por este crimen; se bombardea en Damasco a todos los ministerios y centros militares del gobierno sirio, sin que les importe la nacionalidad de las víctimas; se condena en la ONU a Rusia por dar sustento al gobierno sirio; se expulsa a Rusia del Consejo de Seguridad de la ONU. En el ínterin de toda esta tramoya, se malogran o quedan mal paradas las elecciones rusas. ¡Bravo! Fin de la película. Jaque mate a Putin.
Les fallaron dos grandes detalles, mientras los conspiradores juegan mal a las damas, Rusia juega muy bien el ajedrez y mientras los gobiernos timoratos hacen política, sin arriesgar el pellejo, sus militares ponen los muertos, algo que a nadie le gusta.
Desde el primer momento, las mentiras fueron patituertas. Sólo a una persona con menos de dos dedos de frente se le podría ocurrir una idea tan descabellada, eliminar a un exagente cuyo valor era nulo para los servicios de inteligencia de Rusia, pues ya había dicho lo que podía decir al que le interesara; además, hacerlo con Novichok, un químico tóxico de existencia dudosa que, según la Sra. May, sólo Rusia y nadie más que Rusia lo posee, lo que es totalmente falso, pues nunca se ha confirmado que en
Rusia hubiera existido este producto; escoger el lugar menos propicio para realizar el atentado, esto es, donde la futura víctima está protegida por el MI6, y esperar el peor momento, las vísperas de la elección en Rusia y del mundial de fútbol del 2018, si lo pudieron eliminar, si es que esa hubiera sido la intención, cuando lo tuvieron en la cárcel. Expresar, por parte de algunos líderes de Occidente, “la plena confianza de que la investigación británica era verdadera”, si sólo habían hablado por teléfono, lo que hacía imposible la trasmisión de cualquier prueba, por ende, quedó en Babia condenar a Rusia por haber realizado contra Europa Occidental el primer ataque con armas químicas. El atentado en Guta contra la población civil con agentes tóxicos fue denunciada de antemano por Rusia; además, ya habían hecho antes la misma parodia, cuando culparon al gobierno de al Assad, por eso la gente casi no les creyó. Por lo tanto, no pudieron bombardear Damasco, ni en la ONU se condenó a Rusia por su apoyo al gobierno sirio, ni se expulsó a Rusia del Consejo de Seguridad de la ONU, ni fueron malogradas o quedaron mal paradas las elecciones en Rusia. La derrota de la Sra. May y sus secuaces es total.
Vistos los acontecimientos en su totalidad, se explica por qué Putin reveló este uno de marzo las armas secretas que Rusia posee, se ve que estaba enterado de algo, y por qué Tillerson fue remplazado por Pompeo con la velocidad de un relámpago, porque puso en peligro la paz mundial al asociarse con May. ¿Que pasó? Pasó que la amenaza de bombardear las instalaciones militares del ejército sirio fue contestada por el alto mando militar ruso con la advertencia de que derribarían cualquier objeto que pusiera en riesgo la vida de cualquiera de sus soldados. Esto significaba la guerra parcial o total. En el primer caso, un gran número de víctimas, muchas de ellas, norteamericanas; en el segundo, el fin del mundo. Ambos casos, por la ceguera política de los aventureros de UE y EEUU. ¿Solución? Parar a estos locos, y fueron parados. Uno no es nadie para sostener que hubo acuerdo mutuo entre las partes interesadas en evitar la guerra, pero lo cierto del caso es que, de alguna manera, se evitó una confrontación inútil y peligrosa.
Los pasos concatenados fueron claros y decisivos: la declaración de Vladímir Putin y el Consejo de Seguridad Nacional de Rusia sobre su preocupación por la postura
destructiva y provocativa del Reino Unido y de que eran inadmisibles las acusaciones infundadas y los ultimátums, porque Moscú nada tenía que ver con el caso de la familia Skripal, y la disposición de Rusia de colaborar con el Reino Unido; la defensa argumentada de la diplomacia rusa de las acusaciones disparatadas de la Sra. May y su ministro Johnson, que nunca presentaron pruebas que sustentaran sus acusaciones y negaron la posibilidad de que actuara la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, único organismo internacional establecido para dirimir sobre estos asuntos; la cautela de Trump en el apoyo a este dúo mortal, dijo: “tan pronto como conozcamos bien los hechos, si estamos de acuerdo en ello, condenaremos a Rusia o al que sea”; la drástica advertencia del alto mando ruso a un hipotético ataque estadounidense; la liberación de gran parte de Guta y la captura de dos laboratorios de tóxicos químicos por el ejército sirio; el remplazo de Tillerson por Pompeo y el triunfo indiscutible de Putin.
Sin pecar de optimistas, la situación creada rinde sus primeros frutos. Donald Trump, Presidente de EEUU, habló por teléfono con el Presidente Putin, lo felicitó por su victoria en las elecciones y expresó su disposición para con el mandatario ruso “en un futuro no tan lejano discutir una carrera armamentística que se sale de control”. Según información del Kremlin, ambos líderes “están a favor de desarrollar una colaboración práctica en distintos ámbitos, incluida la estabilidad estratégica y la lucha contra el terrorismo internacional”, reducir las tensiones en la península de Corea y discutir el problema sirio y la crisis ucraniana, para normalizar la situación en esas regiones lo antes posible.
Parecería que para estos casos, el Pentágono y Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas de Rusia, los servicios secretos de EEUU y Rusia, los gobernantes de Washington y Moscú se entendieran sin cruzar palabras, sólo por señales inteligentes y precisas. Si así fuera, ojalá continúe así.