El futuro de la Universidad Ecuatoriana está ligado a su capacidad de contribuir a la solución de los problemas que enfrenta el país. Los temas relacionados con la calidad de la educación, su pertinencia y relevancia, tocan de lleno con la necesidad de realizar cambios significativos en las diferentes dimensiones que constituyen la Educación Superior, y adecuar sus estructuras para el cumplimiento de las funciones que le son propias, en momento de honda crisis económica.
Una mirada de conjunto a los diferentes contextos que configuran el escenario en el cual se deben desenvolver las instituciones de educación superior plantea un cúmulo de interrogantes de especial significación respecto al caso ecuatoriano:
. ¿Qué factores determinan el desarrollo de nuestras instituciones en los tiempos actuales?
. ¿A cuáles demandas debe responder el sistema de educación superior?
. ¿Qué políticas resultan prioritarias concertar e impulsar para asegurar el adecuado funcionamiento del sistema?
. ¿Qué limitaciones y cuáles problemas críticos se requiere atender en el futuro inmediato?
. ¿Qué estrategias se conciben para dar curso a las soluciones que estos problemas precisan?
En este contexto, las universidades públicas deben asumir con responsabilidad su misión de contribuir con altura académica y científica a la solución de los principales problemas de su sociedad, a través de una actitud crítica y propositiva, para incidir positivamente en el desarrollo integral y el bienestar de todos los ecuatorianos en armonía con el medio natural.
A las universidades -haciendo uso de su legítima autonomía- les corresponde solucionar el problema del ingreso de los bachilleres al sistema de educación superior. Si este tema fundamental dejamos en manos de políticos demagogos, el futuro de la educación superior en el Ecuador será impredecible.
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