El Mensaje de Mujica

Por: Vinicio Vásquez Bernal

Los avances de la sociedad, son consecuencias directas de pasos que individuos atrevidos decidieron afrontar. Reconforta en ese sentido, el ver a hombres que han logrado, sin proponérselo, que su existencia se constituya en cátedra para los semejantes, mucho más si sus días se han enmarcado por la sencillez y la verdad absoluta. En tal sentido, escuchar el mensaje del “PEPE”, como le llaman sus compatriotas, es digno de vastas reflexiones.

Debo confesar que a un inicio su personalidad me parecía confusa, un ex guerrillero hablando de respeto a los derechos del hombre, me parecía contradictorio; sin embargo, al leer una, de las tantas biografías que de él se han escrito, me sorprendió cómo cada una de las palabras que este personaje pronuncia tienen una explicación sencilla más llena de filosofía. Nada en él es falso, su autenticidad rebasa cualquier limite y tiene ese don de llamar a las cosas por su nombre sin condicionarse por las conveniencias de la circunstansionalidad, más bien imponiendo sus criterios. Luego al escuchar su mensaje en la ceremonia de la UNASUR donde se le condecoraba, me quedó claro lo excepcional de este hombre que sin vestir corbata hace gala de una elegancia única.

“Que los que quieren hacer plata, se dediquen a industriales, y dejen la política para los que tienen conciencia social”, pronuncia, exigiendo un distanciamiento claro entre actividades del hombre que al ser convenientemente mezcladas constituyen la esencia de la corrupción y del aprovechamiento que beneficia a ciertos grupos y afecta a la generalidad.

“Lo imposible cuesta un poco más”, indica el mandatario que dona casi la totalidad de su sueldo, explicando así que para alcanzar metas difíciles, es necesario esforzarse más y desechar la posibilidad de rendirse, “derrotados son solo aquellos que bajan los brazos y se entregan”, manifiesta.

“La vida no es solo recibir, es dar, por jodido que estés, siempre tienes algo para dar”, exclama este hombre de tantos años, de tantas vivencias, de tantas verdades y de muy pocas comodidades. Planteando un mensaje que no discierne entre lo público y lo personal, únicamente muestra a un hombre autentico con rostro de vida, donde las ideas son directrices que direccionan un comportamiento y un liderazgo más allá de lo momentáneo y de lo superfluo. Es posible así entender al guerrillero convertido en estadista, proponiendo y generando cambios, al hombre adulto con espíritu de viento y voz cariñosa que sabe que el insulto únicamente difumina energías y empantana la dialéctica.

Hombres como José Mujica hacen la diferencia, nos permiten afirmar que los sueños son posibles, que la humanidad impulsa cambios en pro de los semejantes, y que son los errores del hombre los que permiten entender realidades para redireccionar, rectificar y buscar esa verdad siempre cambiante, donde solo el tiempo guarda características de absoluto. Esa veracidad basada en la dignidad y en el compromiso con los demás, esa palabra lejana que teniendo toda la fortaleza del cambio jamás daña y siempre está como referente para avanzar.

El mensaje de Mujica es sobre todo claro como la luz del día. Para su cabal comprensión es necesario únicamente escucharlo con atención. Lo realmente complejo sería llevarlo a la práctica, el becerro de oro, la lisonja barata y el oportunismo, constituyen barreras duras de franquear que dominan esta etapa de materialismo absurdo y de revanchismos sociales donde se requiere mucha serenidad para ser leal a los requerimientos de la humanidad.

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