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El Hombre del Resentimiento

Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Historiador-Cronista Oficial de Ambato

“El que los corderos guarden rencor a las grandes aves rapaces es algo que no puede extrañar; no hay en esto motivo alguno para tomarle a mal a esas aves el que arrebaten corderitos; ni cuando los corderitos dicen sí ‘esas aves de rapiña son malvadas’; pues quien es lo menos posible un ave de rapiña, es más bien su antítesis, un corderito, ¿no debería ser bueno?, nada hay que objetar a este modo de establecer un ideal, excepto que las aves rapaces mirarán hacia abajo con un poco de sorna y tal vez dirán: ‘Nosotras no estamos enojadas en absoluto con esos buenos corderitos, incluso los amamos, pues no hay nada más sabroso que un buen cordero’…”

Cuando los “comentaristas deportivos” nos narran las contiendas semanales y nos enervan con la pasión que imprimen en sus prácticas de rencor porque han tomado simpatía y simple favoritismo por el equipo de las Aves de Rapiña enfrentándose al equipo de los Corderos de la Paciencia, toca asumir dos alternativas: o apagar la radio o la t.v. para dejar que sus voces se las trague el silencio; o tenerles pena de su experticia partidaria, que fuera de la cancha, resulta ser falacia de segunda. Que con ellos se distraigan sus fanáticos es cosa que solo importa a ellos solos, porque para eso les pagan, sea por lástima o por la inercia de mantener el “ruido” que necesitan las voces de los que se creen profetas de todo medio de comunicación.

Releer en estos tiempos del Ecuador de los escándalos a F. Nietzsche, resulta esclarecedor. En la Genealogía de la Moral, a la que corresponde el primer párrafo, las aves rapaces nos andan predicando su moral, a la que tienen pleno derecho, porque quienes nacieron con garras y con el hábito de tragarse hasta lo podrido, todo en procura de su insaciable hartazgo, les es connatural. Imposible pedirles que dejen su ser. ¿En qué día de la creación del hombre, se dijo háganse las fieras y se ordenó: ‘mataos los unos a los otros’?

¿A cuántos lobos disfrazados de ovejas seguimos conociendo en nuestra arca de Noé? Siempre ha sido metáfora bíblica el decir y el poner en el imaginario que fue un luchador por las injusticias quien terminó de Cordero de Dios. La esencia de los auténticos corderos está en su fragilidad, en su condición de gregarios que siempre han dependido de un pastor, que siempre lo hemos confundido con un caudillo, que no es sino un astuto intermediario. Dice Nietzsche que “los humildes, los pacientes y los justos” deben ser tenidos como corderos. Pero el caso es que en las patrias o en las praderas donde hay suficiente pasto, unos son los dueños de los rebaños, para lo cual tienen infinidad de arreadores de manadas, cantidades de perros amaestrados, de campanilleros, silbadores, tantos de los que por no tener otro oficio, han buscado empleo para servir y adular a sus amos.
Quería decir algo más sobre el hombre del resentimiento, que es una de las teorías de Nietzche. Solo me queda espacio para argumentar que entre estos “arreadores” y bozalones que odian a los borregos, encontramos justamente a tantos resentidos que no pudiendo haber sido beneficiarios de privilegios, se los ve al descubierto con la baba y el veneno empapando la pobreza de su espíritu.

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