Historias de nuestro componente étnico y cultural africano

Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Cronista Oficial y Vitalicio de San Juan de Ambato

Estoy compartiendo datos del registro más antiguo que dispone el Archivo Nacional seccional Tungurahua. Las presentes escrituras no alcanzaron a integrar el corpus de mi libro “El Componente Africano Colonial en Tungurahua” (2012).

Veamos bajo titulares estas escrituras:

Se vende una negra borracha y se cambia otra por dos mulas y un paño de manos. 1610

La primera de estas escrituras está hecha en Quero, un 12 de octubre de 1610; y la segunda en Mocha un 16 de enero de 1613. La primera de estas dice: “ante Gerónimo de Parada, Alcalde ordinario de la Villa del Villar (Riobamba)…pareció presente Joan de Pinos, residente en el asiento de Mocha, dijo que otorgaba y otorgó que vendía a Miguel Villavicencio que está presente, vecino de la dicha villa, una esclava color morena llamada Susana, de edad de 40 años, de Mozambique, la cual la vendió por sujeta a servidumbre, la cual la vendió por ladrona, borracha, cimarrona, costal de güesos, alma en boca por precio y cuantía de 400 patacones que confesó haber recibido realmente…por lo cual queda libre y francamente con la dicha esclava…y si no la pudiera sanear la volverá los dichos 400 patacones con más las costas …Firman: Antonio Fernández, Francisco Meléndez y Joan de Pinos”. Como el comprador no la pudo rehabilitar, se puede leer varios documentos posteriores, datos de pleitos en los cuales consta la devolución de la negra con la dificultad que pone el vendedor para devolver el dinero.

La segunda escritura dice que “Grabiel López, estante en este dicho asiento de Mocha, dijo que vendía y vendió, cedió y traspasó una esclava al Padre Andrés de Molina, una esclava suya color moreno llamada María Costa calabarí (por carabalí?) Nótese que el escribano pone Grabiel. Hace metátesis)…edad de 16 años más o menos, captiva, libre de los varayos reales y de otra hipoteca, por precio y cuantía de 300 patacones, pagados en esta manera: los 180 en reales, más dos mulas de camino y un paño de manos de ruan de Castilla, labrado con seda, más 120 patacones que todo monta los dichos 300 patacones, los cuales recibió de manos del escribano en los dichos géneros de que doy fe, la cual esclava la vendió por habida en buena guerra y no fugitiva ni ladrona, ni enferma de gota coral, ni de corazón, ni bubal, ni otra enfermedad contagiosa, ni otra porque no pueda servir. Firman testigos Francisco Ximenez, Luis Sánchez y Diego de Olalla, y lo firmaron correctamente Grabiel López ante Joan de Castro.”

Si miramos el mapa de África, la negra de Mozambique viene del otro lado de ese continente, del S.E. En tanto que la negra carabalí procede de Nigeria, de la costa centro occidental de África, de donde los negros tenían fama de ser difíciles para su venta, por huidores, traidores y ladrones.

El General Francisco de Larrea Zurbano compra al negro Juan. 1721

Otras escrituras investigadas en la Casa de la Cultura de Chimborazo, en su Archivo Histórico, donde los datos están clasificados cronológicamente, dan noticias como esta: En la villa de Riobamba en 27 de mayo de 1721, ante el escribano público y testigos, el General Don Antonio Bernardo de Quirós, residente en esta dicha villa “otorga que vende… al general don Francisco Xavier de Larrea Zurbano, Theniente de Capitán General, Corregidor y Justicia Mayor de esta dicha villa y a sus herederos y subsesores, un negro esclavo criollo nombrado Juan de edad de 20 años poco más o menos, libre de censo, empeño o hipoteca… con todos sus vicios, tachas, defectos y enfermedades públicas y secretas… sujeto a servidumbre que lo hubo y compró del General don Diego de Zárate y Murga, Corregidor y Justicia Mayor de la ciudad de Quito, como parece de los instrumentos que le tiene entregados; en precio de 600 patacones que confesó el comprador haberlos recibido y tenerlos en su poder ”.

Luego vienen las formalidades de ley para asegurar el justo precio, renunciando leyes especiales que existían para el efecto. “Y firmó siendo testigos el Sargento Ignacio Rodríguez Montáñez, Protector de Naturales de esta Provincia, Juan Esteban Ruiz y Domingo Ruiz de León. Ante el escribano Ilario Ruiz de Guevara.”

El padre de Olmedo fue a comprar negros en Hambato. 1781

He venido comentando que determinadas e influyentes familias ambateñas de finales de los años mil setecientos, como era normal en aquel entonces, tenían para su servidumbre esclavas negras fundamentalmente, aunque no dejan de haber datos sobre los servicios de esclavos hombres. Por ello he comentado que Ambato fue una plaza de reventa de esclavos que eran traídos por la vía: Cartagena-Popayán-Quito-Ambato-Guayaquil. Sobre todo, las escrituras ofrecen datos en los“poderes” notariales que daban ciertos sujetos que no querían involucrarse directamente en este infamante oficio.

En el presente caso está involucrado el ambateño Don Bentura López de la Huerta que aparece firmando como testigo de planta de las notarías y entendido en tantos negocios judiciales. Pues este señor explica al notario que “Don Pedro de la Barrera y Abadía, vecino de la ciudad de Quito le tiene instruido poder y facultad para proceder al contrato de enajenación de dos piezas de negros esclavos sujetos a servidumbre que tiene en esta villa y casa del otorgante (Bentura López) por instrumento fecho en dicha ciudad ante el escribano Tomás Pazmiño”. La escritura dice que este señor Barrera de Quito le da el poder a Huertas o Bentura de la Huerta, como dice el notario, para que venda a los esclavos “suyos propios, madre e hijo a favor de Don Miguel de Olmedo, o en cualquier otra persona que los quiera comprar…” Ya en el momento de la redacción de la escritura es que se refiere “que da en venta real y enajenación perpetua al Capitán de Granaderos de Milicias provinciales de la ciudad de Guayaquil Don Miguel de Olmedo, los esclavos llamados Nicolasa y Norberto, este de unos 20 años y aquella ya vieja según su aspecto, ambos sujetos a servidumbre del poderdante…ambos en precio y cuantía de 350 pesos, los 300 pesos por el negro, y los 50 por la negra vieja, …con la expresada declaración de no haber manifestado hasta aquí las dichas piezas de esclavos, Gota Coral ni mal de corazón…y hallándose presente el dicho Capitán Don Miguel Olmedo aceptó esta venta”, quien firma con Bentura de la Huerta ante los testigos el Capitán Don Pedro Fernández de Cevallos, Don Xavier Franco y Don Ramón de Villacreses.

La escritura antecedente tiene fecha 22 de agosto de 1.781 y subsiguientemente aparece un poder notarial que deja firmando Don Miguel de Olmedo el día siguiente, 23 de agosto a favor de Don Mariano Adriano de Figueroa, residente en Guayaquil, “para que demande y cobre sus intereses”. Por lo general, cuando aparecen estos poderes es para encubrir los negociados que hacen los que aparecen “transparentes” ante la historia. De seguro el apoderado volvió a vender a los negros sin hacer que salten a la vista sus protagonistas. Pues como se hablaba de la posible enfermedad de la Gota Coral o mal del corazón por el quebranto de la separación, en este caso de la madre con el hijo, por lo general se esperaban dos meses para proceder a las reventas en las que hemos encontrado al padre de Olmedo, en negocio que lo hizo aquí en Ambato, cuando su hijo tenía apenas un año de nacido.

“La mulata es como el pan/ se debe comer caliente/ que dejándola enfriar/ ni el diablo le mete el diente”. (Anónimo popular).

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