Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Historiador/Cronista Oficial de Ambato
La pandemia que estamos viviendo ha puesto en evidencia el “silencio” de la iglesia católica y la falta de la intermediación de Dios en tan delicada situación en la que se encuentran la mayoría de “sus hijos”. Sin embargo, un cura de un pueblo de Tungurahua ha tomado algunas iniciativas para detener el avance del covid-19, evitar los contagios y frenar las muertes: Se había puesto la sotana más larga sobre el mameluco integral que incluía capucha sobre su cabeza. Mascarilla bendecida, gafas oscuras, guantes de caucho y botas de regar agua. Vestido así, no le reconocía ni taita Dios, a no ser porque iba en una camioneta con parlante por calles solitarias y por los caminos rurales de su feligresía, bien provisto de una caneca de agua bendita mezclada con aguardiente, un poco de cloro y detergente , para ir lanzando por los solitarios lugares de su recorrido. Provisto de una escoba iba lanzando el agua bendita a los perros que salían a ladrarle y sobre las cabuyas y cercas por donde se filtraba el virus.
Estoy lanzando mis bendiciones por estos caminos, rezando al Dios Padre, al Hijo y a la siempre Virgen María, para que nos saque de esta pandemia. No vayan a misa porque la iglesia está cerrada por orden superior de la ministra María Paula que es la que ahora nos protege con su manto y las armas que fortalecen nuestra fe. Yo sé que me oyen desde sus casitas, en donde deben quedarse rogando a Dios que ilumine a nuestros gobernantes y a los de la Asamblea que es lo que significa iglesia. Ya que no hay sermón, les informo que eclesia significa Asamblea General.
Aunque las cifras oficiales no revelan la verdad, por prudencia, dejemos todo en manos de Dios porque Judas parece que se nos ha reencarnado. Está en las profecías que dicen que vendrán los tiempos en que Judas será reenviado para traicionar a Jesús y a sus hijos que somos todos nosotros, según Zacarías 11, 12. Confiemos en la devolución del dinero robado por los nuevos judas, según Zacarías 11, 13. También las profecías indican que se hablará de la compra del campo del alfarero, según Jeremías 32,6, como lo estamos viendo en los casos de tierras compradas para hospitales y refinerías, minerías y otras tonterías que no son necesarias para la salvación del alma. Queridos feligreses, ustedes saben que Jesús está sentado a la diestra del Padre y que de pronto ustedes lo podrán ver sobre las nubes, según Daniel 7,13 y cantar según los Salmos 110,1. Busquen la Santa Biblia y recen en familia, para que Dios se apiade de nuestras súplicas.
Si leen con atención, no se olviden que el primer hijo de Dios fue Adán y que a pesar de ser tal, fue abandonado a su suerte y expulsado del paraíso porque no quiso respetar sus leyes. Por eso nosotros debemos respetar la Constitución donde están nuestras leyes que debemos obedecerlas hasta que vuelva Cristo a sacar a los mercaderes, a los ladrones y a los negociantes del templo de la Patria, de sus municipios, hospitales, prefecturas, etc. Quédate en casa y reza por nuestros enemigos públicos y privados, conocidos y desconocidos; por los que han negociado con los ataúdes de cartón, por los que nos han negado las emergencias, por los que nos han fumigado con agua, por los que nos han revendido las mascarillas, por los que nos han escondido las medicinas, por los que nos han dejado sin poder enterrar a nuestros muertos con sábanas bendecidas sino en bolsas negras de plástico, como si fuesen basura; sin poder cerrar los ojos de nuestros seres queridos. Por los que han destruido nuestros velorios y la comidita que acostumbraban a dar hasta después de un mes y hasta después de un año de la partida de nuestros difuntos. Roguemos a Dios porque todo sea virtual, como lo son nuestros asambleístas, nuestros ministros, nuestros protectores y lo es nuestro Jesús Redentor a quien estamos en espera de su regreso el día del juicio final para que castigue a los perversos que elegimos y reelegimos para que nos gobiernen.