Por: Fernando Naranjo-Villacís
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El sábado 16 de abril, quedará marcado en nuestros recuerdos como un día para reflexionar en lo que somos: tan simples, débiles e indefensos ante el poder de la naturaleza. Eran las 18:58, bastaron 3 minutos para cambiar la historia de todo un país que colapsó conmocionado.
Son los momentos en que debemos poner a prueba nuestra capacidad de reflexión y de solidaridad. Tantos compatriotas que todo lo han perdido, otros ya no están para contar sus experiencias. Y quienes solo pasamos tremendo susto, debemos pensar en lo bendecidos que somos al haber sobrevivido a esta situación. Como agradecimiento por la vida, debemos estar listos para ayudar a los que nada tienen y a quienes han quedado afectados en su salud y economía.
La lección aprendida después del terremoto, es que no estamos preparados para protegernos frente a los desastres de cualquier índole. Se ha mostrado la fragilidad que tiene la población a todo tipo de fenómenos. Las instituciones que agrupan a expertos deben informarnos mejor para estar conscientes de la realidad y saber qué hacer al momento de un terremoto o un sismo de gran magnitud. Introducir en los mecanismos de construcción, aquellos elementos que puedan hacer que las casas y edificios tengan una mayor resistencia a fenómenos de este tipo.
Trabajar a nivel nacional con las instituciones de emergencia, de búsqueda y rescate, para fortalecer la preparación de simulacros que deben hacerse periódicamente en las escuelas, colegios, empresas, casas de salud y en los barrios de la comunidad. De esta manera estaremos preparándonos y organizándonos para protegernos nosotros mismos y nuestra familia.
Aunque nunca diremos que ya estamos totalmente preparados. No debemos descuidarnos y estar conscientes que a la hora de un terremoto, inundación, accidente, y otro hecho sorpresivo y violento, desconocemos cuál es la magnitud que puede tener, dónde va a ocurrir y cómo va a impactar a la infraestructura.
Hagamos un acto de fe cristiana, para meditar en las ofensas al poder de la Madre Naturaleza. La despiadada depredación y contaminación en el afán desmedido de atrapar sus riquezas. La injusticia y abandono a nuestros hermanos, los más pobres de los pobres. Que este año, sea para todos, realmente…misericordioso..!!