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Por: Dr. Pedro Arturo Reino Garcés
Cronista Oficial de Ambato
¿A quién hay que atribuir la característica del español de América como estructura diferente del español (ahora llamado) peninsular? Pues en una palabra, los investigadores contemporáneos atribuyen a las mujeres españolas, de carácter conservador, que emigraron al Nuevo Mundo en la diáspora de la conquista. “El porcentaje de emigración femenina que llegó al Nuevo Mundo desde España alcanzó hasta un 28.5% en el período 1560-1579. De las 5.013 mujeres registradas que van a América en esta veintena, 1.980 (cerca del 40%) eran casadas o viudas, y 3.024 (60%) solteras.
No es nada despreciable la cifra de un 60% de mujeres españolas solteras emigradas, algunas de ellas acompañadas de niños. Los primeros colonizadores contaron con el apoyo de la Corona para contraer matrimonio con indígenas, lo que efectivamente sucedió. Las mujeres españolas también por ley, estaban alentadas a casarse con indios.” (No fueron solos, Mujeres en la conquista y colonización de América, Ministerio de Defensa, Madrid, 2012, edición limitada de 500 ejemplares, Artículo de Juan Francisco Maura). (Me considero privilegiado en disponer del ejemplar traído de Madrid por el profesor Juan José La Calle, de donde tomo estos datos).
Sabemos que los varones en América, inmediatamente dan testimonio de enlaces con mujeres dinásticas, pero es bastante inusual tener noticia de mujeres que lleguen a casarse con los indígenas varones que quedaron en condición de vencidos, y sobre todo, porque los hombres fueron capturados, aniquilados o estaban ocupados en las tareas de defensa de sus territorialidades. Aunque la ley lo permitía, como aparece en la cita, el racismo gravitaba indefectiblemente. Donde hay fragilidad de la mujer emigrada ante los hombres en el Nuevo Mundo, es frente a los esclavos negros. Digamos que fueron ellas las que fomentaron la mulatización.
La fuente señalada dice: “Varias mujeres sevillanas invirtieron su capital en negocios e incluso crearon sus propias compañías, aunque lo normal era que tuvieran algún socio masculino que las representara…como fue el caso de la muy magnífica señora Doña Francisca Ponce de León.” El mismo autor comenta que las mujeres tenían un carácter conservador y es válido entender que fueron las que transmitían la lengua en casa a descendientes y a quienes tenían que relacionarse con ellas en los nuevos hogares.
“Los estudios geobiográficos de Boyd-Bowman demuestran que fue Andalucía la que dio carácter al español de las Américas, siendo a su vez Sevilla la provincia con mayor número de emigrantes, tanto masculinos como femeninos. Por regiones la distribución para el decenio de 1509 a 1519 es la siguiente. Andalucía proporciona el 37% del total de colonizadores, pero un enorme 67% de las mujeres de procedencia andaluza dejará una imborrable huella tanto en la lengua como en todo tipo de costumbres y tradiciones.” Concluyamos esta rápida visión argumentando que ha sido invisibilizada la emigración de la mujer al Nuevo Mundo, por culpa de los historiadores y cronistas a quienes Unamuno calificó como “unos cuantos atolondrados que desconocen su propia historia”.