POR: LOLO ECHEVERRÍA
Probablemente todos conocen las famosas palabras de Cicerón pronunciadas ante el senado romano 63 años antes de Cristo. Creo que todavía escucharán el eco de ese clamor los políticos que abusan de la paciencia de los ciudadanos. La frase completa dice: ‘Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?’ ¿Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia? Con estas palabras denunciaba Cicerón la conjura de Catilina para hacerse del poder. Nada ha cambiado en dos mil años; hasta los políticos de la misma tendencia conspiran en contra de la posibilidad de gobernar.
Los asambleístas no se dedican a cumplir sus obligaciones, sino que andan, como dice del diablo la carta de San Pedro, “dando vueltas, como león rugiente, buscando a quién devorar”. Los políticos en la Asamblea se dan las vueltas buscando el mecanismo para devorar al Ejecutivo. El Ejecutivo, por su parte, seguirá cavilando en la muerte cruzada para devorar a la Asamblea.
Esta forma de hacer política es un abuso. Todo lo que hacen tiene el propósito de prevalecer sobre los adversarios, no de servir a los ciudadanos. No presentan candidatos para conformar los organismos de control o los candidatos que presentan no cumplen los requisitos; solo tienen el propósito de colocar en los órganos de control, inútiles, serviciales o mandaderos. Quien controla a los controladores, controla el poder.
No hay en la política objetivos, no hay propósito. Nuestra política puede terminar como el jardín de las estatuas, todos inmóviles, inutilizados, neutralizados.
¿Hasta cuándo la Asamblea Nacional seguirá sin debatir y aprobar leyes, dedicada a emitir resoluciones inútiles, o aprobando leyes sin financiamiento, otra forma de inutilidad?
El Ejecutivo proclama el cumplimiento de todas sus promesas, pero es al revés, ofreció bajar los impuestos y pone en vigencia una ley que succiona 1.900 millones de los ciudadanos; ofreció una reforma laboral, como primer proyecto, y ahora le da largas y le empuja al archivo; ofreció alentar la producción y el crecimiento económico y ahora se impone un incremento salarial para una minoría, sin estudios, sin considerar la inflación, la competitividad o los efectos perjudiciales para todos los demás. ¿Hasta cuándo el Ejecutivo seguirá con impuestos y con endeudamiento para salvar al Gobierno, pero no a los ciudadanos?
La justicia también se ha transformado en estatua de piedra. No persigue a los ladrones, no depura a los jueces corruptos, no castiga a los abogados mañosos, mantiene en la cárcel, de carne de cañón, a presos sin sentencia y no permite que se ejecute la reparación en dinero exigida a los corruptos. La Comisión Anticorrupción no es lo que se ofreció, será más burocracia sin rendimiento. ¿Hasta cuándo la justicia será capaz de cumplir sus propias sentencias? ¿Hasta cuándo “degenerales” en la fuerza pública? ¿Hasta cuándo los políticos abusarán de la paciencia ciudadana?
FUENTE: EL COIMERCIO
18 de diciembre de 2021