El geodésico Luis Godín

Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva

Nació en París, el 28 de febrero de 1704. Fue nombrado adjunto en la Academia de Ciencias de París, el 29 de agosto, de 1725. Científico y matemático discípulo del astrónomo De l’Isle. Se sintió atraído por la astronomía y adquirió gran experiencia en las observaciones astronómicas, publicando sus estudios científicos. En Cádiz dirigió la escuela de guardias marinas.

En 1736, el 29 de mayo, llegó a Quito, en la expedición organizada por la Academia de las Ciencias a Quito junto a los botánicos: Charles Marie de La Condamine y José Jussieu, el geómetra Pierre Bouguer, el médico y cirujano Juan Seniergues y varios ingenieros, dibujantes, ayudantes. Se sumaron, a solicitud de Felipe V, los marinos españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa, para medir un grado del meridiano del Ecuador y disipar de una vez por todas el dilema sobre la forma y el tamaño de la Tierra que, con el apoyo de Luis XV, Rey de Francia, y el permiso de Felipe V, Rey de España. Pedro Vicente Maldonado, político, físico y matemático, astrónomo, topógrafo y geógrafo, colaboró con la misión geodésica.

La misión consistía en completar los datos matemáticos relacionados con la forma de la tierra y, para tal efecto, tenían que medir desde el Ecuador, un arco de meridiano terrestre. Los trabajos revolucionaron los conceptos científicos de la época, no solo al constatar que la tierra era achatada en los polos sino que, con las mediciones realizadas, se pudo determinar la verdadera longitud del metro, medida que representa la diez millonésima parte del cuadrante del meridiano terrestre y sobre la cual fue basado el sistema métrico decimal.

Godín, a pesar de ser el más joven de los miembros de la expedición era el de mayor experiencia. Durante su estancia en Sudamérica, estudiaría la paralaje del sol desde Quito y la forma de la eclíptica, publicando el resultado de sus estudios en forma de Memorias editadas por la Academia de París.

En 1736, Luis Godín y los geodésicos, dejaron el nombre de Tababela, impresionados con la topografía del terreno, afirmaron que este territorio se asemejaba a una «tabla bella», palabras pronunciadas en francés que, al traducirse al castellano, quedaron como «tababela». En su homenaje, una calle de Quito lleva su buen nombre. La nueva avenida que unirá Tababela con Puembo debería llamarse: “De los Geodésicos franceses”.

En 1747, al regresar a Europa, doce años después de su partida, se encontró con que había perdido su puesto de adjunto en la Academia de Ciencias. El marqués de la Ensenada, en nombre de la Corona española, le ofreció el puesto de director de la Academia Naval de Cádiz en noviembre de 1753.

Falleció el 11 de septiembre, de 1760.

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