Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Historiador/Cronista Oficial de Ambato
“La base de Tiwinza, yo tengo el contrato, esa es otra vergüenza internacional. Comprar Tiwinza, callado. Nunca le dijeron al país que era comprada. Nosotros creíamos que era una donación del Perú en el Acuerdo de Paz (en el gobierno de Durán Ballén, según voz del periodista) Tiwinza fue comprada con 55.000 nuevos soles peruanos, en un contrato, una escritura ante una notaría del Perú. Esa es la historia vergonzosa de Tiwinza, pero, guardan el secreto.“ (Tomado de un video que se publica en las redes sociales, según fragmento de una entrevista hecha al ex presidente Rodrigo Borja, difundida el 17 de junio de 2020).
En donde entramos en compartir una historia común, a más de la época de explotación colonial que nos hermanaba, debemos verla en la época republicana. Se supone que con el surgimiento de los Estados republicanos, nuestros líderes han administrado los países en favor de sus conglomerados. Se supone que las riquezas naturales que se llevaba la corona española, y todo el producto de la explotación al indígena, al negro y al mestizo, iba por fin a tener el beneficio de ser revertido en favor de los pueblos liberados.
¿Qué han hecho los gobiernos en 200 años de Independencia? ¿Ya estarán redimidos los indios y los negros esclavos? ¿Todos somos iguales ante la ley y somos partícipes de las riquezas naturales? Veamos estos datos sobre el guano o abono de las aves marinas que los primeros gobiernos peruanos, entre 1840 y 1879, mandaron a los mercados norteamericanos y europeos. Los indígenas se sabe que ya lo empleaban como fertilizante agrícola. A los españoles no les interesó la mierda sino el oro y la plata. Pero convertidos en administradores de sus territorios y ante la demanda europea, el Perú “en el transcurso de cuatro décadas extrajo unos 11 millones de toneladas de guano, que fueron transportadas y vendidas a los mercados europeos y estadounidenses por un monto estimado de setecientos cincuenta millones de dólares. Un ejército relativamente pequeño de unos mil culíes chinos extraía laboriosamente el guano, lo cargaba en carros y lo paleaba por unos vertederos a los navíos que esperaban en las costas para trasladarlo…El caudillo que se aprovechó de la bonanza del guano fue el general Ramón Castilla” p. 174. Lo que hay que decir en esta parte del comentario es que fueron subestimados los indios para estos trabajos, y por la manumisión de los esclavos negros, y en cambio esclavizaron chinos, que desarticulados de sus lugares de origen y obligados a cumplir supuestos contratos de dos años mínimos, contribuyeron a dar un nuevo componente étnico al Perú.
“En cuanto a la manumisión, benefició a unos veinticinco mil esclavos. Los esclavistas recibieron una compensación de unos trescientos pesos por esclavo. Como veremos, parte de este capital fue reinvertido por los gamonales en incrementar la capacidad productiva del azúcar y del algodón. Ampliada la extensión de sus cultivos, los gamonales comenzaron el tráfico de otra forma de esclavitud. Importaron en calidad de sirvientes contratados, unos cien mil trabajadores chinos (culíes) de la zona de Macao, que reemplazaron a los esclavos negros en las haciendas.
El tratamiento que se dio a los culíes fue igual que el dado a los esclavos negros, aun cuando aquellos venían contratados por hasta siete años, tras lo cual técnicamente podían partir; esto implicaba un régimen de semiesclavitud. Después de completar sus contratos, muchos chinos prefirieron eventualmente dejar su lugar de trabajo y dirigirse a los pueblos y lugares a lo largo de la costa, incluyendo la capital, para dedicarse principalmente al comercio minorista” p. 177